El dopaje pone en shock al tenis: Purcell y Savelev, también positivos

El año 2024 deja un reguero de heridas en un deporte que miraba con distancia y catalejo los problemas de los demás: la crónica leyenda negra del ciclismo, los múltiples episodios de dopaje del atletismo, las manchas en la natación, las medallas de quita y pon en la halterofilia, los casos más esporádicos del fútbol...

Los dos números uno, Jannik Sinner e Iga Swiatek, dieron positivo por clostebol y trimetazidina. Un terremoto. Pero la máquina trituradora ha seguido: Max Purcell, ganador del último US Open en dobles, ha sido suspendido provisionalmente por una «inyección de vitaminas», según él. Y el ruso Daniil Savelev ha aceptado una sanción de dos años por un positivo de meldonium, el recuperador proveniente del este y que también ha consumido el delantero del Chelsea Mijailo Mudryck.

Algo ha cambiado en el tenis. Y los protagonistas de la raqueta no quieren hablar del asunto o, si lo hacen, prefieren guardar el anonimato. «No tengo suficiente información ni conozco los detalles», dijo ayer a ABC una voz autorizada del tenis español.

Solo un tenista con fama de inconsciente, Nick Kyrgios, ha explotado con la palabra. «La integridad del tenis ahora mismo, y nadie lo dice, es horrible», «puedo pecar de emocional o tirar una raqueta, pero eso no es nada comparado con hacer trampas y tomar sustancias que mejoren el rendimiento», «si Sinner no hizo nada malo, ¿por qué se le retiraron el premio económico y los puntos ATP?», «dos números 1 acusados de dopaje es asqueroso para nuestro deporte».

En la víspera de Nochebuena se conoció el penúltimo positivo, el australiano Max Purcell, número 12 del mundo en dobles y que está sancionado desde el 12 de diciembre sin más detalles por parte de la Agencia Internacional para la Integridad del Tenis (ITIA), el organismo independiente que se ocupa de estos temas. La sanción está relacionada con el uso de un método prohibido, sin precisar cuál, aunque Purcell explicó en las redes sociales que había jeringuillas por medio.

«Una inyección intravenosa de vitaminas que sobrepasó el límite de 100 ml... Avisé al equipo médico de mi condición de deportista de élite para no sobrepasar esos límites». La Federación Australiana enfatizó que el positivo no se trata de producto dopante, sino de método prohibido.

Purcell es élite del tenis. Junto a Jordan Thompson perdió la final de Wimbledon 2024 y se adjudicó los títulos en Houston, Los Cabos y Dallas. En 2022 conquistó Wimbledon junto a otra pareja, Matthew Ebden.

Menos sonoro, aunque integrado en este contexto de tenis y escándalo, es el positivo la semana pasada de Daniil Savelev, tenista perdido en el ránking (2.495), pero que ha dado positivo por meldonium, el recuperador de la era soviética que retiró del mapa a la estrella María Sharapova.

Purcell y Savelev están ya cumpliendo sanción. No así Sinner (no hubo castigo, la ITIA creyó su coartada) y Swiatek (suspensión exprés vista y no vista) a la antigua manera de los positivos que se camuflaban simulando lesiones, y que pertenecen a la nube negra de la historia del tenis.

En los estamentos del antidopaje español se ha detectado en algún momento el 'virus del tenis', según el cual las sanciones por dopaje en otros deportes se han disfrazado como lesiones de larga duración en el tenis (Cilic, Bellucci).

La Federación Internacional admitió de alguna manera en 2016 esas sanciones silenciosas después de la declaración de Sharapova: «No voy a fingir estar lesionada para esconder el positivo». El cambio se produjo, según la ITF, «por el daño provocado por las acusaciones de que los jugadores cumplen sanciones sin que se hagan públicas».

Esto lo reconoció el español Nacho Truyol, positivo por nandrolona en 1996, en 'Relevo'. «Me ofrecieron una sanción encubierta». Estuvo un año sin competir por una lesión imaginaria.