Rafael Caballero: «El dopaje debe ser desterrado del deporte»

-¿De dónde viene usted?

-Mi vida profesional ha estado ligada a la universidad con breves incursiones en otros campos. Trabajé en el Ministerio de Educación en política universitaria; en el Tribunal Constitucional, una experiencia muy potente de la que extraigo un conocimiento en lo relativo a la garantía de los derechos fundamentales. También formé parte de la Junta electoral en las elecciones a la Federación de Fútbol.

-Asume un puesto de gran responsabilidad.

-Sin duda, así es. Pero somos un eslabón más en el engranaje de la lucha contra el dopaje. El Gobierno, el Ministerio, la CELAD, las fuerzas del orden, la sociedad, que cada vez está más concienciada, la prensa con su mensaje… Somos un órgano independiente dentro de otro órgano independiente, la Agencia Antidopaje. No tendremos toda la responsabilidad, porque la Agencia Antidopaje abre los expedientes sancionadores y nombra un instructor. Nosotros entramos en la última fase. Después de la investigación, nos llega al comité y al interesado una propuesta de resolución, en la que pueden formular las alegaciones. Después nuestro comité impone o no las sanciones.

-¿Qué experiencia tiene en el dopaje?

-En la administración pública, no tengo. Mi experiencia tiene que ver con el mundo académico, con el estudio. Hice mi tesis doctoral sobre prescripción y caducidad, que son los mecanismos distintivos sobre la responsabilidad por el transcurso del tiempo. Las infracciones prescriben y los procedimientos sancionadores caducan.

-¿Qué es el dopaje para usted?

-Para mí el dopaje es lo que establece la ley. Y la ley establece que el dopaje es una práctica que debe ser desterrada del deporte, porque es peligrosa para la salud e incluso para la vida y, en segundo lugar, porque contamina la competición. Esos son los bienes jurídicos que se protegen, la salud y la competición. Es una práctica rechazable y que hay que intentar erradicar.

-Erradicar, una misión más difícil aún.

-Hay un convenio del Consejo de Europa de 1989 y me hizo gracia al leerlo porque se inicia con un objetivo: acabar con el dopaje. Una pretensión prácticamente imposible, porque el dopaje es una hidra de mil cabezas: cuando desaparece una, aparecen otras. La ley castiga el dopaje, lo proscribe y hay represión penal y administrativa. Yo estoy en este segundo escalón.

-A los agentes del antidopaje se les ha visto por ciertas autoridades o deportistas como enemigos del deporte. ¿Preparado para ser odiado?

-Ja, ja, ja… Mi aspiración es no ser noticia, ni como comité ni a nivel personal. Las sanciones tendrán repercusión y generarán ruido, y es bueno mantener una distancia. Nuestra herramienta es la ley. Como representación de la justicia, a la ley se le pone una venda. No se atiende a la persona, hay que actuar a ciegas al margen de la identidad o del prestigio social o su dimensión pública.

-¿Cree que la sociedad española ha tomado conciencia de que el dopaje es trampa total?

-Ha habido una evolución positiva. El Tour 98, la operación Puerto, ahora la operación Ilex… Poco a poco va cundiendo en la sociedad la idea de que el dopaje es trampa, un atajo indebido. Se ha avanzado bastante. En los países latinos hemos sido más condescendientes con el tramposo, pero ahora somos cada vez más serios y entendemos que las reglas son las mismas para todos. En derecho la seguridad jurídica es un valor fundamental. Las reglas son estas, estas sustancias son legales o no, y hay que garantizar la igualdad de la competición.

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«Los países latinos hemos sido más condescendientes con el tramposo, pero somos cada vez más serios»

-¿Cómo funcionará el comité?

-Somos un órgano colegiado de siete personas, no es presidencialista. El presidente convoca las reuniones, establece el orden del día y en caso de empate, impone el voto de calidad. Las decisiones deben ser colegiadas y lo más unánimes posibles.

-¿Qué perfil tendrá el comité, duro, equilibrado, garantista?

-Será profesional, legal y garantista. Profesional e independiente, porque no tenemos vinculación con clubes deportivos o federaciones. Legal porque nos someteremos a la legalidad, no solo a la ley antidopaje, sino a la Constitución y las leyes internacionales. Y garantista porque debemos velar porque en la instrucción e investigación se hayan respetado las garantías, la presunción de inocencia, la taxatividad, la proporcionalidad…

-¿Cree que los jueces entienden el problema del dopaje?

-El poder judicial y la administración pública formamos parte del poder jurídico del Estado. El poder judicial persigue delitos penales y nosotros perseguimos infracciones administrativas. Puede haber materias que caigan de un lado u otro. Los juzgados persiguen el tráfico de sustancias, médicos o entrenadores que envenenan el deporte, y la agencia persigue el uso de esos productos. Como todos buscamos la persecución de los ilícitos, debe haber colaboración.

-¿Qué opinión tiene del último caso, la operación Ilex con base en el doctor Marcos Maynar?

-Me vas a permitir contención porque es una investigación que está en proceso penal y se han iniciado las actuaciones. De ahí pueden derivarse expedientes sancionadores y quiero ser escrupuloso. Primero, los jueces. Y luego, la agencia antidopaje. Luchar contra el dopaje es bienvenido. Hay que purificar el deporte de estas prácticas lesivas para la salud de los deportistas.