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Ciudadanos emula las consultas de Macron para activar su plan de resistencia

Los liberales marcan en rojo las municipales del 2023 para sobrevivir a su momento crítico

La líder de Cs, Inés Arrimadas, con su candidato en Andalucía, Juan Marín Europa Press
Juan Casillas Bayo

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El largo proceso de autorreflexión de Ciudadanos (Cs) toca a su fin. El partido de Inés Arrimadas comienza a aterrizar un «plan de resistencia» que supondrá el salto de la teoría a la práctica. Del qué nos ha pasado al qué haremos para (intentar) remediarlo. Esa es la actitud con la que afrontan los liberales la difícil tarea de recomponer un espacio político que nunca ha sido prolijo en España, pero que ellos consideran fundamental. Por fin, esta vez con un calendario definido, Cs desarrollará acciones concretas.

Las elecciones catalanas del 14 de febrero del 2021, admiten fuentes de Cs, supusieron un 'shock' que les hizo darse de bruces con la cruda realidad: el 10-N no fue un accidente aislado; existía –y existe– una «desconexión» con el votante. Por eso, Cs impulsó la convención nacional celebrada el pasado verano, de la que se recogieron propuestas de la militancia para empezar a trabajar en un plan que ya está preparado y que ahora, con el regreso de Arrimadas tras su baja de maternidad, «enchufadísima», ha comenzado a implementarse en toda su extensión.

En la hoja de ruta de Cs, de aquí a final de legislatura, hay tres fechas claves: las próximas elecciones andaluzas , donde como mínimo quieren obtener representación en el Parlamento para «la supervivencia del espacio»; las municipales del 2023, marcadas en rojo por la dirección de los liberales; y las generales , a las que aspiran a llegar con lo peor de la tormenta atrás.

Implicación del partido

En la búsqueda de soluciones, esta vez, Arrimadas no se encerrará en un sanedrín reducido con sus personas de confianza, sino que implicará a todo el partido. Prueba de ello es el cónclave que se celebró a finales de abril en un restaurante de las inmediaciones de Madrid. No fue una mera reunión del Comité Permanente , sino una cumbre en toda regla, que se prolongó casi ocho horas, y en la que participaron el Comité Ejecutivo , los tres coordinadores autonómicos que no son de la dirección –Extremadura, La Rioja y Región de Murcia–, el exvicepresidente de Castilla y León Francisco Igea y el eurodiputado Adrián Vázquez . Luis Garicano , antiguo gurú económico de Albert Rivera , se perdió la cita porque acababa de regresar de Kiev, pero su equipo estaba al tanto de todas las conversaciones.

Quien sí participó fue el líder de la fundación de los liberales alemanes para el sur de Europa ( FNF ), David Hennenberg . Su intervención, muy aplaudida, evidenció cómo el FDP alemán desapareció del Bundestag, se rehizo y ahora está gobernando en coalición con socialdemócratas y verdes.

Esta es una de las patas de Cs para salir a flote: apoyarse en sus socios europeos, observarlos y aprender de su experiencia. En lo que va de legislatura han mantenido con ellos más de una veintena de reuniones para estudiar los proyectos de Emmanuel Macron , del holandés D66 o del sueco The Moderates , entre muchos otros. El ejemplo del liberalismo portugués, que en un año ha pasado de estar en un uno por ciento del voto, a superar el cuatro en las elecciones y a estar ahora en las encuestas cerca del ocho, también figura en los apuntes de Cs.

El contacto con Stéphane Séjourné , líder de los liberales europeos y hombre de confianza de Macron, es fluido. De él nace una de las ideas que aplicará Cs; unas consultas ciudadanas «a lo Macron» con las que pretenden impulsar el municipalismo . En el horizonte, de cara a 2023, Cs cuantifica el objetivo de resistir en posiciones decisivas en diez, quince o veinte municipios con más de 50.000 habitantes donde consigan ser llave, formar parte de gobiernos e incluso liderarlos con buenas negociaciones a varias bandas. A partir de ahí, Cs quiere reconstruir su proyecto de cara a las generales.

Cs cree que podría repetir gobierno en Andalucía si el PP se acerca a la mayoría absoluta y él se mantiene en Sevilla, Málaga y Cádiz

El diagnóstico de Cs, tantas veces analizado, se diseccionó con dureza días antes de la cumbre de Madrid, el Lunes de Pascua, en una reunión telemática del Comité Ejecutivo . Ahí se dividió el descontento con ellos en tres subtipos: sus votantes que tras el 28-A querían un pacto con el PSOE y han sido incapaces de perdonarlos, pero ahora están huérfanos políticos; los que se sintieron traicionados con el giro de Rivera en septiembre del 2019 –cuando propuso una abstención a Pedro Sánchez con condiciones– y se refugian ahora en el PP o en Vox ; y los que sencillamente no se plantean votar a Cs porque lo ven «muerto» .

Aguantar en las urnas

Combatir la percepción de «amortización» y reconectar con la calle son los dos primeros pasos que quiere dar Cs en su camino para defender su espacio político. «Ahora, lo principal es resistir, conseguir estar en todos los Parlamentos donde se celebren elecciones y en el Congreso , y, a partir de ahí, volver a crecer», resume un importante dirigente, en conversación con ABC. En Andalucía , por lo pronto, lograr representación en Sevilla , Málaga y Cádiz sería un éxito que, si el PP se acerca a la mayoría absoluta, incluso podría hacerles, confían, repetir gobierno.

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