La cara más amable del rostro pálido
Pete Doherty actuó anoche en la sala Joy Eslava de Madrid
PABLO MARTÍNEZ PITA
No era el monstruo que algunos esperaban. Se retrasó, sí, pero tampoco lo suficiente como para que el público empezase a romper focos y quemar sillones. Tampoco llegó dando bandazos o cabezadas alrededor del micrófono. De hecho, su labor consistía en mantener el tipo él ... solo en el escenario, con su guitarra y dos bailarinas. Y hay que estar muy centrado para permanecer así durante algo más de hora y media, y más con el vigor que mostró tanto con la voz como con su instrumento. «MC»Un tiempo en el que cumplió, y con creces, haciendo felices al los congregado para la ocasión, anoche, en la sala Joy Eslava.
Los problemas de convivencia le han acompañado en las dos bandas que ha militado, los Libertines y Babyshambles. Quizás por eso su último disco, «Grace/Wastelands», inauguró su etapa en solitario; la cual, por cierto, viaja por derroteros melódicos más tranquilos. Este trabajo es el que vino a presentar ayer en Madrid.
A pesar de sus complicadas relaciones con sus compañeros, sus constantes escándalos y sus salidas de tono —incluidos sus desencuentros con las leyes referidas al narcotráfico—, lo que mostró Peter Doherty ayer fue su cara más simpática. No solo porque en su repertorio, además de este álbum, hay un buen puñado de joyas. También porque se mostró increíblemente divertido. Incluso se permitió subir a cuatro espectadores para que cantaran con él. Otros detalles: recibir a las espontáneas que se colaban en el escenario, recoger y agradecer cualquier objeto que cayera a su alrededor, o acercar el pie para que una rendida admiradora le besara con fruición la bota.
«Can't stop me now» fue uno de los himnos de los Libertines que no podía faltar, o «Time for héroes», o «For lovers», ni tampoco «Fuck forever», «The blinding», «Delivery» y «Beg steal or borrow», de Babyshambles. Y en el tiempo de descuento, la sorpresa de «She loves you», de los Beatles. Terminó con su canción más celebrada de su nuevo disco, «Last of the english roses». Todas ellas fueron coreadas en un concierto que parecía un salón en que el supuesto «enfant terrible» recibía a los amigos.
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