La nutrición de precisión cocina la siguiente revolución agroalimentaria
La unión del análisis genético con la IA, el 'machine learning' y la estadística avanzada sella la creación de 'dietas a medida' y ha generado un nicho de negocio en expansión con gigantescas posibilidades de futuro
Innovación y ciencia emplatan una dieta más sana y sostenible
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Iniciar sesiónLos servicios a medida cotizan al alza. Abandonar la generalidad en favor de la personalización se ha convertido en un factor diferencial y uno de los ámbitos en los que esta tendencia está tomando forma es el del bienestar, con la nutrición de precisión ... como uno de los exponentes. La base sobre la que descansa este concepto es clara: cada persona es única, de modo que la dieta que le funciona a una puede no ayudar en absoluto a otra, de ahí que sea importante conocer las características concretas de cada individuo para ofrecerle unas recomendaciones adaptadas que tengan un impacto positivo en su salud. Hace años el planteamiento podía sonar a ciencia ficción, pero lo cierto es que las mejoras en biotecnología, unido al avance del 'machine learning' o la inteligencia artificial, han posibilitado el crecimiento del mercado en un momento en el que, además, se aprecia en la sociedad un mayor interés por la alimentación.
Ni universidades ni centros tecnológicos ni empresas españolas quieren quedarse atrás en esta revolución que arrastra a industrias adyacentes como la de la suplementación o los 'wearables' y que se prevé que pase de ser una tendencia de nicho a una práctica extendida que a largo plazo se incorpore incluso en las estrategias de salud pública.
Itziar Tueros, coordinadora del área de Alimentación y Salud del centro tecnológico AZTI, explica que el principal desafío de este tipo de nutrición, que considera factores biológicos y el estilo de vida de cada uno, es que las soluciones lleguen a comercializarse. «Las biotecnologías de laboratorio son cada vez más precisas y económicas. Un análisis genético, por ejemplo, antes era muy caro y hoy en día no es tan prohibitivo», comenta. A la disminución del coste de determinadas pruebas se añade la explosión de la inteligencia artificial que, en palabras de Tueros, «se hace imprescindible para generar modelos de negocio viables en el mercado». Esta tecnología ayuda a los profesionales a estudiar las variables más determinantes de las personas para proporcionar recomendaciones nutricionales personalizadas, así como a reaprender continuamente a partir de nuevos datos. La concienciación social es otro reto. «Parece que reaccionamos cuando viene la enfermedad, mientras que con este tipo de tecnologías podríamos adelantarnos y reducir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades asociadas al estilo de vida», indica la experta.
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Bien sea para anticiparse a los problemas o para reducir su gravedad, AZTI ha promovido diversas iniciativas para explorar el potencial de la nutrición de precisión. El proyecto SUMA, realizado junto con Onkologikoa y financiado por la Asociación Española contra el Cáncer, es un botón de muestra. Su propósito es diseñar una estrategia nutricional personalizada basada en herramientas moleculares como la lipidómica y la nutrigenética para mejorar el estado nutricional y metabólico de supervivientes de cáncer de mama. En el ámbito deportivo, ha sellado un acuerdo con la Real Sociedad y el restaurante Mugaritz para, a través de técnicas y tecnologías ómicas como la lipidómica, que permiten conocer cómo los alimentos inciden en el funcionamiento de una persona, fijar planes de nutrición individualizados para cada deportista del primer equipo masculino y femenino.
Este nicho se encuentra al rojo vivo en nuestro país y la tecnología es un elemento clave. «Cuando procesamos las muestras biológicas, que es de donde se saca la información del individuo, a nivel metabolómico y genómico tenemos una cantidad de datos difícil de procesar de forma tradicional. La IA, el 'machine learning' y las tecnologías relacionadas con la estadística avanzada a través del 'big data' permiten integrar toda esa información para que las conclusiones que se extraigan a través de los expertos en las ciencias de la salud y la nutrición sean más específicas y eficaces para transmitírselas a la persona que necesita beneficiarse de ellas», asegura Edwin Fernández Cruz, profesor del Grado en Nutrición y coordinador del Máster Universitario en Estudios Nutricionales de Precisión y Epidemiología Nutricional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Una carrera de fondo en la que la sanidad pública se ha quedado rezagada. «A nivel de empresas, es el sector privado y las startups quienes están invirtiendo. Cuando alguien quiere hacerse un test genético o metabólico no va a un hospital público porque aún no cuenta con medios para ofrecer dicho servicio a la población. El sector público tiene ahora otros frentes abiertos que le dificultan apoyar propuestas más innovadoras», justifica. El fin último es que el día de mañana acudamos a un centro de salud u hospital y recibamos este tipo de información. «Una vez que las herramientas que se utilizan estén lo suficientemente optimizadas se pasará a su uso generalizado», vaticina.
