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ABC Cultural

El devenir de la guitarra flamenca

Con la guitarra nos identificamos todos estéticamente. La guitarra es desde lo inmemorial el instrumento musical que mejor refleja el entendimiento rítmico de los andaluces. Y quizás para todos los españoles del sur es la misma deidad que veía en ella Antonio Machado: «Tú eres ... alma que dice armonía/ solitaria a las almas pasajeras.../ Y siempre que te escucha el caminante/ sueña escuchar un aire de su tierra». No cabe duda que el poeta se refiere a la guitarra flamenca. Una guitarra que, tal como acompaña al baile o al cante flamenco, acusa evidentes reminiscencias orientales. Las seis cuerdas están acordadas en cuarta con tercio en agudo, acorde propio de Oriente, milenario acorde corrientemente utilizado en Andalucía desde el primer siglo de nuestra era.Y a esta música modal andaluza, le es propicio un sistema armónico de falsas relaciones, lo que constituye en opinión de Manuel de Falla, una de las maravillas del arte natural. El acoplamiento al cante y al baile flamenco de la guitarra le ha prestado a este instrumento una personalidad y unas particularidades difícilmente traspasables a otro. Por eso, aunque últimamente el arte flamenco se suele acompañar en ocasiones con un amplio bagaje instrumental, la guitarra sigue estando presente, porque no existe auténtica música flamenca a compás sin su sugerencia, su pauta, su rítmica propia y su cierre musical. Se considera por los primeros tratadistas que la guitarra se adaptó el acompañamiento del cante y el baile en el siglo XVIII. Y ahora que la guitarra flamenca ha alcanzado un gran esplendor a medida universal, evocar a unos tocaores que han quedado en la historia como artistas excepcionales, desde el llamado El Murciano (1795-1848), que deslumbró a Glinka con su toque, hasta el admirable Serranito (1942), pasando por El Maestro Patiño, Javier Molina, Paco de Lucena, Ramón Montoya, Manolo de Huelva, Niño Ricardo, Sabicas, Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Manuel Cano, Juan Serrano, Diego del Gastor, Manuel Morao, y una relación de guitarristas coetáneos de Paco de Lucía: Paco Cepero, Ricardo Miño, Manolo Sanlúcar, Enrique de Melchor, Parrilla de Jerez, Gerardo Núñez, Moraíto, Manolo Franco, Rafael Riqueni, Niño de Pura, Tomatito, Cañizares, Vicente Amigo, José Antonio Rodríguez y un largo etcétera, porque la guitarra flamenca no sólo continua siendo instrumento capital para acompañar el cante y el baile, sino que como guitarra flamenca de concierto tiene cada día más presencia en las representaciones del género.

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