Ferias comerciales

Las elecciones en el marco y las tensiones económicas aplazan la nueva Cata del Vino Montilla-Moriles

análisis

El consejo regulador está ahora mismo en proceso electoral que acabará en noviembre con nuevos miembros y rectores

Las subvenciones de la Junta en solfa, las aportaciones extraordinarias de los miembros del marco y una reorganización interna, los otros factores

Montilla-Moriles trabaja en un nuevo evento más profesional para noviembre que sustituya a la Cata

Asistentes a la última edición de la Cata del Vino Montilla-Moriles en Córdoba 2023 Valerio Merino

El marco Montilla-Moriles ha decidido postergar a 2025 cualquier tipo de nuevo evento que viniera a sustituir a la Cata del Vino suspendida la primavera pasada. Y lo ha hecho empujado por dos aspectos: las elecciones al consejo regulador que están en ... marcha y que conocerán a sus nuevos integrantes y presidente el próximo mes de noviembre, y la situación económica del mismo. Después de que el viernes 27 de septiembre tuvieran que aprobarse aportaciones extraordinarias de los viticultores y bodegueros para contener la tensión de tesorería existente, según varias fuentes consultadas por ABC, la decisión ha sido clara.

Cuando ya había una idea muy sólida sobre la mesa para presentársela a las instituciones, este contexto ha provocado el freno a la misma y su aplazamiento a la primavera de 2025 en el mejor de los casos. El marco ya no podrá contar con los ingresos de la subvención que la Consejería de Agricultura otorgaba a la Cata para 2022. Ayudas reparadas y que los rectores de la Denominación de Origen Protegida (DOP) no han podido revertir.

Sin embargo, aún existe optimismo da cara a recobrar la de 2023, que está está sujeta a fiscalización y control por parte de los técnicos de Agricultura y que ha recibido alegaciones técnicas del marco vitivinicola. Se espera así que en diciembre, con un nuevo equipo rector de trabajo y un nuevo consejo y, probablemente, algo más despejado el horizonte económico puedan retomarse los trabajos preparatorios de una Cata que se cayó del cartel festivo de Córdoba por sorpresa y abriendo una espita en la que surgieron otros problemas añadidos, como el malestar de algunas bodegas por no haber cobrado el dinero de otras ediciones.

Aportaciones

En paralelo, las nuevas cuotas extraordinarias han generado malestar también en algunos viticultores, si bien, las fuentes consultadas por ABC recuerdan que fue en la época del coronavirus donde, precisamente, se adoptaron una serie de medidas para flexibilizar el cobro de las aportaciones al marco. El precio de la uva es otro factor que añade presión a los viticultores y sus relaciones con las bodegas, digamos que otra batalla dentro de la batalla general.

Las cuotas aprobadas a finales de septiembre se determinaron de manera coyuntural según las ventas siendo el reparto de un 25% del importe ordinario para los viticultores, otro 25% de más para los elaboradores y el 50% para los comercializadores.

No obstante lo anterior, el objetivo que flota en el ambiente ahora mismo del marco es la necesidad de reflotar la situación porqeu «es un problema de todos» y empezar a «mejorar la imagen externa y a trabajar pra devolver ese evento a Córdoba», señala una de las fuentes consultadas por ABC que no quiere ofrecer su identidad.

La fallida Cata del Vino Montilla-Moriles parecía haber encontrado este verano pasado una nueva fórmula para reaparecer este otoño en Córdoba. Había un primer acuerdo entre la comisión de bodegas y cooperativas creada en el marco para relanzar esta celebración. Incluso se le iba a trasladar a las instituciones con las que durante más de cuarenta años han venido trabajando para organizar un evento popular, tras la suspensión en la primavera pasada.

Mirando a Jerez

El perfil de la cita era un evento que iba a celebrarse en noviembre (siempre antes de la campaña navideña) y con un perfil más profesional aunque sin renunciar a la inscripción de público pero no en la vertiente masiva de la cita tradicional primaveral. La mirada estaba muy puesta en el modelo de de la Feria Vinoble de Jerez de la Frontera.

Bajo estudio estaba la externalización de la organización, después de que éste fuera también un factor clave en los reparos de la Junta de Andalucía a la subvención de la Cata. Y es que este tipo de financiación pública a con consejo regulador debe usarse para promocionar vinos con sello y denominación, no marcas particulares.

El foco se ponía sobre proveedores, hostelería, restauración pero también un público que quisiera conocer los vinos protegidos de Montilla-Moriles. Se les iba a dar alicientes de participación como asistir a jornadas formativas y catas dirigidas (no consumo puro y duro). Los bodegueros quieren crear potenciales clientes y no usuarios ocasionales. «No se trata de beber, sino de catar vino», llegó a decir hace unos meses un alto ejecutivo de una bodega señera de la comarca.

Todo ello en un recinto que ya no necesitaría tanta dimensión como el parking de la Diputación o la plaza de toros de Los Califas. Y con otros atractivos de promoción de cada bodega: desde conciertos hasta la presencia de caras conocidas. De momento, habrá que esperar a que el horizonte y las dudas se despejen.

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