La cárcel de los ERE

A excepción del también directivo de Vitalia, Antonio Albarracín, que fue enviado a la cárcel de Morón, el resto están pues en la misma prisión. Y, por tanto es probable que coincidan. «Es muy difícil evitar que se comuniquen entre ellos», asegura uno de los letrados de los encarcelados. De hecho, lo más lógico es que coincidan en el patio de la cárcel o en alguna otra de las zonas comunes.

Y es que aunque los últimos en ingresar Pascual, Leal y Sierra estaban hoy todavía en el módulo de ingresos mientras que Guerrero o Lanzas ya están en el centro penitenciario, lo lógico es que pronto pasen a la dependencias de la cárcel. Y que se vean. Así las cosas va a ser difícil impedir que alguno de ellos «pueda influir sobre el resto de los imputados» como había alertado el fiscal anticorrupción.

En el auto que envió a la cárcel la juez pidió que se tomasen las medidas oportunas «para evitar la comunicación con Francisco Javier Guerrero y Juan Lanzas». Pero lo lógico es que se vean. Y puede que, si lo logran, hablen del asunto de los ERE fraudulentos que les ha hecho coincidir lejos de los despachos con moquetas en los que tramaron presuntamente la red de corrupción. Puede que no compartan celda pero ahora todos ellos han dado con sus huesos en la misma cárcel y por el mismo caso. ¿Quién dice que no hablarán de lo suyo?