Mientras llega ese momento, las empresas aprovechan las oportunidades de un mercado con expectativas de crecimiento. En 2014, cuando la nutrición era un territorio inexplorado para el ciudadano medio, Javier Guerrero, Carlos Laserna y Javier de la Llave pusieron en marcha Indya con un modelo offline. «A los tres años empezamos a trabajar en F1 y MotoGP. Vimos que los ingenieros recogían información de los vehículos y aplicamos el concepto de telemetría a los pilotos», rememora Guerrero, consejero delegado. A partir de entonces pivotaron su idea para, a raíz del Covid, digitalizar al 100% la experiencia, sin perder de vista la figura del nutricionista.
«Funcionamos como una especie de Google Maps. Nos conectamos con dispositivos que reportan información, como el 'smartwatch', para tener métricas en tiempo real de cómo funciona el cuerpo del usuario. Igual que GoogleMaps recalcula la ruta para llevarnos al destino final, nosotros, en función de si el usuario se ha movido más, si ha dormido peor, si entrena por la noche o por la mañana, ajustamos en tiempo real las recetas y cantidades», señala el CEO. Además de esos datos, la plataforma cuenta con las respuestas a un formulario que el usuario rellena al registrarse y pone a su disposición la comunicación con un nutricionista de carne y hueso para vigilar el componente emocional del proceso. «La IA no lo puede ser todo en la prescripción de una nutrición personalizada», recalca.
Glucovibes nació en 2021 de la experiencia de su fundador, Alberto Conde. «Llevaba años recopilando información sobre mi estilo de vida para mejorar de la enfermedad autoinmune que padezco, espondilitis anquilosante, muy ligada a la inflamación interna y la nutrición. A partir de mis buenos resultados vi la posibilidad de ofrecer a todo el mundo una herramienta y un acompañamiento que no existe en el mercado de una forma sencilla y cercana», cuenta. Su idea se traduce en una app sincronizada con una plataforma digital donde centralizan la información del estilo de vida del usuario (actividad, descanso y nutrición).
«Para la parte nutricional, hemos creado nuestra propia base de datos con muchos atributos por alimento y recetas, que nos ayudan en el desarrollo de algoritmos de IA para calibrar a cada persona de manera individual y ofrecer desde ahí una pauta de nutrición de precisión única», indica el fundador. ¿Cómo lo consiguen? «Añadimos sensores de medición de glucosa en continuo, que nos permiten ver por dentro a nuestros usuarios, y con toda esa información podemos 'calibrar' el sistema metabólico de cada persona. Desde ahí, nuestros algoritmos desarrollados por nuestro equipo científico, médico y de nutrición ofrecen propuestas específicas que además son supervisadas por un 'coach' nutricional para cada usuario», expone.
La idea de Glucovibes se traduce en una app sincronizada con una plataforma digital donde centralizan la información del estilo de vida del usuario (actividad, descanso y nutrición)
Su solución está disponible para particulares y empresas. «Al contar con una base de datos metabólica propia, definimos planes de bienestar corporativos», comienza por destacar. «Para compañías del sector alimentario, aseguradoras, farma o distribución –continúa– creamos nuevos espacios de mejora de productos nutricionales o servicios orientados a sus clientes finales». La firma está abordando, por ejemplo, proyectos de creación de nuevos productos o modificación de fórmulas de productos alimentarios existentes para mejorar su impacto metabólico o favorecer la producción a medida para ciertos colectivos o segmentación metabólica.
Test genéticos
En la búsqueda de la dieta idónea para cada uno, la genética es un componente de peso, por lo que las pruebas de ADN se han consolidado como un lucrativo negocio que se ha democratizado, además, gracias a los avances tecnológicos.
«El acceso actual a las tecnologías de secuenciación de ADN de alta capacidad permite analizar millares de biomarcadores con el mismo esfuerzo con el que hace poco se podían analizar apenas unas decenas. La potencia de secuenciación permite mejorar la definición y profundidad de los 'scores' de susceptibilidad. También se incrementa la complejidad de los análisis, abriéndose paso a que los sistemas de tratamiento de datos de última generación basados en IA puedan ayudar a la interpretación de los resultados», sostiene Ricardo Ramos Ruiz, director adjunto del Instituto IMDEA Alimentación y de la Plataforma de Genómica Nutricional y Alimentación (GENYAL) del instituto, que remata que la nutrición y los beneficios que podemos obtener de ella (además de la propia alimentación) son «procesos complejos que deben abordarse desde muchos puntos de vista complementarios», para los cuales las nuevas tecnologías serán «cada vez más indispensables».
