«La amante inglesa»: La locura de un crimen, según Marguerite Duras
Natalia Menéndez dirige a José Sancho, Gloria Muñoz y José Luis Torrijo en esta obra inspirada en un crimen real
JULIO BRAVO
El 17 de enero de 1950, ABC publicaba una noticia titulada «El crimen de la mujer pequeñita». Narraba un suceso ocurrido en Francia: una mujer había matado y descuartizado a su marido. A partir de este hecho, Marguerite Duras escribió una novela y posteriormente una ... obra teatral, «La amante inglesa», estrenada en 1967. Ahora llega a Madrid en una producción dirigida por Natalia Menéndez e interpretada por Gloria Muñoz, Pepe Sancho y José Luis Torrijo. Se trata de un texto, dice la directora, que le llamó la atención por el fondo y por la forma: «Me interesan las preguntas que se hace la autora sobre el ser humano, sobre la responsabilidad de un crimen, sobre el encierro, la felicidad, el amor, el trato, el conocimiento. Y la forma, no desde una lógica, sino desde emociones e intuiciones; es un baile entre el pasado y el presente».
Marguerite Duras cambió la naturaleza del crimen, y cambió a la víctima a una prima sordomuda de la asesina. «La amante inglesa» está planteada como un interrogatorio a la criminal y a su marido, cada uno por separado, por parte de un investigador. «Es un trabajo en el que ha jugado mucho la intuición, para desentrañar el texto y hacerlo desde la emoción y el sentimiento, desde dentro», asegura Gloria Muñoz. Y añade José Luis Torrijos «es un trabajo con una intensidad grande; en mi caso, tienen mucha importancia los silencios y las miradas. Tampoco tiene una estructura sencilla». «Creo que la forma de decir de Marguerite Duras -tercia José Sancho- es producto de su época, de la Francia de la Resistencia y la posguerra, en que no se podían decir las cosas como ocurrían. Y ella las escribe no como ocurren, sino como se le ocurren».
Razones
Dice Sancho que su personaje, el marido de la criminal, es el más simple de explicar: «Es un hombre enamorado de alguien que no corresponde a sus expectativas, pero ya sabemos que el amor lo tapa todo. Y está entregado hasta que descubre que en ella hay un punto de locura, tal vez fingida». «Es una mujer con mucha imaginación -dice Gloria Muñoz a propósito de su personaje-, con mucha vida interior y mucha capacidad de emociones. Y la autora se identificaba; decía que si no hubiera tenido la oportunidad de escribir no sabe qué hubiera sido de ella, y piensa que si el personaje hubiera tenido oportunidad de educarse, de leer y escribir no hubiera llegado a hacer lo que hizo». Y José Luis Torrijo añade que su personaje es «de alguna manera, el espectador; es el que hace preguntas e intenta descifrar todo, porque hay algo que no encaja, aparentemente no hay un porqué». A Marguerite Duras le interesaba -concluye Natalia Menéndez- entender las razones y explicarlas a su manera.
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