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ABC desmonta los argumentos del presidente para negar los plagios

En una carta remitida ayer a este periódico, Sánchez desarrolla seis argumentos para tratar de contradecir las informaciones sobre su tesis doctoral. No lo logra.

Pedro Sánchez, durante la moción de censura a Mariano Rajoy de junio Jaime García | Vídeo: Javier Chicote explica las claves que demuestran el plagio de la tesis de Pedro Sánchez ABCMultimedia
Javier Chicote

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Pedro Sánchez remitió ayer a ABC un burofax en el que, junto a una nota de rectificación, incluía una carta en la que criticaba algunas de las informaciones publicadas en este diario el jueves. Estos son sus argumentos y los nuestros:

I. Su medio habla de un supuesto plagio del artículo “la globalización de las marcas españolas: liderazgo y notoriedad internacional”, de Julio Cerviño y Jaime Rivera (2007), cuando la realidad es que el referido artículo aparece correctamente reseñado en la Bibliografía de la tesis, en la página 328.

Es una barbaridad aseverar que el hecho de citar una publicación en la bibliografía de una tesis da carta libre al doctorando para apropiarse de ella y usarla como si fuera propia. Cada vez que se copia y pega de otra obra hay que entrecomillar , citar la publicación original y la página. Entre las páginas 285 y 286 de su tesis, Sánchez escribió como texto propio lo siguiente: «Una de las principales fuentes de creación Marca País son las propias marcas comerciales y corporativas. En mercados globales, los consumidores y usuarios compran bienes y servicios fabricados en países de los cuales sólo conocen por imágenes, comentarios, noticias, etc. A partir de sus experiencias con esas empresas y marcas, los consumidores conforman todo un mundo de significados relacionados con su país de origen». Este texto no era suyo, sino del artículo de Julio Cerviño y Jaime Rivera. No hay debate posible: debió entrecomillar y citar, pero no lo hizo.

II. En relación con lo que la información denomina “cita trampa” del artículo “La estrategia Marca País en la sociedad informacional”, escrito por Marcela Iglesias y David Molina (2008), resulta que tanto el artículo como la tesis enumeran las recomendaciones del “Informe: Proyecto Marca España”, indicándolo ambos expresamente. Como es lógico, las recomendaciones citadas por ambos textos coinciden, dado que se obtienen del mismo informe (…) La cita 406 de la tesis no deja ningún lugar a dudas del origen: “para un análisis más detallado, véase: Informe: Proyecto Marca España. Asociación de Directivos de Comunicación, Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Foro de Marcas Renombradas Españolas. ICEX. pp. 23-32. Mayo, 2003; y Iglesias Onofrio, M. y Molina Rabadán, D. (2008): La Estrategia Marca País en la sociedad informacional, pps.109-26.

Sánchez puso una cita y referenció a dos publicaciones por si los miembros del tribunal querían «un análisis más detallado», dando a entender que ahí se podía ampliar «su» texto, el elaborado por wl ahora presidente del Gobierno. Ni siquiera los citó como fuente. Pero esa página no era suya, sino que la había copiado del artículo de Marcela Iglesias y David Molina, limitándose a cambiar la primera palabra de cada punto. También dice que tanto él como los dos autores copiados bebían de la misma fuente, el Informe Proyecto Marca España, de ahí que los textos coincidieran. No es así. Los autores plagiados reescribieron con sus palabras lo que contenía el informe oficial y lo citaron. Esta es una forma de evitar el plagio. La otra posibilidad habría sido entrecomillar la literalidad. Sánchez se limitó a apropiarse del trabajo de quienes sí habían cumplido con la normativa académica, copiando su texto.

III. Por lo que se refiere al capítulo 2 de la tesis, en el cual defino tipos de diplomacia económica, y en el que, según su diario, me limito a “copiar y pegar un trabajo del economista Antonio García”, resulta que en la cita 53 de la tesis se plantea con claridad la autoría y se referencia de forma correcta el texto al que alude su diario: “53. Utilizaremos las definiciones de cada uno de los términos traducidos en el trabajo de Rebollar G. (2010): Notas sobre diplomacia económica, pps. 25-34”.

En este caso al menos Sánchez sí dijo que ese artículo era su fuente , pero eso no lo eximía de entrecomillar lo copiado. La normativa sobre el plagio (todas son similares, aquí usamos la de Harvard) establece que para evitarlo hay que «poner entre comillas la frase o texto copiado literalmente y citar la fuente de la que procede». La otra opción es «parafrasear el texto e indicar de forma clara la fuente de la que se ha extraído».

