ARTE
Leticia Ruiz: «Si hay algo que es Marca España es Patrimonio Nacional»
El renacimiento de las colecciones reales
La directora de las Colecciones Reales considera un reto apasionante y un desafío abrir esta Galería, un proyecto que se ha alargado 25 años y ha costado 170 millones de euros
El Gobierno retrasa la inauguración de la Galería de las Colecciones Reales al 25 de julio por las elecciones
Madrid
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Iniciar sesiónEstuvo muchos años como jefa de Pintura Española del Renacimiento en el Prado, adonde llegó desde Patrimonio Nacional. Conocía bien esta casa. «Lo vivo como un reto apasionante, porque abrir un nuevo museo es algo que no le pasa a casi nadie. Y menos ... en estos momentos. Me parecía un desafío», advierte Leticia Ruiz, directora de las Colecciones Reales. La cita es el 31 de mayo. Tras el adelanto electoral, aún no se había decidido cuándo abrir. «El niño ha nacido, es hermosísimo; ya veremos si se pospone el bautizo. La buena noticia es que la Galería de las Colecciones Reales ya está y luce espléndida». Habrá jornadas de puertas abiertas el 29 de junio y los días 5, 6 y 7 de julio. Los Reyes la inaugurarán oficialmente el 25 de julio.
—El mayor proyecto museístico español en décadas se ha alargado un cuarto de siglo. Parece un poco gafado: Azaña tuvo la idea, llegó una guerra civil, el hallazgo de restos de la muralla, una pandemia, una crisis económica... Y ahora Pedro Sánchez.
—Vamos a pensar que no hay gafe. Todo tiene su explicación. El proyecto de Azaña es lógico que se parara por lo que ocurrió. Hubo hasta un concurso que ganó el gran arquitecto Luis Moya, de quien conservamos incluso una parte de la maqueta, que en algún momento expondremos. Cuando Aznar lo recupera hace 25 años, se vincula con esa idea de la República. Como obra civil ha sido muy compleja: hay que pensar cómo se engarza en lo que es la cornisa de Madrid. El propio edificio se tenía que convertir en sostén de la catedral, o sea, que era de una complejidad enorme. Y luego aparecen los restos arqueológicos. Los medievalistas sabían que ahí tenía que estar parte de la muralla. Pero también es una buena noticia, creo que es hasta una metáfora de lo que quiere ser la Galería. Son los restos más antiguos de la ciudad, con la que nace. Es como decirles a los visitantes: «Miren lo que ha pasado a lo largo de los siglos». Y después, pues sí, llegó la pandemia, la crisis económica... Pero finalmente vamos a abrir.
—A ver si se nos va a caer la Almudena... Lo que faltaba.
—[Ríe] No, no se va a caer, y en parte gracias al propio edificio. Es un contenedor de esta parte de la cornisa.
—Un retraso tan prolongado ha elevado el presupuesto hasta los 170 millones de euros.
—Enseñándole hace unos días la Galería al director del Museo Nacional de Budapest y al director adjunto de los proyectos museísticos de Hungría, me decían que le parecía barato por la entidad del edificio y por todo lo que está ocurriendo dentro.
—¿También lo es para usted?
—Honestamente, lo veo razonable. La obra ha sido costosísima. No se puede hacer un edificio de este porte utilizando materiales innobles. Son muy austeros, pero costosos.
«Lo que he heredado era muy útil y muy bueno. Me he basado mucho en el trabajo anterior. Se había trabajado mucho y bien»
—Heredó el proyecto de José Luis Díez, antiguo colega del Prado. ¿Es un proyecto cien por cien Leticia Ruiz?
—Lo que he heredado era muy útil y muy bueno. Me he basado mucho en el trabajo anterior. Se había trabajado mucho y bien. Me dieron unos meses para hacer matizaciones. Las he empleado para hacer lo que me parecía más viable: introducir o subrayar alguna cuestión que consideraba importante. Por ejemplo, la música. Me parece interesante significar la importancia que la música ha tenido en las cortes europeas y especialmente en la española. Aunque está en la planta de los Borbones, también fue importante para los Austrias. Sabemos que las Infantas españolas tenían varios instrumentos, sabían cantar, bailar... Hay un apartado dedicado a la Real Capilla, a la música. Por supuesto, no traemos los Stradivarius, esas joyas están donde deben de estar. Tenemos muchos instrumentos musicales, que irán rotando. También he querido subrayar los Reales Patronatos, aunque estaban representados en el proyecto anterior, pero envuelto en los distintos reinados. Me parecía que había que subrayarlos como un mundo femenino desde los monasterios madrileños, creados por Juana de Portugal y Margarita de Austria. Son espacios muy significativos de espiritualidad y del sentido de mecenazgo.
