William Henry Ashley, siempre hacia el oeste
TERRA IGNOTA
Hizo una gran fortuna mediante el comercio de pieles que le llevó a explorar Norteamérica
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Iniciar sesiónEl empuje económico de Estados Unidos está asociado a hombres como William Vanderbilt, el magnate del ferrocarril, John Rockefeller, el fundador de la Standard Oil, o J. P. Morgan, el mítico banquero. Algunas décadas antes que ellos, William Henry Ashley fue el pionero del ... comercio a gran escala de pieles mediante la creación de una empresa que lideró el negocio en el norte de América: la Rocky Mountain Fur Company.
Nacido en Virginia en 1788, su familia se trasladó a Luisiana en la época en la que Napoleón Bonaparte, primer cónsul, vendió este territorio francés a Estados Unidos por 15 millones de dólares. Luisiana, que había permanecido bajo el dominio de la Corona española hasta 1800, era una tierra salvaje, habitada por unos pocos miles de colonos de origen europeo.
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Ashley creció en San Luis (Misuri), donde hizo una carrera militar tras luchar en la guerra anglo-estadounidense de 1812. Con poco más de 30 años, alcanzó el grado de general. Antes del conflicto, había comprado enormes extensiones de territorio a bajo precio y conseguido una pequeña fortuna gracias a una fábrica de pólvora. Explotaba una veta de salitre y producía industrialmente este explosivo, que vendía a los fabricantes de balas. Cundo Misuri fue admitido como estado miembro de la Unión, fue elegido vicegobernador, cargo que ocupó desde 1820 a 1824.
Ashley, siempre atento a cualquier posibilidad de beneficio, se asoció a Andrew Henry para fundar la Compañía de Pieles de las Montañas Rocosas, creada en 1823. El objetivo social era dedicarse a la lucrativa y pujante actividad del comercio de pieles en unos momentos en que la demanda de Europa tiraba del negocio. La Compañía publicó un anuncio en los periódicos de San Luis en la que ofrecía trabajo a «jóvenes emprendedores para remontar el río Misuri» con un contrato de uno a tres años de duración. Los hombres que aceptaron enrolarse fueron conocidos después como los 'Cien de Ashley'.
La idea surgió cuando el Gobierno de Washington decidió prohibir la venta de alcohol a los indios, cuyos tramperos eran los principales suministradores de pieles a cambio de whisky, mantas y abalorios. Ashley fichó a esos jóvenes ambiciosos y los adiestró en el arte de la caza para obtener pieles en rincones apenas hollados por el hombre blanco.
El comercio prosperó durante más de una década hasta que los abrigos y los sombreros de piel fueron sustituidos por tejidos artificiales
Todos sus empleados tenían que reunirse en un lugar y una fecha elegida de antemano con un año de anticipación, normalmente en un puerto cercano a la bahía de Hudson. Desde allí, las pieles eran cargadas en barcos con destino a Europa. El comercio prosperó durante más de una década hasta que los abrigos y los sombreros de piel fueron sustituidos por tejidos artificiales. La Compañía, incapaz de mantener los sueldos altos a los tramperos, se disolvió, al igual que sus principales competidores, como la empresa de John Astor.
Gracias al impulso de los aventureros que se dedicaban a la venta de pieles, especialmente del castor, Estados Unidos fue creciendo en dirección hacia el oeste y fueron colonizadas extensiones de terreno despobladas, a la vez que florecían los negocios con el desarrollo del ferrocarril y la minería.
El afán de Ashley de buscar nuevos territorios de explotación le llevó hasta Utah y el Lago Salado. Allí estableció un puesto para comprar pieles a los nativos. Fue un éxito que propició que, tras amasar una gran fortuna, decidiera vender la Compañía a su socio Jedediah Smith y a sus lugartenientes.
William Ashley, que había explorado Colorado, Nevada, California y otros territorios muy poco conocidos, decidió iniciar una carrera política, aprovechando su prestigio como militar y sus contactos sociales. Se adhirió al Jacksonian Party de filosofía liberal y progresista. Fue elegido miembro de la Cámara de Representantes en 1831 y ganó tres elecciones consecutivas. El paso siguiente fue presentarse al cargo de gobernador de Misuri, siendo derrotado en el intento, lo cual fue achacado a su acercamiento a los terratenientes y banqueros.
Murió a la edad de 50 años de una neumonía. Tras su derrota electoral, se retiró de la política y se dedicó al negocio inmobiliario, nuevamente con éxito. Vivía en el condado de Cooper, donde le visitaban sus antiguos socios y trabajadores. Está enterrado en un túmulo indio con vistas al río Misuri, el paisaje que tanto amó.
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