Recortes de la junta
Más de 1.600 niños se quedan sin comedor escolar en Andalucía por falta de plazas
La crisis dispara la demanda de este servicio y deja fuera a niños cuyos progenitores trabajan
antonio R. vega
La vuelta al cole es una fuente de ilusiones o llantos, dependiendo de los protagonistas, pero para las familias en las que los dos progenitores trabajan fuera del hogar la rutina de las clases puede convertirse también en un permanente dolor de ... cabeza. Que se lo digan a Antonio y Carmen , un comercial y una enfermera que viven y trabajan en Sevilla capital, una feliz coincidencia hasta cierto punto en una comunidad azotada como pocas por la epidemia del paro, pero con la mala fortuna de que sus hijos de 7 y 9 años que se han quedado sin plaza de comedor en el colegio público donde están matriculados.
Un rejonazo a ese mantra de la conciliación de la vida familiar y laboral que suena a música celestial en los discursos de los políticos en campaña. «¿Así cómo vamos a conciliar? Es imposible», se encoge de hombros la madre. Han dicho a la directora del centro que están dispuestos a pagar los 4,50 euros que vale el menú diario ofrecido por la empresa de catering , pero ni por ésas. «Hay más niños que plazas en el comedor y eso que llevamos años pidiéndole que las amplíen. La directora me dice que a lo mejor se caen algunos alumnos si no les dan las ayudas. Pero qué hago yo con los niños. Con mis horarios y los de mi marido…», se lamenta con una mezcla de impotencia e indignación.
Antonio y Carmen no son los únicos que sufren esta situación sobrevenida por la insuficiente oferta de comidas en los colegios. En Andalucía había 1.631 solicitudes por asignar de las 182.349 disponibles según los datos oficiales que maneja la Consejería de Educación hasta el pasado 14 de septiembre, nada más iniciarse el curso. De ellos, los centros de la provincia de Sevilla , que tienen 38.378 plazas, acumulan alrededor de 400 alumnos en lista de espera cuyos dos padres están trabajando. La Junta de Andalucía garantiza que todos los niños que se encuentran en situación de exclusión extrema o en riesgo de exclusión social tienen asegurada la manutención. Éstos tienen preferencia en los criterios de admisión frente a los alumnos cuyos padres trabajan, siempre y cuando lo justifiquen presentando un certificado de empresa.
Padres advierten de que no pueden conciliar familia y trabajo
En la época de vacas gordas , la oferta no constituía un problema. Pero el incesante empobrecimiento de las familias acosadas por la crisis ha cambiado las tornas. Es más difícil conseguir plaza en las barriadas donde se concentra la población más vulnerable. Las becas de comedor que ofrece la Junta de Andalucía, que subvenciona desde el 25% hasta el cien por cien del servicio a las familias más pobres, constituyen en los casos más extremos el único salvoconducto para burlar el hambre. El pasado curso el 57% de las familias (104.000) contaron con la gratuidad total en los 1.886 centros que ofertan este servicio, 25 más en este curso.
Los padres excluidos son conscientes de que tienen que convivir con esta situación. No la discuten. Lo que demandan a la Administración es que aumente los cupos para que la puesta en marcha del plan de refuerzo alimentario que garantizaba tres comidas al día a los niños más pobres, el denominado programa Siga que empezó a funcionar en 2013, no desvirtúe la filosofía que inspiró la creación del servicio de comedores escolares. El decreto de Apoyo a las Familias Andaluzas aprobado en 2002 que regula ésta y otras medidas como las aulas matinales o las actividades extraescolares fijaba con nitidez su objetivo: «Facilitar la vida familiar y la integración de las mujeres y hombres en la vida laboral en condiciones de igualdad».
Plan Siga
El aumento de los cupos en los centros es una demanda recurrente en las reuniones de la comunidad educativa con los responsables de la Administración. Francisco Mora , presidente de la Confederación Andaluza de Asociaciones de Padres por la Educación Pública ( Codapa ), que aglutina a más de 2.000 colectivos de padres, da fe de ello. «El comedor nació para conciliar la vida familiar y laboral pero por desgracia los niños con padres trabajando se están quedando fuera del comedor porque esa plaza la han ocupado otros alumnos a través del plan Siga debido a que tenemos un problema económico grave», señala. «Entendemos que esos niños estén por delante pero lo que pedimos a la Consejería es que donde se pueda ampliar, que se amplíe el número de plazas para que todos tengan cabida y que se doblen turnos de comedor , como ya se hace en algunos centros, porque la realidad es hay más solicitudes que plazas», propone.
Serunión, una de las empresas que suministran los menús en colegios de la comunidad, también percibe que ha cambiado el perfil de los comensales. «Evidentemente, con la crisis los colegios han servido para paliar la necesidad en algunas barriadas», advierte Jorge Navarro , director general de la empresa en Andalucía Occidental.
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