—Y también del poder político, ¿no?
—En los Cuartos Reales de las Descalzas Reales hubo visitas ilustres, embajadores fundamentalmente, que iban a rendir pleitesía no solamente a la abadesa, sino a las mujeres de la Casa de Austria. Eran sitios muy importantes. También hemos querido resaltar las Reales Manufacturas en la planta de los Borbones.
«Patrimonio Nacional es la institución más potente de Europa, pero a veces su potencia cultural se diluye»
—Esta Galería enfatiza el papel de la Corona como mecenas artístico en España.
—La primera misión de Patrimonio Nacional es servir al Rey y al Estado. Una parte fundamental de la condición de Patrimonio Nacional es dar cabida a los actos oficiales del Rey y del Estado. Yo siempre digo que un acto de Estado bien hecho es un acto cultural también. Acabamos de verlo en la coronación de Carlos III. Cómo da muchos réditos turísticos y culturales. Pero, aun siendo tan importante, ha relegado la potencia cultural de esta institución, porque casi nadie o muy poca gente piensa en Patrimonio Nacional. Y está muy bien puesto el nombre, porque es patrimonio de la Corona, de todos. Cuando uno visita El Escorial, sabe que está ante uno de los grandes hitos culturales de la España de Felipe II, que todavía hoy es potentísimo. Lo es cuando visitas La Granja, el Palacio Real... Patrimonio Nacional es la institución más potente de Europa: todo lo que gestionamos, estamos en seis autonomías... Si hay algo que es Marca España es Patrimonio Nacional. Y, sin embargo, esta potencia cultural, tanto en lo artístico como en lo natural, a veces se diluye. Necesitamos más restauradores, más jardineros... Esta es una institución a la par de las otras instituciones culturales fundamentales del Estado español. La última compra importante que ha hecho el Ministerio de Cultura es el tapiz de uno de los triunfos de Petrarca... y ha sido para nosotros. Somos la institución con la mejor colección de tapices del mundo, y no exagero. No vamos a sustituir la visita al Palacio Real, ni al Monasterio de la Encarnación, ni a La Granja, ni a Aranjuez, ni al Escorial... Vamos a explicar la institución y vamos a explicar, además -y creo que se ve muy bien en el recorrido expositivo- lo fundamental de lo que en cada reinado se fue atesorando.
«Nos ha asesorado la Academia de la Historia. Han repasado todos nuestros textos Ana María Arias de Cossío y Carmen Iglesias»
—Una de las primeras obras del recorrido es un retrato de Isabel la Católica, pintado por Juan de Flandes. Ahora que la descolonización está en la hoja de ruta de muchos museos del mundo y en los planes de Iceta para los españoles, ¿ha recibido presiones para que desaparecieran del relato, por ejemplo, Colón y el descubrimiento de América?
—No, para nada. El descubrimiento de América está reflejado con libros de nuestra biblioteca en la parte de Carlos V. Tenemos también el libro de Trujillo, que va a estar presente en la parte de los Borbones. O sea, que sí hay referencias. No podemos contar lo que no tenemos. Estará uno de los ternos de plumas americano, pero rotará por su fragilidad. También es cierto que, ya desde la anterior dirección, estuvieron muy asesorados por la Academia de la Historia. Los textos están requetepensados para que se adecúen a la última historiografía. Han repasado todos nuestros textos Ana María Arias de Cossío y Carmen Iglesias, que son miembros del Consejo de Administración.
«No vamos a contar ni el franquismo, ni la Segunda República, ni la democracia en España»
—¿Incluir la Segunda República y la Guerra Civil fue decisión suya o ha sido impuesta?
