HABLEMOS DE POPULISMO
Populismo, ¿Todo por el pueblo? (II)
El fenómeno populista crece. Varios intelectuales lo analizan y nos advierten de sus amenazas
VV.AA:
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Mercedes Monmany: «Sacar lo peor de cada cual»
Los movimientos populistas son siempre unos inmejorables psicólogos de lo peor y más infame . Umberto Eco decía que el populismo es simplemente un método que prevé «la apelación visceral a las opiniones o prejuicios más arraigados en las masas». Si la democracia trabaja sobre lo mejor y más perfectible de una sociedad, sobre virtudes que pueden ser aún mejor cultivadas y estudiadas en escuelas y centros de formación, los populismos apelan a los vicios y tendencias más inconfesables de una sociedad, atizando «visceralidades» que son todo menos ejemplares (odio, división social, rencor por frustraciones privadas, racismo).
Aunque siempre estuvieron entre nosotros, los populismos no se limitan a mentir sin escrúpulos, sino que sacan lo peor de cada cual. Enfrentan a comunidades, a países, a creencias religiosas, a personas que hablan distintas lenguas, radicalizándolos y diciéndoles que se tienen que sentir orgullosos de sus diferencias y no de las cosas que los unen. Señalando a los otros, los que no son exactamente iguales, como enemigos potenciales. Polarizan de forma salvaje a sociedades que antaño progresaban unidas, haciendo imposible la convivencia y retrasando varias décadas el crecimiento económico, cultural y humano, instalando valores contrapuestos a la ética y la moral que rigen la conducta de seres civilizados. Seres que se niegan a volver, una y otra vez, a la selva. Son los nuevos totalitarismos del siglo XXI . Por su parte, en el mundo de la cultura, se propugna un frente único, de un único pensamiento y un único y paritario analfabetismo, con el objeto de desposeer de criterio y pensamiento independiente a los ciudadanos. El populismo siempre iguala desde lo más bajo , desde una ínfima formación y un ínfimo nivel de educación, con lo cual es mucho más fácil vender productos, inculcar ideas y segar divergencias.
Mercedes Monmany es escritora y crítica.
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Ignacio Sánchez Cámara: «La política de las masas»
El populismo es la política del hombre-masa en rebeldía, en el sentido orteguiano, del hombre que no reconoce modelos ni instancias superiores a su arbitrio. Representa la corrupción de la democracia: la democracia radical y morbosa. Propugna la acción directa y desprecia los mecanismos de la democracia representativa. Desprecia convencer; sólo impone . El populismo sólo renuncia a la violencia estratégicamente. Odia el liberalismo en el sentido de Marañón (y en los otros): ser liberal consiste en dos cosas: «estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo» y «no admitir jamás que el fin justifica los medios, sino que, por el contrario, son los medios los que justifican el fin». Sus formas clásicas en el siglo XX han sido el comunismo y el fascismo. Hay, por tanto, populismo de izquierdas y de derechas . En tiempos moralmente débiles no es extraño que hayan aparecido también populismos «débiles».
El populismo apela a emociones primitivas y renuncia a la razón. Ignora el noble sentido de ejemplaridad de las élites y las reduce a los poderosos corruptos. Exhibe un politicismo integral. Todo, para él, es política. Ortega afirmó que quien nunca se ocupa de política es un inmoral, pero quien sólo se ocupa de ella y todo lo ve políticamente, es un majadero. Tres son sus conceptos fundamentales: el pueblo, la élite y la voluntad general. Se apropian indebidamente de la democracia. De tener alguna relación con ésta, la suya sería una democracia totalitaria. Aman la igualdad y odian la libertad. Los populistas invocan la existencia de poderes malignos ocultos. Richard Hofstadter describió el populismo como «el estilo paranoico en la política». El populismo no entraña la profundización de la democracia sino su destrucción. Constituye la apoteosis de la demagogia . El populismo es la política de la «rebelión de las masas», la política contra la libertad.
Ignacio Sánchez Cámara es catedrático de Filosofía del Derecho.
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