Banesto, origen y final de Alfredo Sáenz
El banquero llegó al banco que había hundido Mario Conde para sanearlo, aplicando un agresivo plan de recuperación de créditos morosos
MONCHO VELOSO
Banestó lanzó la carrera de Alfredo Sáenz en 1994 y, dos décadas después, ha terminado con ella. Tras rescatar la entidad con 180.000 millones de pesetas, el salavamento más caro en la historia financiera de España hasta Bankia, el Banco de España encargó al ... banquero, curtido para entonces en Banco de Vizcaya y el saneamiento de Banca Catalana, reflotar el banco que Mario Conde había hundido. Bajo su presidencia, Sáenz impuso una agresiva política de recuperación de créditos , hasta el punto de presentar, según los jueces, denuncias falsas. Y eso le ha costado el puesto de «número dos» del Santander.
A su llegada a Banco Español de Crédito (Banesto), Sáenz se fijó recuperar créditos impagados por unos 100.000 millones de pesetas . Quería, según sus propias palabras en la junta de accionistas de 1995, «expulsar» el 10% de los préstamos morosos del banco. Bajo ese plan presentó una querella por estafa y alzamiento de bienes contra Pedro Olabarría, Modesto González y Fernando y José Ignacio Romero, a los que reclamaba una deuda 600 millones de pesetas contraía por la compañía Harry Walker. Sáenz esgrimía que esas personas, accionistas minoritarios del grupo, se habían hecho responsables personales de esos créditos.
Un caso 20 años abierto
Tras ser condenados a prisión por el juez Luis Pascual Estevill, del juzgado número 10 de Barcelona, los empresarios denunciaron a Sáenz y otros directivos, pero el TSJ de Cataluña archivó la causa. El Supremo anuló en 2006 ese fallo y obligó al tribunal catalán a retomar el caso. En 2009, la Audiencia de Barcelona condenó a Sáenz, a un exdirector regional y a un letrado del banco a seis meses de prisión y una indemnización de 100.000 euros por delito de acusación falsa y estafa procesal.
«Obedeció al único propósito de recuperar unos créditos, de la forma que fuere», decía el fallo , que acusaba a Sáenz y los otros dos condenados de «aprovechar la presencia temporal del juez Pascual Estevill en el juzgado nº 10 de Barcelona», condenado en 1996 por prevaricación en varios casos y detención ilegal.
El Supremo rebajó en marzo de 2011 la pena de Saénz a tres meses de prisión e inhabilitación profesional. Ocho meses después, ya en funciones y justo antes de abandonar La Moncloa, el Gobierno de Rodríguez Zapatero le condonó esas penas y borró sus antecedentes penales , que le impedían, según los requisitos del supervisor bancario, seguir en su cargo. El Tribunal anuló a principios de este año parte del indulto y, con la nueva ley del Ejecutivo popular, dejó en manos del Banco de España decidir si Sáenz mantenía o no intacta su honorabilidad y, por tanto, su sillón en el Santander.
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