Cuando los toreros se amotinaron por el «pleito de los miuras» y contra los empresarios «vividores»

Tomó el bastón de mando siendo un matador con notables carencias estéticas , cubiertas a base de tesón, arrojo y variedad. Las cuarenta y cinco cogidas que sufrió como novillero avalaban su pundonor, del que tuvo que hacer habitual uso para domeñar una de las etapas más duras en el aspecto ganadero : cuando se aumentó el trapío y la fiereza aprovechando la marcha de Guerrita. Empuñó el cetro durante una década en la que fue bautizado por el crítico Don Modesto como el «Papa del Toreo» .

Su trayectoria siempre fue de la mano del cordobés Rafael González «Machaquito» , competencia que jamás alcanzó la talla de otras más ilustres. En uno de sus análisis, José María de Cossío matizó que Machaco era « un torero complementario, más bien que rival , de Bombita, pero que emparejados habían de formar casi hasta la aparición de Joselito y Belmonte la pareja indispensable en todas las grandes ferias».

Disfrutaron de su oligopolio durante el albor del siglo XX y le abrieron surcos a los que venían por detrás, encabezados por Vicente Pastor y Rafael el Gallo , una pareja que contó con más adeptos como repulsa al despotismo de ambos líderes que por méritos propios. Aquel veto al genial «Divino Calvo» fue gestando una inquina personal en la figura de Joselito , que veía mermada la economía familiar por la censura al mayor de sus hermanos.

Torero con inquietudes culturales , Bombita aprovechó su hegemonía para desarrollar una hoja de estilo entre los coletudos acerca del modo en que debían contratarse. Propósitos entre los que preponderaba la protección y el amparo a los toreros heridos , en una época en la que no había Estado ni poliza que cubrieran sus convalecencias; además del deseo más polémico: aumentar los honorarios de cada torero que se enfrentase a una corrida de Miura . Entendía que los ganaderos aprovechaban su terrorífica fama para incrementar su caché y que esa expectación suponía un éxito taquillero para los empresarios.

Bombita lanzó un órdago que le acabó señalando, perjudicando su carrera de modo irremediable . Durante la corrida de la prensa que lidió junto al inseparable Machaquito en 1909, la empresa de Madrid repartió unas hojas en las que informaba de las diferentes pretensiones de ambos diestros, motivo por el que no podrían contratarlos durante el resto de la temporada , consiguiendo ipso facto la repulsa del público capitalino . Un movimiento que habilitó el jaque contra los matadores, que se terminó de rematar con la amenaza anunciada por la unión de ganaderos : « No proveeremos de toros a las plazas donde se anuncien los toreros que suscriban el pleito de los miuras». Jaque mate.

El de Tomares vio como sus filas se desmoronaban en la guerra contra empresas y ganaderos , a excepción de Cocherito de Bilbao . Hasta su inseparable Machaquito dio un paso al lado, al igual que el resto de toreros de primera fila que habían secundado la causa. La secular falta de compañerismo entre diestros mostró una vez más sus deshiladas costuras.

La afrenta contra la empresa de Madrid apartó del abono a Bombita y Machaquito. Y como repulsa al veto, se anunciaron juntos en Vistalegre que, como recuerda Paco Aguado en « Joselito el Gallo, rey de los toreros », fue una apuesta que salió cruz: «La empresa de la plaza grande les siguió el juego y les contraprogramó ese mismo día con ocho toros de Miura a Pastor, El Gallo, Bienvenida y Manolete . La plaza de Carabanchel no se llenó. La de la carretera de Aragón, sí, a reventar. Y Bombita no volvió a pisar su ruedo durante tres largas temporadas ».

En su vuelta madrileña en 1912 no tuvo más remedio que anunciarse con los toros de Miura , sabedor de que había perdido la batalla. Los ganaderos enviaron un encierro desproporcionado y duro que hirió a Vicente Pastor y forzó la rotura del tendón de Aquiles de Bombita, exhausto ante una auténtica alimaña. Como ironizaba Gregorio Corrochano en « Qué es torear », «Bombita tenía razón: estos toros dan más trabajo . Ahí estaba el tendón partido».

Tras aquella derrota moral (y física) , su carrera no levantaría vuelo. Con el escobón en sus manos y la tijera de cortar coletas entre los dientes desembarcó Gallito en el escalafón mayor, quien ya le había anunciado a Machaquito que «no quiero hacerle daño a usted, pero quiero que sepa que vengo a por Bombita y voy a acabar con él por todo lo que le hizo a mi hermano Rafael». Una sola temporada completa le aguantó al de Gelves, despidiéndose de los ruedos el 19 de octubre de 1913 , paseado en volandas por un grupo de matadores que le agradecían la fundación de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuo , mascarón de proa del posterior Montepío de Toreros.

