Cinco trucos infalibles para que no nos engañen al comprar pescado fresco
Hay una serie de factores que muestran el estado en el que se encuentra el pescado y que podrían alertarnos de que no es tan fresco como nos dicen
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El pescado fresco es más caro por su calidad
El pescado fresco es uno de los manjares preferidos de muchos. A la hora de comprar la carne de estas criaturas marinas, no obstante, debemos ser precavidos si no queremos que nos tomen el pelo y paguemos una cantidad importante de dinero por ... algo que no es fresco y que viene de no se sabe dónde.
Hay diversos factores que inciden en la calidad del pescado, desde su frescura hasta la forma en que se haya capturado y el deterioro que esta haya provocado en la carne del animal, así como a las condiciones de seguridad del mismo, es decir, que no presente parásitos, microorganismos ni compuestos químicos, tal y como señala la FAO.
Para que no nos equivoquemos cuando vayamos a comprar pescado para cocinarlo en nuestro hogar o negocio, existen varios trucos que pueden ayudarnos a diferenciar el pescado fresco del más rancio, congelado o de menor calidad.
Ir a una pescadería de confianza
El primer paso es anteponer las pescaderías fiables, que traigan el producto directamente desde el mar, y que conozcamos de primera mano, en lugar de ir a supermercados o hipermercados cuyos procedimientos desconocemos. También es importante mirar, siempre que esté visible, el etiquetado en el que se indica el origen, la forma y el día de captura.
Míralo cara a cara
Que es el primero. Los ojos del pescado son una señal clara de cómo murió. Para que todo esté en orden, estos deben ser negros, transparentes y brillantes, no grisáceos, planos o turbios. Esto último delataría el largo padecimiento y espera que el pez ha pasado después de haber sido cazado.
Una piel tersa y lozana
Otro indicador de la frescura y calidad de un pescado es el estado de su piel. Lo normal es que esta se muestre lisa y brillante, además de rígida y tersa. Al tratarse de un animal mucoso, cuando entra en juego el sentido del tacto deberíamos notar cómo su piel es resbaladiza, no seca y arrugada. La humedad también nos muestra cuánto lleva el pescado fuera del agua. Que conserve unos colores vivos y refulgentes es una buena señal.
Flacidez o dureza, esa es la cuestión
La estructura y forma de la criatura es otro rasgo que tener en cuenta. Si se ve tieso al pescado es que conserva el rigor mortis y hace poco que fue capturado. Conforme vayan pasando las horas, la firmeza irá dando paso a una flacidez y esponjosidad nada deseables. Lo mejor es que al levantarlo no se doble con facilidad, que la barriga esté entera, reluciente y poco hinchada, puesto que las tripas se descomponen en primer lugar.
Pautas para las pescaderías
En las pescaderías deben seguirse ciertos pasos para que la venta del producto sea lo más satisfactoria y sincera posible. De este modo, se aconseja que el pescado esté envuelto en hielo, o se presente sobre una base fría, y que no estén unos amontonados sobre otros en grandes cantidades. Además, se recomienda que la superficie sobre la que se coloquen esté inclinada para que puedan caer los líquidos.
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