Crítica
'El mago', John Fowles reaparece
Con esta novela recuperamos a este consumado prestidigitador de los tiempos donde en los 'best-sellers' figuraban entre los muy 'sellers' también los más 'best'
'Manía', Lionel Shriver no es idiota
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Iniciar sesiónAbracadabra y ya era hora y aquí reaparece 'El mago'. Y con ella el genio y figura un tanto desaparecido -como el de Anthony Burgess o John Updike o Saul Bellow y tantos otros- de John Fowles (Reino Unido, 1926-2005). Consumado y ... muy consumido en su momento prestidigitador en aquellos cada vez más lejanos tiempos cuando, entre los 'best-sellers' en lo más alto de las listas, figuraban entre los muy 'sellers' también los más 'best'.
«En realidad yo nunca quise ser un escritor», escribió el inglés en la introducción a 'Wormholes' (Agujeros de gusano, 1998), su último libro publicado en vida, una recopilación de ensayos y obsesiones. Y, sí, ahora casi deseo cumplido. Porque Fowles, quien siempre se definió como «un outsider», no parece figurar en ningún canon ni es reconocido como faro por ningún narrador joven (y tal vez la publicación póstuma de sus diarios, trufados por comentarios muy 'british' y tanto homofóbicos y antisemitas haya contribuido a ello). Pero sí: parecen cada vez más lejanos los buenos tiempos en que este hombre publicó una obra donde se detectaban destellos de Shakespeare, George Eliot, Tolstoi, Mann y los grandes y añejos filósofos griegos sin que esto le impidiera «divertirse» y divertir tocando todos los palos.
Novela
'El mago'
- Autor John Fowles
- Traducción Enrique Murillo
- Editorial Anagrama
- Año 2025
- Páginas 680
- Precio 26,90
Así, su debut con la casi fundante del personaje del asesino en serie amoroso en la cuasi nabokoviana 'El coleccionista' (1963 y, se supo, manual de instrucciones para más de un Hannibal Lecter real); la meta-ficción de época y logradísimo pastiche posmoderno en 'La amante del teniente francés' (1969); el formidable libro de cuentos y 'nouvelle' conceptual 'La torre de ébano' (1974); la gran novela decimonónica estilo Hardy aggiornada en 'Daniel Martin' (1977); la refinada pornografía de 'Mantissa' (1982); o la novela histórica cuasi-pynchoniana con toque sci-fi en 'Capricho' (1985). Pero por encima de todas ellas se yergue -aunque Fowles jamás la haya considerado la mejor entre las suyas; de ahí que, primera que terminó pero segunda en salir a escena, la publicase en 1966 y la revisara a fondo en 1978-'El mago', título original 'The Godgame'.
En su momento, 'El mago' se consagró y admiró adictivo bildungsroman de culto adoptado planetariamente por la Generación de Acuario (y también, suele ocurrir, resultó en pésima película filmada en Mallorca con Michael Caine y Anthony Quinn en los roles protagónicos; un serie de televisión desde hace años en trámite tal vez corrija a ese despropósito que, por supuesto, hoy es adorado por los cinéfilos más freak-psicotrópicos). Mientras tanto y hasta entonces, aquí vuelve esta formidable road novel de ideas y cuyas raíces -Fowles no dudó en reconocerlo- se hundían en la tierra muy firme y fértil de dos geniales novelas en las que el aria del visitante y el anfitrión eran la clave: 'Grandes esperanzas', de Charles Dickens y, muy especialmente, adorada por Fowles, 'El gran Meaulnes', de Alain-Fournier.
Con los años -un tanto desconcertado por la fama del libro-, Fowles intentó rebajar este entusiasmo
A estos precedentes, Fowles añadió erotismo mediterráneo, pulsiones post-beatnik, misticismo nómade, un toque de la fantasía isabelina de 'La tempestad', psicología 'à la page', postales turísticas chatwinianas, erotismo profano y mitología helénica, consiguiendo algo que hoy se lee y se vuelve a disfrutar como una suerte de eslabón perdido entre 'Drácula' de Bram Stoker, 'El gran Gatsby' de Fitzgerald, el Herman Hesse de 'El lobo estepario' y 'El juego de los abalorios' con la Donna Tartt de 'La historia secreta' y el Peter Straub de 'La cámara oscura' espolvoreado con polvo mágico del David Lynch de 'Twin Peaks' y del 'Perdidos' de J. J. Abrams y del Stanley Kubrick de 'Eyes Wide Shut'.
Crisis suicida
Aquí, el joven maestro y graduado en Oxford Nicholas Urfe (con más de un rasgo de su autor) quien sufre crisis casi suicida al descubrir que no es ni será gran poeta y abandona a su enamorada Alison y busca reinventarse como profesor de inglés en isla griega. Allí el hipnótico Maurice Conchis: acaudalado greco-británico quien pudo o no haber sido colaborador nazi y que ahora vive recluido en su templo-palacio. Enseguida, duelo psico-mental-sexual-dialéctico con Conchis como sádico manipulador titiritero magistral con Urfe, su dedicada marioneta. Todo a lo largo y ancho de escenarios y ritos donde figuran también dos irresistibles y casi vampíricas sacerdotisas locales para -Urfe de regreso en Londres- descubrir que nada era lo que parecía en ese trance: que una muerta está viva, que él mismo ha renacido, que ya no quien era o creía ser. Y una revelación final -un prestige definitivo y acaso justificador- revelará un pasado en el que ilusionista sucumbió a sus ilusiones.
Fowles nació en 1926 en Leigh-on-Sea, una pequeña parroquia civil del condado de Essex. Resume su infancia en una sola frase: «Llevo tratando de escapar de ella desde entonces»
Con los años -un tanto desconcertado por la fama del libro-, Fowles intentó rebajar este entusiasmo con un «seguirá siendo esencialmente una novela de adolescencia escrita por un adolescente tardío». Algo de lo que también se acusa a tantas otras grandes novelas que incluyen a las magnum opus de Salinger, Kerouac o Cortázar. Novelas mágicas como por arte de magia. Novelas sin truco. Novelas que al leerlas uno no puede sino preguntarse cómo lo hicieron sus prestidigitadores para comprender a las pocas páginas que lo mejor, lo más sabio, es relajarse y dejarse llevar (como Urfe por Conchis) por sus muchos hocus pocus y alegrarse por que alguien las haya ejecutado ante nosotros. Novelas que nos invitan a un todo por aquí y todo por allá y ¡presto!
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SuscribeteColaborador de ABC. Crítico de libros relacionados con literatura norteamericana.
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