—No vamos a contar ni el franquismo, ni la Segunda República, ni la democracia en España. Vamos a contar cómo nos tocan esos capítulos en Patrimonio Nacional, desde el punto de vista cultural, sobre todo. En la parte del franquismo, he querido subrayar, por ejemplo, cómo los años sesenta fue una década fundamental para la creación de museos importantes dentro de esta institución, como el Museo de Carruajes. Tenemos una de las mejores colecciones. Desde el 92 está cerrado. Ojalá pueda reabrirse. En los años 60 se abre también en El Escorial el Museo de Arquitectura, un proyecto fundamental que tenemos pensado reabrir. Uno de los temas que yo heredé era cómo cerrar el recorrido. Podían ser muchas opciones. Una podía ser con Isabel II y su marcha al exilio, que es cuando las colecciones reales acaban como tal. En esa parte hemos estado trabajando mucho para que sea un cierre que tenga entidad y lógica. Decidí, por ejemplo, que se recuperara mínimamente lo que es la Restauración. Por problemas de espacio habrá una mínima presencia de Amadeo de Saboya y de Alfonso XII. Habrá otra sección, muy interesante, con la presencia de los últimos monarcas que habitaron los Reales Sitios: Alfonso XIII y Victoria Eugenia. El espacio es pequeño. No había tanto que contar de colecciones, porque no las hay ya con ellos, pero sí con actividades culturales muy importantes desarrolladas por Alfonso XIII: lo que fue la Oficina de Guerra, la creación de los primeros museos vinculados a artistas concretos, como el del Greco...
—¿Cómo acaba, pues, el recorrido?
—Teníamos que acabar, y eso sí que la presidenta actual lo tenía muy claro, contando qué es Patrimonio Nacional: cómo se pone una mesa de gala, cómo se preparan los trabajadores de esta institución cuando se visten para un acto de gala, cómo se trabaja en los talleres de restauración, cómo se atiende a los investigadores en las bibliotecas y en el archivo, cómo se está restaurando la Casa del Labrador...
—Se exhiben unas 650 obras...
—Posiblemente, haya un poquito más. Estamos viendo si cabe un candelabro, un plato, un vaso... Patrimonio Nacional tiene en torno a 170.000 piezas. Un tercio de las obras rotarán entre uno y tres años. En algún caso incluso menos, depende... Hay muchos libros y documentos del archivo que también queremos significar. Tenemos uno de los mejores archivos de la historia de la Monarquía española después de Simancas.
—¿Hay muchas piezas inéditas?
—Algunas se han visto pocas veces. Por ejemplo, la Fuente del Águila, que encarga Felipe II. Es de mármol genovés, se hizo en Italia. Estuvo mucho tiempo en la Casa de Campo. Y luego se retiró, porque, como ocurre con otros materiales pétreos, les afectan las inclemencias del tiempo. El vaso se descubrió bastante tardíamente en el Campo del Moro. Había una réplica en El Escorial. También se exhibirán piezas de clausura de Descalzas Reales, como los barros de Tonalá.
—¿Las obras maestras (Velázquez, Caravaggio) estarán de forma permanente?
—Claro. No tenían su sitio, desgraciadamente.
«Tenemos argumentos suficientes para sacar pecho. ¿Cómo vas a desvestir a un santo para vestir a otro?»
—¿Queda descartada definitivamente la reclamación al Prado de cuatro obras maestras que eran propiedad de Patrimonio Nacional?
—Lo que hay que hacer es sumar y no restar. Primero, la idea de traer unos cuadros que son nuestros, ya de por sí es una debilidad. Tenemos argumentos suficientes para sacar pecho. ¿Cómo vas a desvestir a un santo para vestir a otro? El Prado nos está ayudando mucho. Hay que entender que son museos de todos los españoles, y que debemos sumar y no restar. Sumando ganamos todos.
—Iceta apuesta por descentralizar la cultura y Patrimonio Nacional hace lo contrario: centralizar los Reales Sitios. ¿No perjudicará las visitas al Escorial, al Palacio Real...?
—Pensamos que no. Primero, creo que va a ser un buen complemento para la visita al Palacio Real, porque hay días que se cierra por actos oficiales. Está muy bien como opción b. Pero, además, creo que es un incentivo para ir a visitar los Reales Sitios. Es muy poco lo que traemos de cada uno. ¿Alguien piensa que vamos a dejarlos desasistidos? Se trata de explicar cada Real Sitio, cada Real Patronato, dentro de una institución conjunta, que tiene como misión gestionar las Colecciones Reales. Nuestra idea es generar otro foco cultural. Hay que tener en cuenta que estamos al lado de la Catedral de la Almudena, que también tiene sus bienes históricos y su pequeño museo; al lado del Palacio Real, muy cerca de los dos monasterios reales (la Encarnación y Descalzas), muy cerca de San Francisco el Grande, el Palacio de Liria, el Museo Cerralbo... Podemos constituirnos en otro foco cultural muy interesante. Tenemos un estudio de los hoteleros de Madrid y piensan que este nuevo eje puede ayudar a que haya una noche más de pernoctación en la ciudad, que no es poco.
—¿Es factible? No tratará de competir con el eje Recoletos-Prado...
