España gana crédito y peso en Europa: un socio de referencia para la UE

En uno de los recientes Consejos Europeos, el primer ministro holandés, Mark Rutte , confiaba al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , que acababa de ver en la televisión de su país un par de reportajes sobre España y se había quedado impresionado.

En público, dirigentes europeos de la talla de la canciller alemana, Ángela Merkel , no han tenido pelos en la lengua a la hora de subrayar con satisfacción lo que ha logrado España. Muy posiblemente en las próximas horas, Merkel reitere esas alabanzas durante el encuentro que va a mantener con Rajoy en Santiago de Compostela .

Pero, ¿qué ha ocurrido para que hayamos pasado de ser vistos como el gran peligro para la supervivencia del proyecto económico europeo a convertirnos en la imagen a seguir? El comienzo de la senda que ha llevado a la recuperación hay que fecharlo en marzo de 2012, cuando, tres meses después de llegar el PP al Gobierno, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, revela que el déficit del seis por ciento del PIB que tenía España, según las cuentas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, estaba, en realidad, por encima del nueve. La noticia cae en Europa como una bomba. Nadie da un euro por España, sobre todo después de que, además, estalle la crisis de las cajas de ahorro, un asunto que siempre inquietó a las autoridades alemanas. No es extraño que la canciller Merkel, preocupada por la situación en los países del sur de Europa, vuelva sus miradas hacia Italia y confíe en el tecnócrata Mario Monti para desbancar a Silvio Berlusconi y convertir al país transalpino en el motor de la recuperación del Sur.

En ese momento, aunque hay contactos frecuentes entre sus gabinetes, la relación de Merkel con Rajoy no es la mejor, entre otras razones porque España insiste en que la solución de la crisis no pasa solo por resolver los problemas de unos cuantos países que no han hecho sus deberes, sino que hay que recuperar también la credibilidad del euro, que está por los suelos.

En ese ambiente, se produce la cumbre de la OTAN en Chicago, en mayo de 2012, en la que Merkel invita a Rajoy a dar un paseo en barco por el río Chicago. El ambiente parece relajado, pero la realidad es que no hay entendimiento, porque los puntos de vista sobre lo que hay que hacer son diferentes y el jefe del Ejecutivo no percibe que pueda contar con un respaldo fuerte de la canciller.

El Gobierno español, agobiado por una prima de riesgo por encima de los 600 puntos y con los primeros rumores sobre la necesidad de un rescate, se pone manos a la obra para tratar de convencer de sus planteamientos a sus socios europeos. «Nos dimos cuenta de que España debía tener un proyecto sólido y darlo a conocer», afirma Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la UE y una de las personas que más de cerca ha seguido los avatares europeos de la crisis. Es entonces cuando Rajoy envía una carta, fechada el 6 de junio, a todos su colegas europeos; al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy , y al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, en la que afirma que hay cinco tareas por cumplir: reducir el déficit público; hacer reformas a nivel europeo; hacer reformas a nivel nacional; resolver los problemas de liquidez, con la actuación del Banco Central Europeo; y tener un claro diseño de lo que se quiere.

La carta de Rajoy revela que España cuenta con un plan concreto y, fruto de ello, será la inclusión de nuestro país en el encuentro que habían proyectado mantener poco después en Roma: Italia, Francia y Alemania. Tras un tiempo de debate, Merkel quiere darla por cerrada porque la selección de Alemania disputa un partido de la Eurocopa de fútbol. Aunque normalmente la reunión se hubiera levantado ante la ausencia de la canciller, Rajoy, secundado por Monti, aboga por continuar y al presidente francés, François Hollande, le parece bien. Se produce una alianza tácita franco-italo-española que a Merkel no le hará ninguna gracia. La tensión se reflejara después en el Consejo Europeo del 29 de junio de 2012. Una fecha clave en la apertura de una política que va a permitir que España comience a poner los cimientos de su recuperación. Triunfarán las tesis de que hay que sentar las bases de la Unión Bancaria y se abrirá paso a la concesión de hasta 100.000 millones de euros a España para rescatar al sector bancario.

La canciller quería dejar resuelto lo que consideraba importante esos momentos -su acuerdo con Hollande para los 120.000 millones de euros del Plan de Estabilidad y Crecimiento-. Se encontró con la oposición de Italia y España, que quieren continuar hasta lograr que se acuerde hacer la Unión Bancaria y abrir la puerta para que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, comience a tomar medidas que permitan aliviar la presión sobre las economías española e italiana. Aquello tuvo un efecto saludable en los mercados y en el apoyo al euro y llevó a Rajoy a decir lo que ha afirmado en muchas ocasiones: «El euro está para quedarse».

La reunión concluyó a las cinco de la madrugada y Alemania, que ese día perdió ante Italia la semifinal de la Eurocopa, sufrió también una derrota en el seno del Consejo Europeo. Monti se apresuró a reivindicar su doble victoria, pero Rajoy, según cuentan algunos de sus colaboradores, no quiso alardear y dio instrucciones de «no sacar pecho». Esa actitud sería meses después agradecida por Ángela Merkel, manteniendo un comportamiento muy comprensivo con España cuando crecían las voces que reclamaban el rescate de nuestro país.

Paralelamente, el Gobierno se embarcó, partir de 2013, en una ofensiva de imagen. «Había que explicar que España es un país serio», afirma Méndez de Vigo, quien reconoce que, cuando insistía en ello, muchos le miraban con cara de asombro, porque lo veían muy difícil, en un momento en que teníamos poco que enseñar.

En ese marco, se producirán, por ejemplo, varios viajes a Berlín de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que conecta muy bien con Ángela Merkel. «A Merkel le cae bien Soraya: la ve con dinamismo y le gusta mucho cómo le cuenta las cosas», dicen algunos de los conocedores de sus encuentros. Lo cierto es que, con el tiempo, la percepción de Alemania y de otros países sobre la capacidad de España va cambiando. Se empieza a ver a nuestro como un país serio.

«Mientras muchos hablan, pero no hacen, Rajoy pone en marcha unas reformas que son necesarias para España, aunque puedan suponerle un coste político», subrayan en su entorno. De igual modo, insisten, en clara referencia a casos como el de Monti, en que «frente a liderazgos fugaces, el jefe del Ejecutivo asumió que las reformas que debía emprender, además de ese coste político, suponían un gran sacrificio para los españoles, pero que eran necesarias para salvar el Estado del bienestar social, y volver a una política de crecimiento y creación de empleo, que es la que está comenzando».

En junio de 2013, se puede contar ya con un ramillete de declaraciones de líderes internacionales que se refieren a las consecuencias de las reformas hechas en España.