CRÍTICA DE:
'Un punto de vista lírico' de André du Colombier
BARCELONA
Figura escondida del conceptual de los años 70, el barcelonés celebra en el Museo Tàpies su primera monográfica conectando con la filosofía del pintor
¿Quién fue André du Colombier?
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Una de las obras de Coombier
La nueva propuesta del Museo Tàpies confirma, una vez más, la solidez de su programa cuando se trata de articular diálogos inesperados entre la obra de Antoni Tàpies y los lenguajes que hoy expanden su legado.
'Un punto de vista lírico', ... primera gran monográfica en un museo dedicada André du Colombier (Barcelona, 1952-2003), despliega un universo contenido en los márgenes del lenguaje y la imagen, donde cada objeto cotidiano o palabra recortada parece conjurar un territorio de extrañeza y revelación.
Comisariada por Adam Szymczyk y nutrida por el archivo de Anka Ptaszkowska, figura clave para comprender el trabajo del artista, la muestra reúne materiales procedentes del legado que ella atesoró, catalogado y estudiado desde el Tàpies como un ejercicio arriesgado: Du Colombier, que eligió transitar los márgenes, evitó el circuito establecido del arte y cuestionó el factor mercantil de la obra.
El recorrido, no cronológico, respeta el carácter esquivo y fragmentario de su producción (1977-2003). El visitante avanza entre secuencias de papeles Chromolux, 'collages' tipográficos y pequeños ensamblajes de objetos domésticos, todos ellos dispuestos con la precisión de quien entendía la disposición como parte inseparable de la invención. En este territorio, la sintaxis se disuelve en juegos de resonancias, neologismos y silencios, mientras lo matérico se emancipa de cualquier jerarquía para afirmarse como signo abierto.
Frases interrumpidas
El montaje potencia esa condición liminal: planos de color espejado sostienen frases interrumpidas; 'collages' de Letraset y documentación diversa conviven con breves series fotográficas que registran acciones apenas insinuadas... Por su sencillez y sobriedad, se plantean como elementos esenciales. Obras como 'Untitled\ La farine et la bouillotte' (1977), tres fotos en blanco y negro de gestos mínimos con harina y una bolsa de agua caliente, condensan el humor y la delicadeza con que Du Colombier abordaba lo nimio. Otras, como 'Untitled\ A A RA ARARA' (1989) juegan con la repetición y el ritmo hasta rozar lo performativo, invitando al espectador a completar un significado que siempre se desplaza.
Recorrer las salas del Tàpies supone aquí adentrarse en un territorio suspendido entre el silencio y el guiño irónico. Un bosque central de mesas con objetos y documentos permite que cada pieza respire lo justo, mientras la museografía favorece un ritmo pausado que invita a acercarse, leer, recomponer. Hay algo de íntima conversación con el artista: una voz que se intuye entre los materiales, que a veces susurra y otras interpela con humor, obligando al visitante a abandonar certezas y aceptar la fragilidad del sentido.
La exposición consigue que esa economía de medios se perciba como un sistema expansivo, capaz de reinventar el mundo desde el detalle. Los pequeños objetos, postales, eslogans o utensilios domésticos que el artista recontextualizaba adquieren aquí una cualidad casi teatral: se presentan como rastros de acciones y pensamientos en proceso, nunca como resultados definitivos. La luz acentúa la sensación de que asistimos a una coreografía silenciosa.
Más allá de su impecable factura desde lo esencial, 'Un punto de vista lírico' se inscribe en la línea que la dirección de Imma Prieto ha impulsado en los últimos años, tejiendo relaciones entre la obra de Tàpies y las investigaciones de artistas que, como Du Colombier, cuestionaron las fronteras entre arte y vida, escritura y objeto, concepto y gesto. El diálogo no es literal, sino atmosférico: la obstinación de Tàpies por trascender la materia encuentra aquí un eco en la de Du Colombier por llevar el lenguaje al límite de su desaparición.
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ContinuarLa muestra confirma que el Minimalismo del lenguaje de Du Colombier no implica carencia, sino apertura: cada palabra, cada objeto, cada imagen son umbrales hacia un sentido provisional que rehúye cualquier clausura. Esa 'incertidumbre forzada' que el artista supo administrar con inteligencia y humor se revela aquí como su mayor legado.
André du Colombier
'Un punto de vista lírico'. Museo Tàpies. Barcelona. C/ Aragón, 255. Comisario: Adam Szymczyk. Hasta el 22 de febrero 2026. Cuatro estrellas.
Al salir, uno tiene la impresión de haber asistido a un delicado ejercicio de resistencia frente a la saturación del signo y del objeto en el presente: un recordatorio de que, incluso en escala modesta, el arte puede ofrecer la posibilidad de mirar y pensar de nuevo.