—Las grandes capitales europeas, y yo creo que Madrid lo es, tienen una gran oferta cultural y en muchos focos distintos. Madrid cada vez tiene más incentivos: teatros, musicales... Todo esto promueve un turismo interior que es muy importante. Creo que sería muy malo para Madrid que no seamos capaces de absorber otro museo más de esta calidad y que además vertebra muy bien este área cultural de Madrid.
«No vamos a competir con el otro eje cultural de Madrid, porque es potentísimo. La Galería no viene a restar, sino a sumar»
—¿No es excesiva la oferta artística de la ciudad para poder absorberla?
—Habrá que probar, pero yo creo que somos una capital con un potencial cada vez más importante en lo cultural, en lo artístico. Esta es una apuesta muy interesante que una capital como Madrid se merece, honradamente. Por supuesto que no vamos a competir con el otro eje, porque es potentísimo, bien establecido, pero somos un complemento, otra realidad cultural que se suma. No viene a restar, sino a sumar.
—¿Va a ser un imán para Madrid?
—Es que si no sería un fracaso. Creo que lo va a ser necesariamente.
—¿Es un museo necesario?
—Esta es una pregunta que a lo mejor hace 25 años nos la podíamos haber hecho, pero a día de hoy lo necesario era abrirlo y creo que con la orientación que se le ha dado es muy necesario. Se dio un giro muy interesante para hacerlo más viable y nosotros le hemos dado otra vuelta de tuerca para que sea muy atractivo y didáctico. Los museos son esos centros de enseñanza no reglada en los que se pueden hacer muchas cosas. La Galería cuenta con un auditorio que no teníamos.
«Es un edificio muy austero, muy elegante, y con una nobleza de materiales»
—La arquitectura de Tuñón y Mansilla es una de las estrellas del museo. Antes de abrir ya ha recibido una docena de premios internacionales. Es hermosa, serena, elegante, pero nunca llueve a gusto de todos. Hay quienes dicen que es muy invasiva...
—Creo que los arquitectos tuvieron mucho cuidado de dialogar muy bien con el basamento del Palacio Real. Es un edificio muy austero, muy elegante, y con una nobleza de materiales: tres, muy bien empleados. Normalmente, somos conservadores en temas de patrimonio. Recuerdo cuando se abrió el Guggenheim, que parecía un monstruo para Bilbao. Y fíjese lo que ha significado. También el Centro Botín en Santander. Mayoritariamente, la gente está encantada por lo que ha significado de recuperación de esa zona. Y creo que este edificio es discreto y elegante. Aunque para gustos se hicieron los colores. Además, pone mucho en valor el exterior, a través de grandes ventanales. Es algo que también reivindicamos: nuestra riqueza cultural no solamente son edificios y piezas artísticas, sino también el cuidado de la naturaleza. Esta se mete dentro del edificio y es parte de lo que queremos contar. Somos arte y somos naturaleza.
—El museo se abre con un tapiz y se cierra con otro, cuyo cartón es de Guillermo Pérez Villalta. Es el único artista vivo presente en la Galería. ¿No puede provocar recelos? ¿Por qué esa elección?
—La exposición se cierra en la Sala de los Borbones con 'La Constitución', el tapiz de un cartón de Pérez Villalta. Lo primero que recibe al visitante, en la Sala de los Austrias, es uno de los tapices de la serie de los Honores, de finales del siglo XV y lo que despide al espectador es otro tapiz. Es pequeño, pero tiene el componente mitológico y simbólico de la serie de los Honores. Cerramos con lo que debe ser el espejo de gobernantes, que es la Constitución. Nos parecía un cierre estupendo.
«'La Familia de Juan Carlos I', de Antonio López, está maravillosamente expuesto en el salón de Alabarderos del Palacio Real»
—¿Se barajó incluir en la Galería 'La Familia de Juan Carlos I', de Antonio López? ¿Es una obra demasiado incómoda?
—Se barajó en la anterior dirección, pero lo descartó. Está maravillosamente expuesto en el salón de Alabarderos del Palacio Real. Es lo primero que ve el visitante cuando entra, o sea que no está oculto. Normalmente, la gente lo ve, lo disfruta, o sea que ningún problema..
—En una entrevista de ABC con la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, hablaba de la necesidad de colaboración público-privada. ¿Se ha logrado atraer a la sociedad civil, a las empresas, o es una asignatura pendiente?
