Juanes: «En lo alto de la música están Carlos Gardel, Edith Piaf... y Rosalía»

¿El Grammy a la Persona del Año es el premio más importante de su carrera?

Realmente sí, es lo más importante que me han entregado en el mundo de la música. Fue un día increíble, muy importante para mí.

Recibió el premio de manos de su ídolo Lars Ulrich, de Metallica.

Eso ya fue demasiado (risas). Soy fan desde que tengo 13 años, es una obsesión, una banda que me ha inspirado mucho. Verle dándome el premio fue muy irreal, pero muy hermoso.

La versión de «Seek and destroy» que usted hace es bestial. Y cuando era joven tuvo una banda del género. Su éxito dará esperanzas a los padres que ven a sus hijos tocando metal.

(Risas) Exacto. Y es que, realmente, el metal exige un nivel de disciplina y técnica tremendo. Se aprende mucha música tocándolo.

¿Haría un disco de metal, como capricho personal?

Ese es uno de mis grandes proyectos pendientes, hermano. Algún día lo haré, la idea lleva en mi cabeza mucho tiempo.

En una de las canciones de su disco hay un verso que casi pasa desapercibido y dice: «Fumando DMT», que no es otra cosa que el enteógeno de la ayahuasca.

No se emplea de manera negativa. Es una planta milenaria de Colombia, que no debe consumirse como una droga para irse de fiesta, sino como algo para conocer lo más profundo de tu ser. Pero hay que hacerlo sólo en el contexto correcto.

Tiene veintitrés Grammy Latinos, figuras como Andrés Calamaro dicen que es usted un genio… ¿tiene que hacer ejercicios de control de ego? ¿O la humildad es un instinto natural para usted?

Estoy conectado a la música de una manera muy espiritual y profunda desde que soy pequeño, y lo que me sucede es lo contrario a lo que suele sucederle a otros artistas: cuantos más reconocimientos tengo, más siento la urgencia de mantener el nivel, y más responsable me siento de lo que ofrezco.

En los Grammy Latinos también triunfó nuestra Beyoncé, la Rosalía. Usted fue quien la vio en un tablao y llamó a su mánager, Rebeca León, para convencerla de que trabajara con ella. Y desde entonces... ¡booom!

Bebe me llevó a verla, y cuando empezó a cantar casi me muero. Me voló la cabeza de manera absoluta. Cuando la saludé, le dije: «En lo alto de la música están Carlos Gardel, Edith Piaf, y tú». Ella lo tiene todo, su sex-appeal, su talento, su estética. Es una mujer que ha venido a cambiar la música. A Rebeca le dije: «Tienes que venir ya a Barcelona a conocer a Rosalía. Me siento orgulloso de haber sido un pequeño eslabón en su ascenso.