La startup ADNTRO realiza tests a partir de una muestra de saliva y posibilita que el usuario descubra no solo sus orígenes, sino también su predisposición genética en áreas tan diversas como nutrición, deporte, salud, personalidad, envejecimiento... En el caso de la nutrición, una de sus soluciones es un reporte nutrigenético que ayuda a interpretar los resultados e incluso da recomendaciones, siempre en base a la genética. La firma también ofrece sesiones sueltas o una consulta completa con un profesional para comprender al detalle los resultados y recibir un dossier personalizado.
Por último, acaba de lanzar GeneAI, una herramienta que tiene de 'input' el código genético y en la que el usuario puede formular dudas. «Es bastante innovador porque puede preguntar algo que no le haya quedado claro sin necesidad de pasar por consulta», subraya Marta Alonso, responsable del área de nutrigenética de la empresa, que vende a más de 60 países de Europa, América y Oriente Medio. «La sociedad está cambiando. Queremos tener información valiosa para tomar acciones preventivas y encontrarnos mejor, para lo cual la genética es un factor más que necesitamos integrar con otros como el historial familiar o la patología», indica.
Recogida de datos
Como asevera el director adjunto de IMDEA Alimentación, en el instituto recogen información de muy diverso tipo en sus voluntarios, en función de los objetivos de cada proyecto. «En algunos casos se refieren al tipo de vida y los hábitos que sigue cada persona. En otros, afectan a medidas relacionadas con el envejecimiento o el estado del sistema inmunológico, que a su vez pueden ser de naturaleza bioquímica, celular o genética», especifica.
Lo que es común a la mayoría de los estudios es la incorporación de datos genéticos que permitan clasificar a los voluntarios en términos de susceptibilidad o protección. «Estos estudios se basan en el análisis de biomarcadores, que consiste en analizar las posibles variaciones de secuencia que hay en posiciones concretas de nuestro material genético. La investigación previa ha permitido asociar algunas de dichas diferencias genéticas con un efecto sobre el metabolismo, el sistema inmune, el envejecimiento, etc., de forma que estudiar un número significativo de biomarcadores permite asignar un 'score' a cada individuo, como una nota sobre la cual evaluar el posible efecto de un alimento funcional o de una forma específica de alimentación. Analizando la población estudiada en función de dicho valor podemos encontrar una subpoblación de individuos que serían los beneficiarios de la intervención nutricional».
Mefood Omics utiliza algoritmos avanzados para analizar múltiples capas de información personal –genética, hábitos de vida y preferencias alimenticias–, lo cual les permite dar recomendaciones nutricionales precisas y altamente personalizadas. «Las nuevas tecnologías, sobre todo en IA y aprendizaje automatizado, juegan un papel crucial en el análisis y procesamiento de datos complejos para generar dichas recomendaciones», señala su CEO, Andreu Palou-March.
Bajo la marca Oorenji, tienen una app dirigida a la población, que proporciona acceso directo a recomendaciones de nutrición personalizadas, basadas en el perfil de cada persona e incluye datos sobre genética, estilo de vida, preferencias alimenticias y objetivos de salud. «Es ideal para los interesados en mejorar su nutrición y estilo de vida de una manera más personalizada y basada en datos científicos», apunta. Para los profesionales de la salud, disponen de una plataforma que les permite integrar la nutrición personalizada en su práctica profesional y, además, ofrecen una solución API Business to Business, con la que las empresas pueden integrar las herramientas de la compañía y análisis en sus propios sistemas, «beneficiándose de nuestra investigación y desarrollos en nutrición y ciencias ómicas y otros campos relacionados con la salud». Palou-March hace hincapié en que trabajan en estrecha colaboración con expertos y entidades académicas, garantizando que sus recomendaciones estén fundamentadas en la ciencia más actualizada.
Mefood Omics dispone de una plataforma para empresas que les permite integrar la nutrición personalizada en su práctica profesional
El mismo mensaje transmite Carlos Picher, cofundador y CEO de Nootric, participante del Hub Salud de Lanzadera. «Utilizamos la tecnología para facilitar el trabajo del equipo médico», aclara. Su propuesta se concreta en una herramienta digital de nutrición personalizada empleada sobre todo por personas que llegan a través de un prescriptor. «No es habitual que un paciente de cáncer o diálisis se descargue la app por sí solo, sino que será su doctor el que le dirá que tiene que recibir esta ayuda de nutrición. Como viene derivado del médico, ya sabemos qué patologías tiene y, a partir de ahí, le pedimos más información médica, de sus hábitos, etc. para realizar un programa a medida basado en una metodología cognitivo-conductual que empodera al paciente, haciendo que poco a aprenda a gestionar su propia alimentación». Por ejemplo, si es un plan de salud para una embarazada, «le explicamos no solo qué alimentos se recomiendan o no, sino cuáles son las preparaciones recomendadas y consejos para antes, durante y después del embarazo para evitar complicaciones y problemas futuros», comenta Picher. La empresa está presente en siete países (España, Inglaterra, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y Rumanía) y emplea a una veintena de personas.
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