IV. Su diario califica de autoplagio la utilización de artículos míos previos a la tesis doctoral que habían sido publicados en revistas especializadas. Hablar de plagio en este caso resulta simplemente absurdo cuando el autor soy yo mismo .

Nadie tendrá problemas legales por reutilizar sus propios textos, pero sí éticos . Sánchez volcó en su tesis dos artículos ya publicados y no avisó, no los citó. No habría objeción si se hubiera limitado a alertar de que ese abundante material, un capítulo entero de la tesis, no era inédito, pero habría restado fuerza al texto. La normativa de la Universidad de Oxford sobre autoplagio es tajante: «No debes usar el mismo material para varios trabajos a la vez. Si usas algo que ya has publicado, debes citarte bien, como si fueras otro autor». Tras la dimisión de un ministro alemán por plagiar su tesis, dos profesores de la Universidad Nacional de Colombia, Renzo Ramírez y Hernán Jiménez, publicaron un artículo científico sobre el plagio y el autoplagio. Sostuvieron que este último «se configura cuando el autor reutiliza sus escritos y los hace pasar como una obra inédita u original, y no cita ni referencia sus propias publicaciones». Publicar lo mismo muchas veces no aporta absolutamente nada.

Eso hizo exactamente Pedro Sánchez. Pero en este reciclado de sus propios artículos subyace algo mucho más grave : Sánchez firmó ambos artículos con el profesor Juan Padilla (en uno de ellos también aparecía como autora la directora de tesis de ambos, María Isabel Cepeda). Luego los incluyó en la tesis -sin citarse él ni a sus compañeros, autoplagio más plagio- con la circunstancia de que Padilla fue miembro del tribunal que calificó su tesis (le dio la máxima nota). Este profesor tenía más que cuestionada su objetividad, pues juzgaba un trabajo del que era coautor en parte, hecho que, como decíamos, se ocultó al resto de miembros del tribunal. Ayer, el diario «El País», pese a que está volcado en la defensa de Pedro Sánchez, publicó que expertos consultado aseguraban que Sánchez debió citar los artículos y que el asunto de Padilla «sí que me parece reprobable y dudo hasta de que esté permitido».

V. Su diario acusa también, con absoluto desprecio por la verdad y el rigor periodístico, de “fusilar” informes oficiales, en concreto el contenido en la diapositiva del ICEX, cuando en la página 299 de la tesis se dice con claridad que dichos objetivos se extraen de un Plan del Gobierno llamado “Made in/Made by”. Además, en la cita nº 408 se referencia el Acta de la comparecencia del Ministro (sic) Miguel Sebastián en la comisión de Comercio, Industria y Turismo del Congreso donde se expone dicho plan.

Sánchez copió y pegó informes oficiales sin entrecomillarlos, pese a que eran literales. Entre las muchas normativas que lo censuran, está la de la Universidad de Murcia: «No importa si la fuente es un artículo académico publicado, otro estudiante, una página web sin autoría definida, una web de artículos académicos o cualquier otra. Apropiarse del trabajo de alguien más es robo, y no debe ser aceptado en ninguna situación académica, tanto si se hace intencionadamente o por accidente».

VI. Se indica también en su diario que en la tesis se realiza “copia y pega” de Reales Decretos y otras normativas e iniciativas cuando se trata de legislación, obviamente pública, que en una tesis sobre un ámbito de actuación del sector público es imprescindible utilizar y citar. Así se hace en todos los casos en nota a pie de página y en la bibliografía final, con indicación de todos los datos de publicación en el BOE.

La respuesta es similar a la anterior: si corta y pega debería entrecomillar, como se hace en cualquier texto cuando se cita, por ejemplo, artículos de la Constitución o el Código Penal. Si siempre lo hubiera hecho, su tesis se habría llenado de comillas, desvelando que se limitaba a contar lo que hacen los demás, y ese no es el objetivo de una tesis doctoral. Uno de los ejemplos recabados por ABC es una copia letral del BOE de nueve líneas, que entre comillas habría llamado la atención. Esta práctica de Sánchez convirtió su tesis en una mera recopilación de normativas, en la que escasean las reflexiones del doctorando, la aportación de su investigación. Varios profesores denunciaron ayer los plagios .

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