Lo dicen los que se ocupan de ellos: son organismos vivos y están en constante evolución. No siempre, porque hay plantas que no admiten otro lugar que el que tienen, y porque la identidad permanente siempre es algo serio, pero en muchos recintos hay mejoras constantes.
Lo dice en este vídeo Miguel Ángel Roldán, cuando hace suyas las palabras de Teo Rueda, el cuidador del emblemático recinto de San Basilio, 44, en que dice que si todos los años los patios fueran iguales el jurado siempre premiaría a los mismos. Y tienen que cambiar.
No es algo personal, sino que también los visitantes se dan cuenta. Y por eso habla de cómo la buganvilla va cogiendo sitio, de que algunos rincones empiezan a cambiar y hasta de que se echa de menos la yedra que estuvo en uno de los rincones, y de la que quedan testimonios gráficos.
Ciclo vital
Lo mismo han dicho muchos propietarios: los patios tienen su identidad, y a partir de ahí llegan las modificaciones. Muchas vienen dadas por la pérdida de plantas, por ser estacionales y por su propio ciclo vital, y a partir de ahí llegan ciertas novedades, cuando pueda ser.
Lo cuenta también Óscar Rubio, que se ocupa del de Guzmanas, 7, y que está en plena evolución, desde el escudo de la ciudad en chino cordobés hasta la escalera con gitanillas rojas en esta ocasión por primera vez. Nunca se entra al mismo patio dos veces.
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