La madurez de las startups ‘made in Spain’ seduce al inversor global

«El ecosistema startup español es maduro y sólido con un atractivo importante para el capital internacional y para las grandes compañías internacionales», afirma María Benjumea, fundadora y CEO de Spain Startup, entidad organizadora de South Summit que esta semana ha celebrado su octava edición. «En los primeros seis meses del año vemos que el 80% de los 2.200 millones de euros de inversión en startups españolas viene de fondos internacionales. Tienen interés en los proyectos españoles, en sus distintos sectores. Es una presencia más importante en la fase de crecimiento de las startups y nos encanta además como funciona la conexión de los distintos fondos, se complementan muy bien», añade Bejumea. Según datos de dealroom.co, la inversión total que han recibido las startups españolas dobla la que consiguieron en 2020, que fue de 1.100 millones de euros.

Sectores como fintech, health o educación lideran estas inversiones pero hay uno nuevo que llama la atención de Benjumea, el agrotech: «Es muy interesante porque volvemos a lo básico, a la agricultura, y vemos la necesidad de transformación de las distintas industrias. Es importante apostar en las necesidades de nuestra industria».

Una de las razones por las que los fondos de capital de riesgo internacionales están apostando por las startups españolas es «el alto nivel de educación que existe, con dos MBA entre los mejores del mundo», afirma Ben Marrel, cofundador de Breega. Este fondo ha invertido en cuatro empresas españolas, entre ellas Coverflex. Asegura además que en nuestro país «hay una cultura empresarial muy fuerte que ayuda al emprendimiento tecnológico» pero lo que a su entender marca más la diferencia entre España y otros países como Francia o Italia, «son las opciones de crecimiento». La conexión de España con Latinoamérica «es una ventaja muy fuerte», añade. Marrel es la quinta vez que ha participado en el South Summit, y ha visto como se ha desarrollado el ecosistema de startups en España. «Hay cada vez más capital extranjero, algo que no ocurre en Italia, por ejemplo», añade. Espera que dicho ecosistema siga madurando gracias al impulso de la digitalización, y que llegue a los niveles de países como Inglaterra o Suecia donde está más desarrollado. Reconoce que en España aspectos como las ‘stock options’ pueden dificultar las operaciones en relación con otros países pero cree que en general es necesaria una mejora del ecosistema de las startups a nivel europeo.

A la hora de elegir empresas para invertir, Breega busca, más allá de una buena idea, «un buen equipo, buenos emprendedores». No cree que por el hecho de que las startups sean españolas estén menos valoradas y recuerda que «cuando un fondo extranjero hace una adquisición no tiene sentido vender sus recursos humanos, porque son clave. Otra cosa es que se instalen en otro país por cuestión de impuestos y mejor acceso a los recursos». En el South Summit este fondo de capital de riesgo está atento a las nuevas propuestas presentadas por los finalistas porque en algunos casos llegar a acuerdos es cuestión de poco tiempo. Con oficinas en Londres y París, quieren expandir la red y Madrid está en el ojo de mira.

La inversión extranjera en las startups españolas se produce a partir de la segunda fase de estas empresas, «y es interesante cómo les ayuda a seguir», señala Joe Haslam, profesor de IE University. Para comenzar, se opta por fondos propios pero también por «muchas ayudas públicas que funcionan muy bien». Destaca el momento económico que se atraviesa a nivel global. «El mundo está lleno de dinero y cuando esto ocurre se busca dónde invertir», apunta Haslan. Anteriormente lo normal era invertir en las «copias» de aquellas ideas que ya estaban funcionando pero ahora «se prueban cosas nuevas, hay más originalidad».

Haslam hace referencia a las empresas de Inteligencia Artificial, robótica, blockchain… las llamadas ‘deep tech’, «en las que puedes estar cinco años sin encontrar clientes, pero eso te obliga a mirar desde un comienzo al extranjero». Algo que considera esencial al iniciar un negocio para que pueda ser escalable y que ni siempre pasa en España porque al tener un fuerte mercado nacional se buscan aplicaciones de uso solo local.

El profesor del IE cree que este ecosistema podría reforzarse en España cuando «los emprendedores españoles que están por el mundo vuelvan y creen aquí su empresa». Además, cree que sería bueno que el perfil del emprendedor en España dejase de estar tan vinculado a las escuelas de negocio, que también «otros jóvenes con menos nivel de estudios sean capaces de emprender. Es cuestión de adquirir conocimientos y creer en ti».