Anne Igartiburu mete la nariz en el Teatro Real
El coliseo estrena la ópera de Shostakóvich, censurada en su día por Stalin, y en la que interviene la presentadora de televisión
La dirección musical es de Mark Wigglesworth y la dirección escénica de Barrie Kosky
Madrid
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Iniciar sesiónPlatón Kuzmich Kovaliov, un engreído funcionario ruso, se despierta un día sin nariz. La busca por las calles de San Petersburgo y la encuentra en la catedral de Kazán, pero ha alcanzado mayor rango que su propietario y se niega a volver a su cara. ... Kovaliov pone un anuncio en el periódico... sin resultado. Nicolái Gógol escribió este absurdo relato entre 1835 y 1836 y lo tituló, naturalmente, 'La nariz'.
Algo menos de un siglo después, un joven Dmitri Shostakóvich (tenía 23 años) compuso su primera ópera basándose en esta novela. Se estrenó en el Teatro Maly Óperny de Leningrado (hoy San Petersburgo) el 18 de enero de 1930, aunque la censura de la dictadura estalinista la enterró en el olvido hasta que a mediados de los años setenta la Ópera de Cámara de Moscú y el director de orquesta Guennadi Rozhdéstvenski la exumaron y la presentaron por todo el mundo (en 1992 llegó, por ejemplo, al Real Coliseo de Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid). «Uno de los críticos soviéticos más del régimen la tachó de 'bomba de mano anarquista' -dice Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real-, y los censores pro-estalinistas la expulsaron del repertorio durante cuarenta años por 'formalista'».
El Teatro Real estrena ahora (del 13 al 30 de marzo) este título tan sugerente como poco representado, y lo hace en una producción en la que colaboran la Royal Opera House Covent Garden de Londres, la Komische Oper Berlin y la Opera Australia. La dirección de escena corresponde a Barrie Kosky (creador de la aplaudida puesta en escena de 'La flauta mágica' que se vio hace unas temporadas en el Teatro Real), que, según sus responsables, «reivindica la libertad surrealista del cuento de Gógol en detrimento de la crítica social, explorando la atmósfera onírica y burlesca de la ópera con enorme dinamismo y un ritmo cinematográfico, en el que las escenas se suceden en un marco oscuro, a semejanza de una película». La dirección musical es del británico Mark Wigglesworth.
Martin Winkler encarna al protagonista, Kovaliov, «un hombre lleno de defectos, desagradable -dice Johannes Stepanek, que ha repuesto el montaje de Kosky- Esta producción nos hace comprenderle; todos podemos encontrar algo con que identificarnos». A Winkle le acompaña un reparto de veintisiete cantantes, que interpretan a los casi noventa personajes que tiene la obra. Hay una última intérprete: Anne Igartiburu, que encarna a una presentadora de televisión (papel que conoce a la perfección).
«'La nariz' -sigue Matabosch- necesita de un apoyo dramatúrgico que abra sus puertas al circo, la revista, el cabaret alegre, tonificante, irreverente, extravagante, grotesco y subversivo. Hasta una presentadora de televisión, en la puesta en escena de Barrie Kosky, irrumpe en escena para interrogar al público sobre el sentido que puede tener una ópera que narra las andanzas de una nariz». En anteriores montajes el papel -únicamente hablado- ha sido interpretado por una cantante, «pero aquí hemos optado por una presentadora real, de modo que el público ya sabe que lo es; ella estuvo encantada de sumarse cuando se lo propusimos».
Esta presentadora trata de poner un poco de orden en el caos que cuenta esta ópera, donde la partitura, escrita «para una orquesta de cámara más diez percusionistas –dice Wigglesworth– es absurda, extrema, terrorífica y divertida, como absurdo, extremo, terrorífico y divertido es el libreto. La música no tiene finalidad en sí misma, sino en función de la historia».
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