CUENTAS SIN CUENTOS
La desequilibrada reforma fiscal de Podemos
Antes de achicharrar a impuestos a los sufridos contribuyentes se debería garantizar un uso eficiente de los recursos y aflorar la economía sumergida para que no solo paguemos unos pocos
La próxima reforma fiscal se ha convertido esta semana en tema de fricción entre las dos alas del Gobierno de coalición, quizás no tanto por el contenido, sino por el momento de la presentación. En vísperas de las elecciones en Castilla y León y ... sin esperar a las conclusiones del grupo de trabajo constituido por el Ministerio de Hacienda, Unidas Podemos, con dos de sus ministras al frente – Ione Belarra e Irene Montero –, ha presentado sus propuestas tributarias para recaudar 30.000 millones de euros más. La titular de Hacienda, María Jesús Montero , no dudó en calificar de «inoportuna» la presentación, sin esperar a las conclusiones del grupo de expertos. Lo que no dijo sobre esa inoportunidad, es que al PSOE no le interesa presentarse a las elecciones de Castilla y León como un partido que sube los impuestos , por mucho que se intente poner la coletilla de que será solo «a los ricos».
De lo que no hablan – como denunciaba el pasado viernes en la tercera de ABC Rafael Ortiz, catedrático de Hacienda Pública – es de medidas para reducir o eliminar gastos superfluos. La pandemia ha disparado el gasto público. Y es normal. Había que contratar a personal sanitario para hacer frente a los contagiados, nada que objetar. Había que contratar a más profesores para desdoblar clases y compaginar la enseñanza presencial y la online, ¡faltaría más! Había que financiar los ERTE para evitar que el recorte de actividad se tradujera en cierres definitivos y en destrucción masiva de empleo; por supuesto. Y como esto, un largo etcétera. Pero estos gastos son, o deberían ser, coyunturales . Además, y aunque en la crisis de 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy puso en marcha un plan para adelgazar el sector público, siguen siendo muchos los organismos inútiles o duplicados entre los distintos niveles de la Administración que se podrían suprimir. Aunque mucho me temo que no es esta la intención de Podemos, pero tampoco del Partido Socialista, cuya principal premisa es que de esta crisis se sale de otra manera.
Desde el Gobierno de coalición se sigue insistiendo en el mantra de que el PP fue el Gobierno de los ajustes, y que no se espere eso de este Ejecutivo, que no dejará a nadie atrás. Y es ahí donde se entiende su obsesión por subir los impuestos.
Antes o después, la UE empezará a cerrar la mano y a exigir la vuelta a la senda de la estabilidad, y eso solo se conseguirá o aumentando los ingresos o reduciendo los gastos, o aplicando una mezcla de ambas recetas, como finalmente se tuvo que hacer en 2012, por mucho que los populares no quisieran subir los impuestos. Sin embargo, en la medida en que el Ejecutivo no quiere ni oír hablar de ajuste de gasto, y menos si cuando hay que hacerlo es en 2023, en vísperas de unas elecciones, la subida de impuestos parece inevitable.
Podemos, fiel a sus prejuicios hacia las empresas, los trabajos bien pagados, y el ahorro, insiste en crujir a todo el que se salga del carril. Pretende que los que ganen más de 60.000 euros no deduzcan por ahorrar en planes de pensiones... Propone subir el IRPF a quien gane más de 120.000 euros, castigando, por tanto, a los profesionales bien remunerados, y como no, pide gravar más la propiedad, las grandes fortunas... En total pretende recaudar 30.000 millones, que mucho me temo no pagarán los escasos ricos que hay en España, sino el grueso de la clase media . En cuanto a las propuestas del PSOE, habrá que esperar, pero de la armonización –o lo que es lo mismo, subida donde gobierna el PP– de los Impuestos de Sucesiones y Patrimonio no nos libramos. Y luego se insistirá en los productos contaminantes (como el gasoil), los alimentos que engordan, o lo que se les ocurra.
Dejando ideologías a un lado, antes de achicharrar a impuestos a los sufridos contribuyentes, se debería garantizar un uso eficiente de los recursos y una lucha efectiva contra el fraude fiscal para que aquí paguemos todos, no solo unos pocos.