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El liderazgo de Merkel sigue inmune a la crisis ecónomica

Mientras en Europa se critica su estrategia de férrea austeridad, la canciller conservadora y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, son las figuras políticas mejor valoradas en Alemania

El liderazgo de Merkel sigue inmune a la crisis ecónomica reuters

andreu jérez

La última encuesta de valoración de los políticos alemanes publicada por el canal de televisión público ARD no deja lugar a dudas: la canciller Angela Merkel (de la Unión Cristianodemócrata, CDU) sigue siendo la figura política mejor valorada por los ciudadanos alemanes. Ello pese a las consecuencias negativas que la estrategia de austeridad defendida a capa y espada por su Gobierno está teniendo para el viejo continente. Ni siquiera la economía de Alemania parece escapar ya a las consecuencias de lo que algunos analistas han bautizado como «austericidio».

Así lo apunta el informe publicado el pasado jueves por los principales institutos económicos del país: confeccionado por encargo del Ministerio de Economía alemán, el documento prevé que Alemania crezca un 0,8% a lo largo del presente año. El anterior informe de este grupo de expertos vaticinó un crecimiento del 1% el pasado otoño. A pesar de que las previsiones de esos institutos económicos se muestran más optimista respecto a 2014 (con un crecimiento cercano al 2 por ciento), las exportaciones germanas, principal indicador de la marcha de la mayor economía europea, son la prueba del algodón.

Los productos made in germany han visto como su salida a los mercados exteriores disminuía (con puntuales recuperaciones) paulatinamente durante los dos últimos años. Así las cosas, cuando acabe 2013 Alemania habrá exportado previsiblemente menos de la mitad de lo que exportó el año pasado.

Freno a las exportaciones

El repunte de la crisis en la Eurozona, unido al relativo débil crecimiento chino y las persistentes dudas sobre la economía estadounidense, ha frenado visiblemente las exportaciones alemanas. No en vano, y como confirma el mismo informe económico encargado por el Gobierno alemán, al cierre de 2013 «las importaciones podrían haber crecido ligeramente más que las exportaciones, con lo que el crecimiento del PIB será producto de la demanda interna». Algo poco habitual en un país históricamente acostumbrado a balanzas comerciales holgadamente positivas.

Con todo, y como demuestran la valoración de los líderes políticos y los sondeos de intención de voto, el discurso de Merkel cala con éxito en el corazón de la sociedad alemana. En ese sentido, no es casualidad que la segunda figura mejor valorada sea Wolfgang Schäuble (también de la Unión Cristianodemócrata, CDU), el Ministro de Finanzas de Merkel y el «amo de llaves» de la caja pública alemana.

El pasado miércoles, Berlín anunció la aprobación del programa de estabilidad para 2013. Con su presentación, el Gobierno de Merkel aprovechó para sacar pecho: «El año pasado, Alemania consiguió un superávit estructural por primera vez desde la reunificación del país. De esta manera, y con un déficit de 0,5% del PIB, Alemania cumplió holgadamente el Pacto Fiscal Europeo». Merkel no prevé apartarse ni un centímetro de esa política de la consolidación fiscal. Su objetivo es reducir el endeudamiento acumulado al 69% del PIB hasta 2017 (actualmente, supera el 80%). Con este tipo de notas de prensa, Berlín parece querer dar ejemplo a sus socios europeos.

Los medios alemanes siguen sin cuestionar la validez de la austeridad

Pese a que cada vez voces más autorizadas del mundo económico ponen en entredicho la estrategia de austeridad defendida sin fisuras por Berlín, el discurso predominante en los medios y expertos alemanes sigue siendo el mismo que durante los últimos años: las economías europeas tienen que consolidar sus presupuestos públicos para poder volver a crecer. O lo que es lo mismo: las economías europeas en problemas (como Italia, España o Portugal) tienen que hacer frente a sus deudas antes de pensar en volver a la senda del crecimiento. Esa postura viene precedida por un argumento defendido casi dogmáticamente: sólo la consolidación fiscal permitirá un crecimiento económico equilibrado y sostenido.

Ante el éxito que Merkel obtiene con su discurso en defensa de la austeridad en clave de política interna, y teniendo en cuenta que el próximo 22 de septiembre se celebran elecciones federales en Alemania, parece poco probable que la canciller cambie su estrategia a corto plazo. Ante el incierto juego de coaliciones y la posibilidad de que su actual socio de Gobierno (los liberales del FDP) se queden fuera del Parlamento, Merkel va a necesitar la victoria más amplia posible.

Las encuestas dejan entrever que no va mal encaminada: su principal líder y candidato del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Peer Steinbrück, ocupa la undécima posición en la lista de políticos mejor valorados del canal de televisión público ARD. Sólo un grave e irreversible empeoramiento de la crisis económica y política de la Unión Europea, y especialmente de la llamada periferia, podría forzar un cambio en el discurso de la hasta ahora inflexible canciller.

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