Atascos a paso de procesión que conducen al cielo de Acho
Puerta grande para Sebastián Castella, que corta dos orejas a un sobrero de Paiján de vuelta al ruedo en una tarde en la que destacó la profunda clase del cuvillo Rescoldito y decepcionaron los de Domingo Hernández
El milagro del Perú taurino con Roca Rey y Tito Fernández
Enviada especial a Lima (Perú)
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Iniciar sesiónSentía envidia la Virgen del Rocío de los atascos en Lima. Qué barbaridad. A paso de procesión avanzaban los coches, balanceándose de un carril a otro. Igual daba: en volandas llevaban los limeños al Señor de los Milagros y todo alrededor del Rímac se paralizaba. ... Terrones buscaba alternativas de una cuadra a otra, rodeando manzanas, haciendo ochos. Habíamos dejado el hotel casi dos horas antes. Faltaba un kilómetro cuando los ocupantes de la furgoneta tomamos, como Juncal, una decisión heroica; en realidad, la única posible para llegar a los toros: andar era el camino. Y entre las simpáticas gentes del Perú cruzamos el puente que conducía a la bella Acho.
¡Qué ambientazo! Los reventas no vendían entradas: las compraban. «¡Compro entradas, compro entradas!», repetían en medio de los puestecitos de incacola y chila, sabedores de que cualquier boleto para ver este domingo a Roca Rey dispararía su precio. Porque muchos se quedaron en la cola cuando la taquilla colgó el 'No hay billetes'. Y ya que pasaban por allí compraron su entrada para la del sábado hasta colgar otro 'Agotado el boletaje'.
Estábamos a cien metros de nuestro destino, donde nos esperaban unos anfitriones de lujo. Los bares del interior del recinto eran un hervidero de gente, de aromas y de sabores. Con más picante y son que los toros, aunque hubo uno, el tercero, de excepcional clase, con una bravura de las que se entregan por abajo, que planeaba en la muleta de Talavante, en una faena entre dos aguas, una más ligera y otra de mayor encaje. Qué manera de embestir por el izquierdo Rescoldito, de igual bautismo al premiado del Corpus de 2018, lidiado también por el extremeño.
Pero el que se llevó el premio de la vuelta en el arrastre fue el jabonero de Paiján, un sobrero bastito y brutote, que rompió a bueno en las telas de Sebastián Castella. Menuda su conexión con el público, que valoró su firme ambición y acabó rendido en el arrimón. Larga, muy larga, la faena, con dos finales: el del desplante a cuerpo limpio y las manoletinas postreras. Suyas fueron las dos únicas orejas. Había sustituido este Saleroso al titular de Domingo Hernández, precisamente el de mejor aire de salida de los tres que lidió, pero muy protestado en el sol con las matracas. Los otros dos, mansos y descastados, no sirvieron. Y ni tocar madera le sirvió al ganadero para ahuyentar al gafe.
Más fiesta de la que tenía le dio David de Miranda en un sincero arrimón al sexto, pero pinchó... Como al de su confirmación en Lima, en el que sorprendió con un variado y ajustado recibo, tan apretado que Fumador lo volteó en una tafallera. Apretó en banderillas con su mansita tendencia y obedeció en la muleta. En un palmo de terreno se desarrolló la faena del onubense, sin moverse desde el prólogo por alto. Sin pestañear. Y así seguiría mientras rotaba con un toro que se abría, lo que tanto suele agradar a los toreros. Pero aquello fue a menos y el acero evaporó cualquier opción de premio en la primera tarde en la que lo acompañaba Ramón Valencia júnior. Y eso es noticia en este invierno tan agitado de divorcios y casamientos...
Feria del Señor de los Milagros
- Plaza de toros de Acho. Sábado, 1 de noviembre de 2025. Cartel de 'No hay billetes'. Toros de Núñez del Cuvillo (1º, 2º y 3º), Domingo Hernández (4º, 5º y 6º) y Paiján (4º bis); los mejores fueron el 3º, de profunda clase, y el sobrero, que rompió a embestir.
- Sebastián Castella (sustituto de Manzanares), de rosa y oro: ovación tras aviso y dos orejas.
- Alejandro Talavante, de pistacho y oro: aplausos y silencio.
- David de Miranda (sustituto de Morante), de sangre de toro y oro: silencio tras aviso y silencio.
El idilio grande fue el de Ronald (Sánchez) con los palos. El nombre del peruano coreaba toda la plaza antes de que el túnel de la puerta grande se colmara de móviles para inmortalizar la salida a hombros de la figura francesa. Por debajo del chaleco caía el puñado de arena que se había llevado al corazón, que late de ambición con su veteranía. Como late la Fiesta en Perú. Qué maravilloso ambiente, donde las corridas no arrancan a la hora del sorteo, sino cuando se sale del hotel. Atascos que conducen al cielo de Acho, con la bandera de Perú en medio de las de España y Francia. Hay detalles torerísimos que marcan la diferencia.
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