Reflexionando sobre lo sucedido, José María de Cossío dejó su visión sobre el pleito de los Miuras y sobre el resto de imposiciones que Bombita planteó en favor de los toreros: «Visto el caso a distancia de tiempo, yo creo que Bombita tenía toda la razón , y en el modo de plantearlo fue el más correcto, y hace honor a su carácter y buena fe (…) Pero el diestro de Tomares creyó que defendía una causa justa cuyos beneficios podrían alcanzar a compañeros con menos recursos toreros, y prefirió plantear la cuestión de frente , pese a sus riesgos, y sobre todo al del fracaso bien pronto manifiesto».

Meses antes de la retirada, y según recogieron las páginas de ABC el 12 de abril de 1913 , se reunieron los integrantes de aquella Asociación Benéfica de Auxilios Mutuo que fundó el «mandón» Bombita. Un concilio que pretendió erradicar la impunidad de algunos empresarios inicuos que «marchaban con el dinero de la taquilla» sin pagar los honorarios de los diestros. Fue éste el embrión de la actual Comisión de Seguimiento del Convenio Colectivo Nacional Taurino .

De esta reunión salió un documento que advertía del compromiso total de los matadores para erradicar estas prácticas abusivas e irregulares por parte de algunos empresarios de provincias, especificando casos concretos que les habían ocurrido a los propios matadores. Los coletudos acordaban así multar entre 500 y 3.000 pesetas a quien toreara en algún festejo organizado por un empresario incluido en esa «lista negra» y, en el caso de ser reincidente, vetarlo para anunciarse con el resto de toreros.

Reproducimos nuevamente la nota que aquí se emitió hace más de un siglo :

«Ayer, en la notaría de Luis Sagrera , se reunieron los matadores Chiquito de Begoña, Cocherito De Bilbao, Juan Gaona, Paco Madrid, Mazzantinito, Ostioncito, Vicente Pastor Durán y Ricardo Torres "Bombita" , con objeto de firmar un importante documento, cuyas bases, presentadas por el abogado de la asociación, Fernando Guitarte , fueron acordadas en una reunión celebrada por los espadas que fija o accidentalmente residían en Madrid».

«Los ocho citados firmaron; Machaquito , que marchó a Córdoba después de la reunión previa, firmará cuando vuelva a Madrid , que será hoy o mañana, y es seguro que igualmente firmarán los demás, pues que se trata del siguiente asunto, de interés para todos ».

«Se han repetido con lamentable frecuencia los casos en que una empresa de toros se ha marchado con el dinero antes de acabar con la corrida y no han pagado a los toreros, y se veía difícil el medio de acabar con tales vividores ».

« Rodolfo Gaona , con motivo de un caso de estos que le ocurrió en Burdeos , propuso a la Sociedad de Toreros que viera el modo de cobrar, y cedía el importe en beneficio de la agrupación; pero no se pudo conseguir por no poder intervenir los tribunales de España».

«Esto fue lo que obligó a pensar en algo serio y se han conocido muchas cosas parecidas que han ocurrido a Bombita, Machaco, Pastor, Larita y otros».

« Vicente Pastor parece que antes de empezar una corrida en una plaza de provincias pidió el cumplimiento del contrato, que obligaba a pagar a las doce del día y le dijeron que sólo le podían pagar en perras gordas , proposición que aceptó; pero no le valió, pues después de algunas evasivas accedió a torear por evitar un conflicto de orden público ».

«A Larita, en otra ocasión le pagaron con un cheque falso , y por este orden h an sido muchos los timos que se le han dado a los toreros».

«En el documento firmado se declara el veto a la plaza en que se registre un hecho análogo, y los firmantes se comprometen a no torear en ella si la propiedad del edificio no satisface la cantidad que el empresario hubiera dejado de pagar; todos ellos dejarán de torear en tal plaza hasta que abonen y en el caso de que algunos de los espadas faltara al compromiso, tendrá que pagar una multa cuyo mínimum será de 500 pesetas para los que en el año anterior hayan toreado entre una y nueve corridas, y ascenderán progresivamente hasta 3.000 , que pagarán los que hubieran toreado más de cincuenta».

«En el caso de reincidencia, pagarán doble y cada reincidencia siguiente, doble también».

«Si alguno llegara a faltar al compromiso, y a los tres meses no hubiera hecho efectiva la multa, los demás compañeros , en los contratos que hagan posteriores, añadirán una cláusula por la que se nieguen a torear con él ».

«El dinero de las multas pasará a la caja de la sociedad , y ésta lo reservará para fines benéficos especiales ».

«Si lo firman todo, como es de esperar, se ha acabado una inicua explotación , que no han puesto en práctica nunca las empresas de importancia, pero de la que han abusado muchos vivos».