Baluarte sitúa a Navarra en la primera división del circuito artístico y musical
PAMPLONA. La Infanta Doña Elena y su esposo, Jaime de Marichalar, presidieron los actos de inauguración. Tras visitar las instalaciones y descubrir una placa conmemorativa, presidieron el concierto inaugural, que corrió a cargo de la soprano María Bayo y el barítono Iñaki Fresán, acompañados por ... el Orfeón Pamplonés y la Orquesta Pablo Sarasate. Construido por el Gobierno de Navarra, con un presupuesto de 78 millones de euros, Baluarte busca aunar ciencia y aprendizaje, arte y cultura en un mismo espacio. Es uno de los más grandes auditorios y palacios de congresos de España, con una superficie de 63.000 metros cuadrados. Su configuración en forma de L se proyecta hacia una extensa plaza peatonal de más de 10.000 metros cuadrados que se abre a la ciudad.
Su gran fachada de vidrio ofrece un fuerte contraste con la cara pétrea y rotunda del otro lado. Es un edificio complejo en el que se unen los usos propios del espectáculo (auditorio principal y sala de cámara), zonas de exposiciones y Palacio de Congresos. A estos espacios se añaden otros para camerinos, almacenes, talleres, oficinas, cafetería... El edificio no permite ser contemplado a primera vista, sino de forma fragmentaria, desde muchos y variados encuadres. La sorpresa se introduce porque algunos elementos arquitectónicos son evocadores: el techo del auditorio simula las velas de un barco; la gran escalera parece una escultura; los focos, caños de luz; el espacio, silencio... El presidente del Gobierno foral, Miguel Sanz, subrayó que Navarra ve culminada con Baluarte una gran aspiración, como es contar con una dotación cultural, social y económica «como merece». Han sido, recordó, más de tres años de ideas, planos, obras y, «sobre todo, ilusiones. A pesar de su nombre, el Baluarte de Navarra no va a ser un elemento defensivo, sino que será la atalaya desde la que Navarra se abrirá al mundo, acogiendo congresos, convenciones, ferias y certámenes, y un escenario en el que el mundo se mostrará a Navarra, a través de las mejores expresiones artísticas y culturales».
Para Sanz, es el mejor símbolo de los nuevos tiempos que vive la Comunidad, «de su profunda convicción por haber elegido bien el camino del futuro, que es el mantenimiento de sus derechos históricos, de su autogobierno de origen ancestral, y de la libertad para mantener su personalidad en el seno de España y en el marco de la UE».
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