—Se está trabajando en ello, me consta. Acciona está patrocinando todas las cuestiones en torno a la apertura de la Galería, y en 'Los martes en Palacio', desde el año pasado, nos ayuda la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Queremos que la propia Galería sirva para atraer a esa sociedad civil tan necesaria. La exposición temporal inaugural, que estará en torno a un año, la hacemos con la Fundación Santander como principal patrocinador. Se titula 'En movimiento' y gira en torno al viaje: habrá carruajes, cuadros, algún tapiz, sillas de montar, uniformes...
—¿Se alquilarán espacios?
—Nos gustaría pensar que sí, porque todas las instituciones culturales ahora tenemos los dineros que tenemos y sería muy conveniente hacerlo.
—En la planta -3 se ha instalado un cubo inmersivo.
—Sí, supone un viaje a nuestros Reales Sitios. La primera producción trata de sumergir al espectador en aspectos que no podemos mostrar en la exposición: de repente, te rodean las fuentes de La Granja, amanece en el Pardo y ves cómo llegan los ciervos, estás en el interior de la biblioteca del Escorial... Es un montaje muy bonito, la verdad, el primero de ellos, y esperamos poder ir haciendo otras producciones.
«En Patrimonio Nacional hay un déficit de personal y no podíamos traerlo de los Reales Sitios»
—Los museos estatales tienen problemas de personal, lo que ha provocado el cierre de muchas de sus salas. ¿Existe aquí ese problema?
—En Patrimonio Nacional hay un déficit de personal y no podíamos traerlo de los Reales Sitios. Para este museo se licitó y una empresa se va a ocupar tanto de la atención al visitante como de la seguridad de las salas, etc. Hemos contratado a algunos restauradores, a técnicos para registro (movimiento de obras de arte), mantenimiento, personal para educación... Palacios y Museos ganó el concurso para ocuparse de la tienda.
—¿Por qué el cambio de nombre? De museo a galería. El artífice es Fernando Beltrán.
—Para empezar, por un tema jurídico, porque un museo, como dice la ley, se tiene que constituir de fondos. Y nosotros, ¿qué constituíamos, 170.000 piezas, creando un recelo mortal con los otros ámbitos de la casa? ¿Le dices al Escorial que también metemos sus piezas en este museo? Un museo se constituye con piezas a su cargo. Pero no era el único motivo. ¿Esto qué es? La sala de exposiciones de Patrimonio Nacional, con permanencia, donde algunas piezas irán rotando. Es más una idea de galería, de algo que muestra. Yo creo que se ajusta más al fundamento de lo que queremos ser. Es como el mirador de nuestra propia institución: un mirador físico en cuanto que, desde la Galería, hay unas vistas maravillosas, pero al mismo tiempo es el mirador de Patrimonio Nacional. Permite que nosotros mismos y los que nos visitan nos vean. Es una galería, un mirador.
—¿Cree que el logotipo, obra de Manuel Estrada, identifica bien lo que es la Galería de las Colecciones Reales?
—Manuel Estrada es uno de nuestros grandes diseñadores españoles. Yo creo que está muy bien: juega con una fórmula clásica y refleja bien lo que es la Galería. Son las Colecciones Reales con una mirada moderna.
«En torno a un millón o millón y medio de visitantes al año sería una buena cifra»
—En 2022, todos los Reales Sitios tuvieron 5,2 millones de visitantes. ¿Qué previsiones manejan para la Galería?
—Creo que en torno a un millón o millón y medio al año sería una buena cifra. Imagino que ahora el efecto curiosidad atraerá a mucho público.
—¿Qué tanto por ciento de autofinanciación sería ideal?
—Honestamente, lo ideal sería mitad y mitad, un 50-50%. Siempre es bueno que haya una estabilidad presupuestaria con una base fundamental para el mantenimiento del edificio y todos los trabajos habituales de la vida de un museo. Y luego ese otro 50% que permite hacer las actividades.
—¿Cuánto costará al año tener el museo abierto?
—Estamos evaluando ahora los costes de mantenimiento, electricidad, climatización, etc. Estamos viendo cuáles son las necesidades básicas, no solamente para hacer una o dos exposiciones temporales al año, sino también para toda la rotación de piezas: traslado, restauración... Tenemos establecidas las necesidades de personal y se está trabajando para traer aún más personal. Es una de las urgencias.
—Se ha tenido muy en cuenta que sea un museo sostenible, accesible...
—Sí, se ha ido desarrollando desde la Dirección de Arquitectura y Medio Natural para hacerlo realmente sostenible. La propia infraestructura está muy pensada, precisamente, para eso.
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