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El dantesco paisaje que deja la sequía en Córdoba

Los pantanos de la provincia están al 19% y ABC hace una ruta por los iconos de este drama: Sierra Boyera, ya seco, Iznájar, Puente Nuevo y la Breña

Video | Así es la agonizante imagen que presenta el embalse de Sierra Boyera, a punto de secarse del todo

Salud declara no apta al consumo el agua del trasvase de La Colada a Sierra Boyera por incumplir la norma de calidad

Paisaje desértico con rama brotando del lodo en el embalse de Sierra Boyera en Belmez álvaro Carmona
Javier Gómez

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Hacemos la prueba en una vivienda de la calle Río en Belmez. También en un céntrico bar en Espiel. Como nos cuenta también un vecino de Pozoblanco. El resultado es idéntico. El agua tiene un color amarillento que echa para atrás, casi amarronado. Sin embargo, no se puede explicar con palabras la percepción del olor. Echa para atrás. El líquido que sale de los grifos en varias comarcas de la provincia ya no permite el consumo humano para beber o cocinar.

Es la primera consecuencia drástica para los ciudadanos por la gravísima sequía que afronta todo el país y que afecta a Andalucía y Córdoba en particular. Los agricultores y ganaderos ya no saben qué hacer para conseguir más agua para cultivos y animales. El drama ha empezado. Es sólo la punta del iceberg que deja sin argumentos a los negacionistas del cambio climático.

Esa percepción in situ de la falta de agua potable es el espejo que refleja en cada casa de la provincia, especialmente en el norte (Guadiato y Los Pedroches), la dramática situación en la que están los embalses cordobeses. En ABC Córdoba lo hemos testado a pie de pantano durante esta semana. Hay cuatro puntos que son icónicos y muy representativos de la situación actual.

Empezamos por el embalse de Sierra Boyera, fuente de líquido elemento para 75.000 habitantes. Se define muy fácil. En una palabra. Seco. Se ha quedado sin agua por primera vez desde su construcción. El otro punto es Iznájar. La 'Balsa de Andalucía', el pantano más grande de la región, languidece, con puentes por los que no pasa agua y por los que antes se navegaba. Como el embalse de Puente Nuevo, al que muchos acuden ahora como solución para el norte, pero que está bajo mínimos. Sólo la Breña II intenta mantenerse en pie para abastecer varios meses a la capital, pero sus entrañas desvelan que su situación también es crítica.

Ahora

Imagen después - Sierra Boyera en agosto y actualmente

Antes (Sierra Boyera)

Imagen antes - Sierra Boyera en agosto y actualmente
Sierra Boyera en agosto y actualmente VAlerio merino/Álvaro Carmona

Por partes. La primera parada es Sierra Boyera. El panorama que uno se encuentra es dantesco. Lo que antes era un mar de agua de 10 kilómetros que unía Belmez y Peñarroya ahora es un secarral. Sólo quedan unos centenares de metros de una lámina que aparenta ser agua pero es lodo y pinta de ciénega. Que se lo digan a los peces. Hay centenares de ellos muertos en las orillas de los restos de líquido que queda y sobre todo amontonados en la presa. Es la constatación de que la vida es imposible en ese espacio. El primer aviso ha sido con el agua no apta para el consumo que sale del grifo en el Guadiato y Los Pedroches. Es consecuencia de dos situaciones: el pantano belmezano está seco y el agua trasvasada desde La Colada está cargada de carbono. El pantano se ha secado por primera vez en la historia desde su construcción. Está al 0%. Eso nos permite ver a distancia el Oppidium, un poblado ibero en estudio.

Sierra Boyera no es una presa especialmente grande en comparación con otras de la provincia, pero sí es fundamental para el norte. En agosto, cuando se ya hablaba del trasvase de La Colada antes de secarse, todavía tenía agua en la torre que da medida de la profundidad del agua embalsada en la presa. Sólo ocho meses, después como se observa in situ (y puede verse en las fotos), ya no hay agua. Es fruto de que ya se han consumido los 9 hectómetros cúbicos que quedaban hace un año. El líquido que se trasvase desde El Viso no sirve a los vecinos para beber o cocinar, pero al menos les permite tener agua en el grifo para asearse, baños, limpieza y riegos de plantas particulares.

Ahora

Imagen después - Dos personas en kayak en el pantano de Iznájar donde ahora no hay agua

Antes (Iznájar)

Imagen antes - Dos personas en kayak en el pantano de Iznájar donde ahora no hay agua
Dos personas en kayak en el pantano de Iznájar donde ahora no hay agua Ayuntamiento iznájar/felipe osuna

Pero, para quitarse la venda definitivamente nos vamos al otro extremo de la provincia. Nuestro corresponsal en Cabra, Felipe Osuna, aparece al pie del embalse de Iznájar. Su capacidad de almacenamiento lo convierten en el más grande de Andalucía. Desde luego, si buena parte de la región tiene que aguantar mucho tiempo más de sequía con lo que allí queda, el futuro es muy negro a medio plazo. El 'mar interior de Andalucía', el pantano de Iznájar, está a sólo el 19 por ciento de su capacidad. Con apenas 179 hectómetros cúbicos. Hace un año todavía estaba al 31 por ciento. Y hace diez, al 66.

