CRÍTICA DE:
'Paisaje Miró', la constelación mironiana que atraviesa Palma
Palma de MAllorca
En cuatro capítulos, tantos como sedes, 'Paisaje Miró' analiza la destreza de Joan Miró generando alfabetos y relatos creativos
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Palma de Mallorca
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Iniciar sesiónUn siglo después de que Joan Miró pintara 'Ceci est la couleur de mes rêves', Palma de Mallorca despliega en cuatro sedes emblemáticas un homenaje polifónico al artista que mejor supo convertir el azar en imagen.
'Paysage Miró / Paisaje Miró' no es ... una retrospectiva al uso, sino una lectura transversal de su universo plástico, articulada como acontecimiento coral que dialoga entre instituciones y espacios. Una apuesta de ciudad donde el MNCARS actúa como prestador central y la Successió Miró como eje legitimador, haciendo posible una de las propuestas expositivas más ambiciosas del año.
El conjunto permite trazar una cartografía del pensamiento visual de Miró, pero es en Es Baluard, bajo el título 'Pintar entre las cosas', donde se nos revela con mayor claridad su faceta más radical y contemporánea, casi atemporal.
La selección en esa sede, comisariada por David Barro, construye una genealogía pictórica que va desde el paisaje realista de Mont-roig, de 1916, hasta las superficies desgarradas y casi violentadas de los setenta. Aquí no se trata de mirar cuadros, sino de desentrañar un código visual atravesado por la intensidad, la duda y la posibilidad del vacío. Las piezas sin título de 1973, con sus perforaciones, manchas expansivas y cuerdas colgantes, condensan la voluntad de Miró de «asesinar la pintura» sin abandonar el pigmento. Pintar para deshacer lo pictórico.
Las derivas más extremas
El gesto es performativo, y la violencia consciente sobre el lienzo conecta con las derivas más extremas del arte contemporáneo. Miró rasga, voltea, repite. Desfigura el sentido para abrirlo. Y al hacerlo, encuentra en el error una poética inédita. La referencia a Lucio Fontana es inevitable, pero también el eco de Klein, de Jarman, incluso de Richter.
Porque Miró, como pocos, supo habitar ese espacio fronterizo entre lo matérico y lo mental, entre la tradición y la revuelta. Las grandes telas invertidas del Taller Sert, trasladadas a Es Baluard, reafirman su vocación por desestabilizar el orden del cuadro, y al tiempo, su necesidad de habitarlo.
Ahondando en este gesto, la muestra 'La chispa mágica' en la Fundación Pilar y Joan Miró, nos adentra en el corazón del proceso creativo del artista. La exposición convierte los talleres de Son Boter y Son Abrines en una suerte de 'wunderkammer', donde objetos, recortes, herramientas del campo, figuritas populares y obras de artistas amigos trazan un mapa afectivo y material del imaginario mironiano. Lo que en otros sería anécdota aquí se convierte en detonante. Las «chispas» de las que hablaba el artista como el «divino azar» aparecen en vitrinas y estanterías como fósiles del pensamiento visual, activadores de una energía que aún hoy palpita.
El enfoque curatorial de Antònia Maria Perelló, directora de la fundación, acierta al alejarse de la cronología para apostar por un montaje inmersivo, donde el archivo se convierte en relato y el estudio en territorio palpable. La mirada de Warburg y su 'Atlas Mnemosyne' planea sobre esta sala como una sombra alargada: no hay jerarquía, sino constelación. Miró no ordena: conecta, y lo hace en todas direcciones.
Ese impulso esencialista tiene su eco en el espacio de La Llotja, donde, bajo el título 'La fuerza inicial', reúne una imponente selección de esculturas en bronce que condensan su imaginario tridimensional. La presentación, a cargo de Carmen Fernández Aparicio, aprovecha la potencia arquitectónica del espacio para establecer un diálogo directo con las obras. Las columnas góticas se convierten en árboles y los bronces 'Oiseau lunaire', 'Maternité', o 'Conque', en criaturas arcaicas que parecen brotar de la superficie blanca.
Miró entiende la escultura como transposición de la energía vital: el volumen se transforma en signo, y el signo en potencia simbólica. Las figuras no son ni humanas, ni animales, ni objetos: son todas esas cosas a la vez. Totémicas, híbridas, ingobernables.
En órbita
Finalmente, 'El color y su sombra' en el Casal Solleric, explora la relación entre pintura y escultura, y de la mujer como figura mitológica, telúrica, fecunda. Las 'femmes' de Miró son aquí tanto manchas como volúmenes, pigmento o bronce, signos abiertos a la interpretación. La exposición, planteada sin una línea temporal fija, refuerza el carácter circular de su obra. Miró no evoluciona: orbita. Y en cada giro, transforma.
'Paisaje Miró' no es solo una suma de muestras. Es un ejercicio de lectura a varias voces sobre un artista que aún interroga nuestro presente. Su pintura danza entre manchas azules, estrellas negras y pájaros sin nido: una invitación al asombro y al pensamiento. Su escultura, una arqueología del deseo y la materia. Y su archivo, una constelación que aún chispea y de la que pueden brotar ideas, conexiones y estudios constantes.
Las cuatro estaciones de 'Paisaje Miró'
Es Baluard: 'Pintar entre las cosas'. Comisario: David Barro.
Fundación Pilar y Joan Miró: 'La chispa mágica'. Comisaria: Antònia Maria Perelló.
La Llotja: 'La fuerza inicial'. Comisaria: Carmen Fernández Aparicio.
Casal Solleric: 'El color y su sombra'. Comisario Fernando Gómez de la Cuesta.
Hasta el 11 de enero de 2026
No solo Palma rinde homenaje a Miró: lo reactiva. Y para quienes deseen prolongar este viaje por su universo visual, la exposición 'El lenguaje del color. Miró íntimo', en el Centro Cultural Fundación Unicaja de Cádiz, a través de obras sobre papel, grabados y libros de artista, con especial foco en la serie 'Mallorca', donde la luz y el color siguen latiendo como paisaje interior.
También en Mont-roig del Camp, la casa familiar del artista acoge actualmente 'Miró. El primer tapiz', una exposición que profundiza en su relación con el arte textil a partir de su primera colaboración con Josep Royo y el nacimiento del Tapís de Tarragona, reafirmando su compromiso con los oficios tradicionales como vía de expansión del lenguaje moderno.
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