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ABC Cultural

M´uica

El matrimonio de los vientos con el flamenco

Entre el Negro Aquilino, Miles Davis y Pedro Iturralde anda el juego, o en lo que Jorge Pardo pudo hacer con todo ello

El músico de flamenco y jazz Jorge Pardo R.I.

Luis Ybarra Ramírez

Existen matrimonios cuyo vínculo, de férreo, se ha vuelto tópico. El café y las mañanas, los libros en la playa (al atardecer, a ser posible, y sin viento, por no causar un divorcio inmediato), el huevo y la patata, la estupidez en las redes… Las ... piezas, a veces, encajan como cuerpos que se desean. Se imantan y, como si de dos gotas de agua se tratara, de pronto, al unirse, son una. En música, cuando se produce un matrimonio, parece que siempre estuvo ahí. Camarón y Paco de Lucía, por ejemplo, son anacrónicos; no existe ya ese tiempo donde no eran una referencia. Como Duke Ellintong con John Coltrane , que nacieron únicamente para unirse en ese punto de 'I a sentimental mood', que llena de sentido los demás. En el flamenco, no todos los enlaces, a veces frutos de modas, alcanzan las bodas de oro. Ese mérito, tan difícil de lograr, queda reservado para unos pocos. Algo así sucedió con los vientos en los pentagramas jondos, que llegaron para vestir y armonizar y quedaron adheridos a la música. Jorge Pardo , ese chico madrileño del grupo Dolores que cayó en los oídos de Paco de Lucía hasta formar parte de su Sexteto, puso por estos lares el saxofón y la flauta como si de untar mantequilla fuera la cosa. Llegó como pareciendo que siempre había estado ahí, y se impuso. Este viernes 17 de diciembre, actúa en el Café Berlín. Y el relato, a partir de él, se cuenta de una forma diferente. Su matrimonio, no obstante, no surgió de la nada. Antes hubieron de sucederse un ramillete no demasiado extenso de noviazgos, sus antecedentes.

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