Las fotografías que ilustran este texto son muy elocuentes. Hacen bueno aquello de una imagen vale más que mil palabras. El embalse se está vaciando. De hecho, uno de sus tres puentes emblemáticos ya está sin agua por su cauce. Se ve el pueblo arriba y al fondo. En la misma perpectiva, hace sólo cinco años, el ayuntamiento de Iznájar nos enseña como dos personas navegan en un kayak por el mismo puente ahora seco. Tremendo. Da miedo el paisaje que está dejando la sequía de norte, especialmente, a sur de la provincia de Córdoba.

Otro detalle pavoroso es descubrir otros vestigios que ha dejado la sequía en la 'Balsa de Andalucía', en la Subbética. Antiguamente, el núcleo urbano del pueblo de Iznájar estaba, precisamente, en los suelos que ahora ocupan las escasas aguas del pantano. La construcción de la presa, precisamente, llevó a su nueva ubicación en lo alto de los picos montañosos de la zona. Curiosamente, ahora están aflorando los restos de los edificios, casas y viviendas del antiguo pueblo que había enterrados (literalmente) bajo las aguas del embalse. Ahora ya son visibles. Terrible. Da escalofríos verlo en persona o por imágenes. Es el reflejo del drama del agua.

Ahora

Imagen después - Puente Nuevo con la presa llena y ahora la tierra y las barcas sin agua

Antes (Puente Nuevo)

Imagen antes - Puente Nuevo con la presa llena y ahora la tierra y las barcas sin agua
Puente Nuevo con la presa llena y ahora la tierra y las barcas sin agua Valerio Merino/Álvaro carmona

El PSOE pretende ahora solucionar el drama de la sequía en el norte con un trasvase de agua del embalse de Puente Nuevo hacia Sierra Boyera del que rechazó su carácter de urgencia hace sólo un año. Lo curioso es que quizás nadie que proponga esta idea haya pisado hace poco el pantano. Apenas tiene un 12 por ciento de su capacidad actualmente, a pesar de que la central térmica que tiene a su orilla está inactiva desde 2020.

Allí, la entrada es un golpe de realidad tremendo. No les exagero si afirmo que hay como medio kilómetro de distancia entre lo que antes era un embarcadero para pequeñas barcas y la primera gota de agua que ahora tiene el embalse en el triángulo entre Villaharta, Villaviciosa de Córdoba y Espiel. Es espeluznante observar decenas de pequeños 'yates' varados en la seca tierra del pantano que antes flotaban en medio del agua ahora desaparecida. Lógicamente, en este momento es imposible dar un paso en cualquier embarcación deportiva o recreativa.

En Puente Nuevo sólo quedan 35 hectómetros cúbicos embalsados de los 281 disponibles. Ha gastado nueve en el último año (estaba al 16% entonces). El resto que queda en Puente Nuevo es aproximadamente la capacidad total que tiene Sierra Boyera (39) si estuviera al 100 por ciento. Otras imágenes, a la derecha de este texto, reflejan la situación. Abajo, dos jóvenes miran un embalse repleto hace cuatro años con la térmica de fondo. Precisamente, la foto superior inmortaliza la estampa contraria, desde la central hasta la presa, que se ve claramente casi a ras de suelo con centenares de metros de tierra seca por delante.

Ahora

Imagen después - La Breña, a rebosar y ahora se ve hasta la Breña I

Antes (Breña II)

Imagen antes - La Breña, a rebosar y ahora se ve hasta la Breña I
La Breña, a rebosar y ahora se ve hasta la Breña I ayuntamiento almodóvar/Rafael Carmona

Otro icono de la situación, pero por su capacidad de resistencia está siendo la Breña II. La presa de Almodóvar del Río, con todo, también tiene datos alarmantes. El principal es que el nuevo dique, mucho más grande que el anterior, prácticamente no sirve para nada actualmente. El motivo es que ya es claramente visible la presa de la antigua Breña I, que quedó sepultada bajo el agua con la construcción de la nueva.

El caudal ya está por debajo de la pared de contención histórica, visible desde cualquier punto ahora mismo. Ejemplo de otro drama. El embalse cuco, que llegó a desembalsar agua por los rebosaderos en 2013 (ver imagen del consistorio de Almodóvar arriba), está ahora al 13% de su capacidad, con 107 hectómetros cúbicos. Hace un año estaba al 17 por ciento.

Los datos

Las cifras son dramáticas a nivel general. El agua embalsada en los pantanos de Córdoba ahora mismo es de sólo 631 hectómetros cúbicos, es decir, a punto de romper la barrera de bajar del 19 por ciento. La capacidad total de la provincia es de 3.318 hectómetros cúbicos. Un ejemplo gráfico es que si usted tiene una garrafa de cinco litros ya sólo le queda menos de un litro por consumir.

La comparativa es odiosa con el pasado. En el año 2022, cuando los signos de la sequía ya eran evidentes, la provincia tenía tal día como hoy 868 hectómetros cúbicos de agua en los embalses, un 26 por ciento. El panorama se percibe mejor con el dato de hace diez años: había 2.063 hectómetros cúbicos y más del 62 por ciento de la capacidad.

Tras un invierno sin lluvias en la provincia (la última significativa fue en el puente de diciembre a final de otoño), Córdoba ya es la tercera provincia de España que menor reserva de agua tiene en sus pantanos. Sólo Almería (12 por ciento) y Barcelona (14 por ciento) están peor.

Una situación que, sin cortes drásticos aún, ha provocado ya que 24 municipios y 19 aldeas del Guadiato y Los Pedroches se hayan quedado sin agua potable. Los camiones cisterna son la única salvación, mientras las luchas intestinas políticas no han solucionado este drama que se venía venir.

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