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Balance general: lo mejor y lo peor del Mad Cool

La primera edición del festival madrileño se cierra con un éxito de público, más de 100.000 asistentes. Contamos los aspectos positivos y los negativos que caracterizaron estos tres días

Vista general del Mad Cool, en la Caja Mágica EFE

ABC.ES

Ya pasó todo. Fue un fin de semana intenso, y llega el momento de hacer balance de este festival que celebró su primera edición y que llega con fuerza y con ánimo de quedarse. Esperemos que sea así, porque, pese a las dificultades (es posible que propias de un recién llegado), predominan los aspectos positivos en el Mad Cool.

Lo mejor

- Ante todo, que Madrid recupera un gran festival , con varios escenarios, varios días y varios artistas y bandas de relumbrón, con una programación ecléctica para convencer a jóvenes y n tan jóvenes.

- La reacción ante los problemas ocurridos durante la primera jornada de festival. Todo un detalle que se devolviera el 100 por 100 del dinero del primer día de aparcamiento debido a las incidencias, y el 50 por ciento a los abonados a los tres días.

- Neil Young . Estuvo inconmensurable. Ofreció sus dos facetas, la acústica y la de largos recorridos eléctricos. Impagable, por ejemplo, su versión de «Like a Hurricane» tocando él solo sin acompañamiento. Y ese eterno «Down By The River». Se le vio feliz e hizo un bis, algo inaudito, tanto en él como en un festival.

-La oportunidad de ver a The Who . Dudamos de que haya muchas más. Resulta sorprendente que mantengan esa vitalidad y energía cuando ya sobrepasan con holgura los setenta años. Para los fans fue una fecha inolvidable.

- El soul de Michael Kiwanuka , la guitarra de Gary Clark Jr. , la versión de «Nothing compares 2U» de Capital Cities , el concierto de Band of Horses , las coristas de Jane's Addiction , «La Torre de la Vela» de 091 , la fiesta electrónica de Caribou , la animación conseguida por Two Door Cinema Club , Tom Odell... protagonizaron algunos de los mejores momentos del Mad Cool.

- Los horarios. No hubo que esperar a la una de la mañana o más allá para ver The Who y Neil Young. De esta forma, quien solo tuviera interés en estas bandas (un público además con un perfil más talludito) no tenía que darse una paliza innecesaria.

- El césped artificial para no llenarse de tierra y polvo; y los baños, bien instalados, limpios y con lavabo. No se trataba de esas incómodas cabinas oscuras de eventos semejantes.

- Lo vídeos de los escenarios, muy bien realizados.

Lo peor

- Los problemas organizativos del primer día: eran la primera edición y estas cosas entran dentro de lo razonable que pasen, e incluso se disculpan al haber sabido reaccionar con cierta presteza. Pero durante la primera jornada la indignación era la norma, cuando se cayó la red y al entrar se tenía que hacer una cola de media hora mínimo para validar tu pulsera y poderla cargar de Mads (el dinero del festival). Imaginen a unos señores sexagenarios que han ido exprofeso a ver a The Who el jueves (y que solo van a ir ese día) a los que someten a este microcalvario para poder beberse tranquilamente una simple cerveza. Los festivales son incómodos por definición, pero clamó al cielo este mal inicio.

- Escasez de papeleras en la zona al aire libre: ¿por qué había tan pocas? La consecuencia fue la gran cantidad de basura que se extendía por todos los rincones.

- Paneles o pantallas informativas : Aunque es cierto que se repartían trípticos con los horarios y los escenarios del festival, no estaría de más que hubieran aprovechado los pantallones de los que disponía la organización, incluso en los propios escenarios, para informar de los próximos grupos que tocaban y en qué escenario tendría lugar cada uno de ellos.

- Aforo en los pabellones: desde la tragedia del Madrid Arena el escrúpulo con que se cumple el aforo de los lugares públicos se ha vuelto mucho mayor. Tres de cinco eran los escenarios indoor, así que hubo problemas para coger sitio en la pista en algunos casos: te obligaba a ser previsor y pies ligeros. Y a seleccionar. Es cierto que en las gradas de los pabellones se podía estar, pero para muchos no es lo mismo. Y, concretamente, con Caribou hubo un error en la elección de escenario que provocó una histeria innecesaria. Se podía dar el caso, además, de querer salir para ir al baño a mitad de concierto y luego no poder volver a entrar por aforo completo. Tampoco estaría mal, a tenor de este último ejemplo, poner baños en los pabellones.

- La dificultad para salir de allí. Miles de personas esperando un taxi. Colas larguísimas en el momento de mayor cansancio. Es un problema difícil de resolver, pero quizá, si la normativa no lo impide, se podría estirar la fiesta con deejays un par de horas más, ya que facilitaría la huida de allí al producirse de manera más escalonada.

- La dificultad para llegar hasta la Caja Mágica. Con los parones por la huelga de metro, los trayectos al festival eran un suplicio importante. En este caso, la organización del Mad Cool tampoco podía hacer mucho.

- La coincidencia, en la programación del sábado, de Neil Young y John Grant, dos artistas que van dirigidos a un público semejante.

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