Carmen Maura: «Paso de las críticas, pero me dolería que el teatro estuviera vacío»
La actriz vuelve al teatro con «Carlota», de Miguel Mihura, después de veintisiete años de ausencia
JULIO BRAVO
La última vez que Carmen Maura se subió a un escenario en España fue hace 27 años ; lo hizo en un disparatado musical de Montcho Alpuente, «La reina del Nilo» . Desde entonces, el cine y la televisión la han tenido ... secuestrada –«la cámara me chifla», se justifica–, y sólo ha vuelto a las tablas en dos ocasiones, y las dos fuera de España: en París ( «Cirque à deux» ) y Buenos Aires ( «Bienvenida a casa» ). El Centro Dramático Nacional la ha rescatado para que protagonice «Carlota» , una comedia de Miguel Mihura que se estrena el viernes en el teatro María Guerrero, La dirige Mariano de Paco , con un reparto que completan Pilar Castro, Vicente Díez, Pedro G. de las Heras, Natalia Hernández, Alberto Jiménez, Jorge Machín, Antonia Paso, Carlos Seguí y Alfonso Vallejo: «Cuando leí la función –explica el director– pensé que el personaje de Carlota estaba escrito para Carmen Maura, así que me puse a buscar a una actriz que se pareciera a ella, porque nunca soñé ni siquiera que ella lo pudiera hacer». Pero Carmen Maura lo ha podido hacer. «Es una obra coral, una comedia que se entiende, y eso es lo que quería hacer. Y lo que quiero es que venga el público, y que me vea en el teatro gente que, por edad, no me ha podido ver nunca. Eso es lo que quiero. Paso totalmente de las críticas , pero me haría daño que el teatro estuviera vacío», dice la actriz.
Todos los miedos que confiesa Carmen Maura tener ante el estreno se diluyen cuando se sienta para hacer la entrevista. Apenas son necesarias las preguntas:habla con locuacidad y naturalidad, y expresa sus ideas con tal convicción que se antojan irrebatibles. Con esa seguridad dice:« Tengo 68 años , y se lo digo a todo el mundo, porque estoy muy orgullosa. Tener años no es un pecado;a veces parece que ser joven es una virtud, y solo es una circunstancia. Influye mucho este trabajo, que es como estar jugando todo el tiempo. Soy anticirugía estética , por supuesto. Solo voy al gimnasio y no dejo que me den la lata. Si no me apetece ir a una cena, no voy;si me apetece irme de un sitio, me largo; y si quiero desaparecer , desaparezco. Cuando estoy sin trabajar un tiempo, es imposible localizarme. Nunca se sabe dónde estoy. Una de las cosas que más envejece es el agobio , y vivimos todo el tiempo con un estrés insoportable. Eso quita años de vida, y yo en ese sentido me cuido mucho. Me aburren mucho las cenas , las comidas, los estrenos... Yo solo voy a los míos, por obligación, y a los de alguna amiga a la que le encanta que vayas a su estreno. Pero de los demás procuro huir». ¿Y se puede? «Claro que se puede».
La profesión de actor es, muchas veces, un goloso escaparate en el que muchos suspiran por estar. «A mí no me ha atraído nunca el escaparate;ni siquiera cuando empezaba tenía ansias porque me conociera todo el mundo. Me dedico a ser actriz porque me gustaba hacer funciones. Con ocho años ya organizaba funciones con mis amigas en mi casa, que había una puerta corredera que usábamos como telón . Yo la escribía, la dirigía y me daba un papel; no el de la buena, siempre era un papel con enjundia. Y recuerdo que mis primeros juegos con mi hermana eran funciones, y convencerla era dificilísimo, no se creía nada. Y no sé por qué, porque mis padres no me llevaban al teatro ni al cine con frecuencia. Era algo que tenía yo , y además se me daba muy bien».
Actuar, dice Carmen Maura, «es lo único que se me daba bien de manera natural . En realidad para mí no es nada difícil; me lo tomo en serio, pero no me tengo que meter en un manicomio para hacer de loca. Solo hay que aprenderse la letra y obedecer al director, que a veces... Este director, Mariano de Paco, ha sido conmigo muy cariñoso; me ha mimado, me ha escuchado, me ha entendido muy bien y he estado con él comodísima. Me ha ayudado muchísimo y me ha animado a hacer cosas que a lo mejor no me hubiera atrevido a hacer. Para mí ha sido perfecto ».
Toca hablar de la obra, «Carlota» , que Miguel Mihura escribió para Isabelita Garcés , y que se estrenó en 1957 . «Mihura escribe de puta madre, y es maravilloso estudiarlo; complicado, porque no se pueden cambiar palabras, pero muy agradecido. Esa especie de sentido del humor suave me encanta. Me gusta mucho más que la carcajada bruta, que me distraen mucho. Y esta función es divertida, pero no de carcajada bruta». ¿Se contagia ese humor en la vida? «En teatro yo creo que no hay drama, porque eso de que todas las tardes, a las siete y media, te toque llorar ... En cine, cuando hago drama, sí me influye ese día, normalmente. Aunque yo no soy de las que llegan sufriendo al rodaje, pero si tienes que hacer una escena muy dramática, sí llego a casa un poco triste. Pero me encanta hacérselo pasar bien a la gente, aunque la gente en el cine también se lo pasa bien llorando. Pero en el teatro prefiero que lo pasen bien y se diviertan. Es una sensación de que sirves para algo que me encanta».
Insiste en que esto es lo único que se le da bien en la vida, y atraviesa la conversación una ráfaga de amargura. «Nada se me ha dado tan bien como ser actriz: ni esposa, ni madre, ni hija ... En el colegio era buena, pero nada como lo de actuar. Y no he ido nunca a ninguna escuela de interpretación , ni nunca he dado un curso. Y a veces me hubiera gustado, haber ido con mi bloc... Yo empecé muy tarde, con 25 años. Ya tenía un niño, estaba embarazada de otro, tenía una galería de arte , un matrimonio... Tenía otra vida. Y me decidí porque mi grupo de aficionados terminó, y yo no quería dejar de actuar. Me metí en otro grupo con Modesto Higueras . Y al cabo de quince días decidí que quería ser actriz».
La decisión, dice Carmen Maura, fue el arranque de lo que denomina «una historia muy dramática». «La profesión no me ha dado más que alegrías, pero mi vida personal fue un desastre , pero no voy a hablar de esto... He tenido muchos follones en mi vida personal, como para escribir un libro, pero en lo profesional no puedo decir más que buenas cosas, porque mira que he tenido suerte y he estado en el sitio oportuno en el momento oportuno. Por ejemplo, cuando hice el programa de televisión con Fernando García Tola –«Nena, tú vales mucho»–, que todo el mundo me decía que me equivocaba. Lo hice porque no tenía ni un cortometraje en ese momento. Hice una presentadora totalmente fuera de lo normal, muy especial, llena de guionistas por todas partes, y tuvimos un éxito enorme de la noche a la mañana. Y a partir de ahí todo han sido golpes de suerte . Mi ángel de la guarda se ha despistado un poco en mi vida personal pero ha estado muy atento en lo profesional. Y me ha llenado mucho, porque me divierte muchísimo».
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