Ucrania, mártir por nuestras democracias

La anexión de Crimea y la guerra en el Dombás echaron más leña al fuego. Putin acusó al gobierno Zelenski de nazi y antisemita. Precisamente el presidente ucraniano es de origen judío. Ucrania, para toda Europa, fue una 'terra incognita'. El segundo país más grande de nuestro continente, con una población en número como la española. La guerra ha demostrado la importancia geoestratégica de los países del Este, Bálticos y nórdicos.

ENSAYO

'Ucrania, encrucijada de culturas'

• Autor Karl Schlögel
• Editorial Acantilado
• Páginas 441
• Precio 32 euros

Los ucranianos ya son expertos en invasiones a lo largo de la Historia. En el siglo pasado Alemania los invadió dos veces. Bielorrusia y Ucrania fueron los graneros del nazismo. Kiev quedó completamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Del millón de habitantes paso a poco más de cien mil. Dos millones de ucranianos fueron deportados por el Reich como esclavos. Cinco millones asesinados. Casi tres millones de judíos también. Dos millones de ucranianos lucharon primero contra Hitler y, luego, contra Stalin. Hubo también colaboracionistas con el nazismo: los Hiwis (auxiliares voluntarios). Ucrania, durante gran parte del siglo XX, fue el territorio de la violencia extrema. Y una vez que la convivencia se había establecido, aparece Putin. La reinterpretación del zarismo y del estalinismo. El líder de una nueva internacional que incluye a la izquierda alemana, a la extrema derecha francesa (italiana y española, ahora atemorizados), antieuropeístas europeos, antiamericanos europeos y de la propia USA, antisemitas y demás calaña.

La intelectualidad rusa se dividió. A favor de Putin y la anexión de Crimea, por ejemplo, el director de orquesta Valeri Guérgiev, luego expulsado como director de la orquesta de la Opera de Milán. Y en contra escritoras como Alla Bossart, Alina Vituchnovskaia o Liudmila Ulítskaia; y escritores como Viktor Yeroféiev. Ulítskaia llegó a escribir en la publicación alemana, 'Des Spiegel', «Me temo que jamás formaremos parte de la familia europea. Nuestra gran cultura, nuestro Tolstói y nuestro Chéjov, nuestro Chaikovski y nuestro Shostakóvich, nuestros pintores, actores, filósofos y científicos no impidieron a los fanáticos».

ENSAYO

'Entre Este y Oeste'

• Autora Anne Applebaum
• Editorial Debate
• Año 2023
• Páginas 355
• Precio 23,90 euros

Crimea era el destino favorito en Rusia. Fue sustituido, tras el fin de la URSS, por Antalya, Tenerife o la Costa Azul. Los habitantes de esta península eran tártaros (deportados, en el año 1944, al Asia Central), rusos, judíos, griegos, italianos y, por supuesto, ucranianos. Para los intelectuales era un 'lieu de mémoire'. La Koktebel de Maksimilián Voloshin, la casa de verano de Chéjov en Yalta y la novela utópica de Vasili Aksiónov 'Isla Crimea'. La Ucrania occidental, Lviv y Chernivtsi, eran para los escritores moscovitas Occidente, un trozo de Europa Central. Kiev, a orillas del Dniéper, simbolizaba el ave Fénix nacional. Galitzia para el Imperio Austrohúngaro fue esencial. De ahí los escritos de Roth, Franzos, Celan o Von Rezzori.

Desde hace décadas, en la Universidad de Viena, se estudia la Historia de Ucrania. También la relación con Berlín ha ido creciendo en los últimos años. Odesa representa el territorio meridional, mediterráneo y judío, con grandes escritores como Babel, Paustovski o Petrov. Cada cual ha extraído, a lo largo de los tiempos, lo que mejor encajaba en su horizonte: lo mitteleuropeo, el 'shtetl' judío o la vanguardia rusa. Ucrania vista desde Viena, Cracovia, Varsovia, San Petersburgo, Moscú, Berlín e, incluso, París.

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'Ucrania. La invasión de Ucrania contada en primera persona'

• Autor Luke Harding
• Editorial Deusto
• Año 2023
• Páginas 296
• Precio 19,95 euros

La importancia cosaca también es destacable. Los nazis los consideraron una etnia. Los soviéticos «la espada del reaccionarismo». Para los judíos y los polacos eran, simplemente, asesinos. Y para el romanticismo ucraniano, los cosacos eran la primera sociedad democrática europea. En su novela, 'Taras Bulba', Tolstoi los retrató como rudos, primitivos, honorables, nómadas, tradicionales. Austria en Galitzia simpatizaba con los ucranianos para contrarrestar a los polacos. A los enemigos de Rusia, dentro de Polonia y Alemania, les interesaba su debilitamiento, no los ucranianos.

Las relaciones ucranianas-polacas fueron muy conflictivas durante siglos. Karl Schlögel, profesor de Historia de Europa del Este en la Universidad Europea de Viadrina (Fráncfort del Oder), comenta sensatamente que la Historia de Ucrania debe ser contada en su integridad, lo bueno y lo malo. En esto no se diferencia mucho de la historia común europea. Centro Europa es una historia de fronteras en permanente movimiento.

Los escritores y artistas nativos u originarios de Ucrania son: Gógol, Ajmátova, Repin, Prokófiev o Babel. Políticos como Trotski o Jruschov. Escritores judíos de habla alemana oriundos de la Bucovina o de la Galitzia oriental, eran Roth o Celan. Todos forman parte de la historia ucraniana de carácter multiétnico, pluricultural, plurireligioso y lingüístico. En Kiev nacieron, vivieron o residieron grandes temporadas: Mandelstam, Bulgákov, Malévich, Grossman, Ajmátova, Golda Meir que nació y creció en Kiev antes de ser la primera Ministra del estado de Israel. Los 'Cuentos de Odesa' fueron escritos por Babel.

'Ucrania, encrucijada de culturas', de Karl Schlögel, es un libro fundamental para conocer no solo la historia y la cultura de Ucrania, sino de toda la región. El libro fue publicado en el año 2015, y ésta es una nueva edición revisada, aumentada y actualizada. 'Entre Este y Oeste', de Anne Applebaum, sigue muy torpemente este esquema. Lo que en el libro de Schlögel es de primerísima mano, en este otro volumen es de muy segundas manos. La Pulitzer norteamericana, casada con un político polaco, y ya en los papeles de la prensa del corazón cultural que, como muy bien sabemos, existe; a pesar de sus conocimientos del polaco se pierde. Están bien los capítulos de Kaliningrado-Königsberg y Kant; así como el de los polacos y lituanos, en los que se refiere a Milosz y Mickiewicz, pero el resto es bastante caótico. Dejar solo hablar a los ciudadanos de las distintas ciudades contando sus historias no es suficiente. Además Applebaum se dirige al lector como si éste fuera ignorante de lo que ella únicamente piensa que es conocedora.

'Invasión. La invasión de Ucrania contada en primera persona desde el campo de batalla', escrito por el que fuera corresponsal en Moscú de 'The Guardian', hasta ser expulsado por Putin, nos relata minuciosamente todo lo que está pasando en el campo de batalla. Gran conocedor de estos países nos ayuda a entender muchos porqués. Afortunadamente hacía décadas que el género periodístico bélico había desaparecido de Europa al haberse evaporado los conflictos, pero ahí están de nuevo con los mismos horrores que antaño.