Regañina de Van Rompuy a los líderes europeos que fuman a escondidas

Por primera vez, el presidente del Consejo les ha tenido que recodar abiertamente a los jefes de delegación que solo está autorizado fumar en las cabinas especiales que existen para ello o en la terraza del restaurante donde les sirven las comidas, en una planta elevada del edificio “Lipsius”.

Van Rompuy no ha acusado a nadie de intoxicar con humo a los demás, pero todas las miradas se han centrado en los dirigentes cuya debilidad por el tabaco es bien conocida, entre ellos el primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker, fumador empedernido. Juncker preside también el consejo de ministros de Economía de los países de la zona euro, el Eurogrupo, y los que han sido autorizados a entrar en la sala de reuniones suelen contar que es difícil que los asistentes se vean la cara unos a otros por la densidad de la humareda.

Funcionarios que conocen bien el funcionamiento del Consejo culpan de esta situación a la aplicación del Tratado de Lisboa, que ha supuesto que los ministros de Exteriores ya no participen en las reuniones del Consejo, lo que ha establecido otra distribución de las mesas, de modo que los presidentes se encuentran ahora mucho más cerca unos de otros. A Juncker le flanquean el primer ministro holandés, Mark Rtutte y de Letonia, Valdis Dombrosvskis, ambos no fumadores, aunque la que más se sabe que se ha quejado es la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, que tiene fama de ser muy estricta en este asunto. No ha sido posible saber si Zapatero –otro de los fumadores- está entre los que aprovecha la discreción de las reuniones a puerta cerrada para violar la prohibición de fumar que se aplica al resto de los ciudadanos.