Gervasio Sánchez, contra el olvido
El MUSAC, el CCCB y La Casa Encendida abordan en tres exposiciones simultáneas su proyecto sobre los desaparecidos
NATIVIDAD PULIDO
Al contrario de lo que ocurre en cualquier historia, en ésta sus protagonistas no aparecen. Y no los vemos, sencillamente porque no están vivos. Pero es que ni siquiera están muertos y enterrados. Están desaparecidos. Tan solo queda el rastro de su memoria, que ... es lo que persigue incansablemente desde 1983 el fotógrafo Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959). Aquel año viajó a Guatemala y El Salvador para hacer un proyecto sobre los desaparecidos forzosos para Amnistía Internacional. Desde entonces ha sentido la necesidad de continuar ligado a este proyecto, ampliándolo a otros países: Chile (1986), Perú (1988), Colombia (1990), los Balcanes (1991-2000), Camboya (1995), Irak (2003) ... Reconoce que es el proyecto más duro al que se ha enfrentado en su carrera, «el más punzante e hiriente», y que parte de su vida también ha desaparecido durante el mismo: «En el drama de los desaparecidos no hay término medio porque no suele producirse la restitución de la persona que un día se evaporó».
Una selección de 255 fotografías conforman este macroproyecto expositivo inusual , que arrancó hace cinco años y que implica simultáneamente a tres importantes instituciones culturales de tres ciudades españolas: el MUSAC de León (del 29 de enero al 5 de junio), el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (del 1 de febrero al 1 de mayo) y La Casa Encendida de Madrid (del 2 de febrero al 20 de marzo) . Los directores de los tres centros, Agustín Pérez Rubio, Josep Ramoneda y José Guirao, respectivamente, han presentado hoy esta exposición múltiple. Las tres sedes comparten comisaria (Sandra Balsells), estructura narrativa, bloques temáticos, grabaciones audiovisuales, galerías de retratos de las «otras víctimas»: los familiares de los desaparecidos, un epílogo dedicado a España... Sin embargo, cada institución mostrará fotografías diferentes y ha planificado una serie de actividades paralelas (talleres, mesas redondas) en torno a este tema.
La comisaria de este «complejísimo proyecto», como ella misma lo define, subraya que los objetivos son rescatar del olvido la memoria sepultada y denunciar el silencio cómplice . Y para ello se han dividido las tres muestras en ocho bloques temáticos. Arranca el recorrido con los sórdidos Centros de Detención (Villa Grimaldi en Chile, Abu Ghraib en Irak, Tuol Sleng en Camboya), donde comienzan los «via crucis» de los desaparecidos. Un segundo apartado, «Memoria», se centra en los monumentos, museos, parques... erigidos en homenaje a ellos. De ahí se pasa a uno de los espacios más emotivos: Gervasio Sánchez fotografía los objetos de quienes ya no están, que guardan como auténticos tesoros sus familiares. Se aferran a mechones de pelo, fotografías, relojes, maquinillas de afeitar... Cualquier cosa vale para no olvidar a sus seres queridos.
«La búsqueda» es la siguiente sección de las exposiciones. «La desaparición, dice el fotógrafo, es más cruel que la muerte». Se convierte en una obsesión para sus familiares, que sacrifican sus vidas. Aquí vemos imágenes de cementerios, fosas comunes, algunos con la inscripción «NN» (nombre desconocido, del latín «nomen necio»). También resultan muy duras las instantáneas tomadas por Gervasio Sánchez durante las secciones dedicadas a las exhumaciones de los cuerpos y las bodegas donde se guardan los restos. Tan solo entre marzo y abril de 1991 tres mil personas fueron ejecutadas en Irak. Brutales, las imágenes de miles de restos humanos sin identificar guardados en bolsas de plástico amontonadas en Tuzla, al norte de Bosnia. La identificación (la parte más científica del proceso) y la inhumación cierran la muestra. No del todo, porque en las tres sedes hay un epílogo dedicado a España . Aunque en un principio no iba a abordarlo, confiesa Gervasio Sánchez que una pregunta de una periodista le hizo reflexionar y finalmente abordarlo en 2008: «¿Por qué otros países son más valientes que nosotros? Seguimos empantanados». Hasta el momento, en nuestro país se han abierto 200 fosas y desenterrado 5.300 cuerpos. Entre sus proyectos futuros quiere continuar con el tema de los desaparecidos en España, además de abordar un proyecto en Afganistán.
Si las imágenes de los desaparecidos son siempre en blanco y negro, el fotógrafo ha querido rendir homenaje en este proyecto a las grandes víctimas de estas tragedias, los familiares, a quienes retrata habitualmente en color. Murales con sus retratos estarán presentes en las tres sedes (en el MUSAC la instalación de retratos será en blanco y negro). Y también a ellos dedica «Víctimas del olvido», uno de los dos libros que Blume ha editado para la ocasión, además de un DVD.
Para Gervasio Sánchez, cada fosa abierta es una herida cerrada. Las víctimas, dice, «son la única verdad incuestionable de las guerras, y la dignidad lo único que importa ». Reivindica el periodismo como compromiso, se considera «un simple fotoperiodista —el pariente pobre de la fotografía—», no cree en «la fotografía de impacto» y afirma que «lo difícil no es hacer una buena foto, sino un buen proyecto».
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