Economía
Bares y tiendas de Córdoba, ante el reto energético: «Cerrar la puerta va en contra del negocio»
decreto de eficiencia energética
Los propietarios de tiendas y restaurantes se quejan del decreto de eficiencia energética del Gobierno
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Córdoba
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Iniciar sesiónEl decreto de eficiencia del Gobierno ha pillado por sorpresa a todos los afectados, desde empresarios hasta las propias instituciones que tienen que aplicarlo. Los sucesivos cambios y disposiciones, además de una redacción confusa, han contribuido a aumentar la incertidumbre respecto a ... una norma para la que los sectores económicos van a tener apenas una semana para adaptarse. Muchos no saben ni siquiera qué tienen que hacer ni cómo hacerlo. ABC ha sondeado a varios empresarios de dos de los principales sectores económicos que tendrán que lidiar con la norma, los hosteleros y los comerciantes.
Más allá de que la temperatura tenga que estar a 25 o 27 grados, según el establecimiento, una de las cuestiones que más preocupa a los empresarios del comercio es la obligatoriedad de mantener las puertas cerradas. En las grandes superficies es un obstáculo salvable gracias a sus grandes escaparates y la dotación de puertas correderas -que ya existen por lo general- amplias. En las tiendas pequeñas es otro cantar.
Comerciantes
Pedro Lacort, uno de los propietarios de la pequeña tienda de ropa urbana Hippie Crew -pujante marca de moda cordobesa- en el Centro de la ciudad, mantiene habitualmente la puerta cerrada, a pesar de que reconoce que «eso va en contra de la naturaleza de un comercio», puesto que «la gente tiene pudor a entrar en una tienda pequeña donde ven un solo dependiente, por eso es contraproducente obligar a cerrar las puertas». En resumen, «veo más grave esto de las puertas que el tema del aire acondicionado», que antes del decreto mantiene en 25 grados, «no muy fuerte».
«La gente tiene pudor a entrar en una tienda pequeña donde solo ven un dependiente»
Pedro Lacort
Hippie Crew
Fernando Romero, dueño de dos tiendas de la marca Desser también en el centro comercial, mantiene la temperatura a base de ventiladores cuando no hay clientela, pero si hay compradores enciende las máquinas. «En momentos puntuales lo pondré a 27 grados, ya que si no hay gente no tengo puesto el aire acondicionado. Y ahora en agosto hay poco movimiento», asegura. Así que afirma que «intentaré cumplir con las normas del decreto», más que nada porque «lo que más me preocupa es el precio de la luz». Sólo tendrá que realizar una pequeña adaptación de la puerta de entrada para poner un sistema de cierre automático, que «no vale tanto». En general, Romero cuestiona las normas del decreto porque «¿quién va a saber mejor que un comerciante lo que hay que hacer para ahorrar en la electricidad, si eso te está doliendo en el bolsillo?».
«Lo que más me preocupa es el precio de la luz»
Fernando Romero
Desser
Paqui, dependienta de la tienda de ropa La Ormiga, también es muy crítica con el decreto del Gobierno de Pedro Sánchez, ya que cree que «hay mejores maneras de ahorrar en los consumos, por lo que a mí no me parece bien esta norma». Por ejemplo, sus escaparates son de luces led, de modo que el gasto en luz por este concepto es muy pequeño. En cualquier caso, asegura que adaptarán el negocio tal como establezcan las nuevas reglas.
Más fácil, o al menos con más tiempo para adaptarse, lo tienen en Dímelo Hilando, otra pequeña tienda de ropa de la calle Cruz Conde. ¿El motivo? Cierran por vacaciones a partir del lunes y el decreto entra en vigor el martes, según detalla su propietaria Amalia. Allí el aire acondicionado no funciona bien y pese a que lo tiene puesto a 16 grados apenas se nota. Ese es otro de los problemas de los comercios pequeños: no hay modo de saber si la temperatura que marca la máquina es la real. «Aquí estamos ahora a más de 27 grados», pone como ejemplo. Con respecto a las puertas, «sólo las cierro cuando no hay movimiento», una queja recurrente de los comerciantes que prefieren dejar claro que sus tiendas están abiertas.
Hostelería
Los bares y restaurantes pueden adaptarse con más facilidad a la norma ya que por lo general disponen de sistemas modernos de acondicionamiento y puertas correderas o cierres automáticos. Es lógico en unos locales donde los clientes suelen pasar mucho más tiempo que en una tienda. Pero eso no quita que no existan las críticas, que el sector ya ha mostrado en varias ocasiones esta misma semana a través de sus diferentes patronales. Creen que las medidas suponen un nuevo varapalo para un sector que ya lo está pasando bastante mal por el alza de los precios.
Así habla Manuel Pérez, propietario de dos locales de restauración en pleno Centro de Córdoba, Viva Urban Food y la Bodeguilla: «Nosotros ya aplicamos el decreto. Pero hay que tener en cuenta que a menos de 27 grados no llegan los aires acondicionados en Córdoba, y 27 ya es un poco alto para la ciudad». En su caso, dispone de dos máquinas de aire acondicionado colocadas a 28 y 25 grados, «para que una de ellas pueda descansar»; también tiene un cierre de puertas correderas en un local y otro manual en el segundo, donde pide constantemente que se cierren las puertas. Pérez define toda la polémica en torno al decreto con un vocabulario típicamente cordobés. «En vez de tocar otras cosas se lían con los pegoletes estos», declara en una calurosa mañana de agosto.
«En vez de tocar otras cosas se lían con los pegoletes estos»
Manuel Pérez
Viva Urban Food y La Bodeguilla
En el restaurante El Envero, Fernando Villena también critica las disposiciones de ahorro energético, que su propietario no ve por ningún sitio. Considera que toda la polémica carece de sentido. «Se está hablando muchísimo, pero es absurdo. Se habla de grados y situaciones y lo que se busca es que sea algo temporal», asegura. Su mayor duda es cómo conseguir una temperatura estable cuando en su local están continuamente entrando y saliendo clientes. «¿Cómo lo hago», se pregunta, por no hablar de la «controversia con el plan de riesgos laborales». En cualquier caso, aplicarán las normas pero «con el disgusto de tener que aplicarlas».
«En Córdoba las máquinas tardan más tiempo en enfriar»
Francisco Mulero
Mercado Victoria
En el Mercado Victoria también están ya adaptados sin problemas. Su gerente, Francisco Mulero, sostiene que antes del decreto la temperatura habitual ronda los 26 grados. El problema está en que en Córdoba «las máquinas cogen el aire caliente de la calle pero tardan mucho más en enfriar» debido a la temperatura más elevada. Tampoco supone un inconveniente el gasto en la luz exterior, ya que «tenemos luces led» como en muchos otros comercios, y «apagarlas dos horas antes no supone nada». Donde se debería ahorrar, sostiene Mulero, es en el gasto energético de los edificios de las administraciones públicas.
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