Van Gogh, Goya, Dalí... El negocio de los 'Disneylandia' del arte

Desde hace un tiempo llama la atención un curioso fenómeno, digno de estudio y debate: el ‘boom’ de las experiencias inmersivas (así se denominan) de célebres artistas con tirón popular (Van Gogh, Klimt, Dalí...). Muestras que son carne de Instagram (suelen ser muy fotogénicas) y de merchandising (las tiendas están tan concurridas como las salas). Además, los precios no son asequibles que digamos: suelen costar más que los grandes museos (entre 14 y 17 euros la entrada general, la mayoría; si asiste una familia de cinco miembros, echen ustedes la cuenta, sin olvidar el souvenir de rigor). Pero, ¿qué es una experiencia inmersiva? El arte de exhibir arte sin obras de arte . Ni más ni menos. Cierto que dentro de este mundo tan inmersivo se juega en varias ligas: hay propuestas de mayor calidad y factura muy cuidada, con mayor rigor, y las hay puramente comerciales.

En general, son parques temáticos, donde uno se lo pasa en grande : puedes ‘entrar’ en un cuadro, ‘tocar’ las pinceladas de un maestro, hacerte un selfi rodeado de imágenes en paredes, suelos y techos; animados por bandas sonoras, realidad aumentada, hologramas, gafas 3D, videomapping... Una especie de Disneylandia del arte , donde Klimt, Van Gogh o Dalí sustituyen a Mickey Mouse, Goofy y el Pato Donald.

Solo en Madrid coincidirán en los próximos días tres propuestas muy diferentes. A la muy discutida propuesta Velázquez Tech Museum (una ‘ensalada’ de Meninas velazqueñas) en la calle Atocha, se suma, desde hoy y hasta el 9 de enero de 2022, ‘Meet Vincent van Gogh’ , en el Espacio Ibercaja Delicias (Paseo de las Delicias, 61), un nuevo complejo para eventos culturales con carpas circenses. Ya hubo otra experiencia inmersiva de Van Gogh hace dos años en la capital ( ‘Van Gogh Alive. The Experience’ ), en el Círculo de Bellas Artes. Parece que el loco del pelo rojo es el artista más inmersivo del planeta.

En este caso, el proyecto, producido por Proactiv (empresa de producción y organización de espectáculos de gran formato), es el único avalado por el Museo Van Gogh de Ámsterdam , que en los últimos años ha tomado una deriva excesivamente lúdico-didáctica. Un proyecto que llega a Madrid, tras su paso por Pekín, Londres, Seúl, Barcelona, Lisboa..., y que también contó ayer, en la presentación a la prensa, con el respaldo de la embajada de los Países Bajos en España y de un bisnieto de Theo, el hermano del pintor .

Nicolas Renna, director general de Proactiv, explica que está concebido como un viaje al interior de la mente del artista , que busca «despertar emociones y conocer quién era Van Gogh, qué pensaba, cómo es su arte». Todo ello, a través de las cartas entre los hermanos (el museo holandés atesora una espléndida selección) y unas audioguías (las hay para adultos y para niños; estas últimas eluden los episodios más escabrosos, como su locura o su suicidio). Una experiencia interactiva y multisensorial : pasas de un café parisino a la Casa Amarilla de Arles, entras en su dormitorio (se recrea su celebérrimo cuadro), asistes a un cara a cara entre Van Gogh y Gauguin en sombras, puedes crear tu paleta y hacerte un autorretrato frente a un espejo, tocar reproducciones de sus obras más famosas, admirar detalles de sus lienzos en pantallas táctiles, escuchar el disparo que acabó con su vida... y por supuesto comprar en la tienda, donde acaba el recorrido, algún souvenir: la mascarilla con sus famosos girasoles promete ser la estrella. Eso sí, para ver sus obras hay que ir a los museos .

Renna advierte que tiene unas expectativas de público muy altas. El aforo es de 250 personas por hora. El precio de la entrada general: 11 euros los lunes, 15 entre semana y 17 los fines de semana ( dos euros más que entrar al Prado ). Explica a ABC que han hecho una inversión de dos millones de euros entre esta muestra y otra que llegará a varios países de Iberoamérica. En cuanto al porcentaje que se queda el museo de los beneficios de taquilla y tienda, dice que no tiene ánimo de lucro, pero lo cierto es que el museo recibe unos royalties, según el porcentaje de entradas.

La próxima semana Goya cogerá el testigo en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa (del 5 de octubre al 16 de enero de 2022). El precio de la entrada general:14 euros entre semana y 16 los fines de semana. Bajo el título ‘#INGOYA’ , esta experiencia inmersiva es distinta a la de Van Gogh. Se proyectarán más de mil imágenes de las obras más célebres del pintor aragonés en grandes pantallas y cuarenta proyectores. Sonará la música de Albéniz, Falla, Granados o Boccherini . Han colaborado una veintena de museos de todo el mundo, además de coleccionistas particulares. El proyecto ha sido creado por una empresa española, Inside Goya –dirigida por Yolanda Bergareche–, especializada en experiencias inmersivas sobre grandes maestros de la pintura. Se estrenan con Goya. «Nuestro objetivo es divulgar conocimiento de los pintores con proyectos de mucho rigor. Antes que nada nos reunimos con expertos en Goya para que nos asesoraran y fichamos como director creativo a Juan Delcán, que ha hecho escenografías para U2, Aerosmith...» Aclara que « no es una exposición , sino una experiencia inmersiva, con un lenguaje audiovisual muy digerible para gente que no va habitualmente a los museos».

Al haber muerto el artista hace más de 70 años, no han tenido que pagar derechos de autor sobre su obra, pero sí por las imágenes en alta definición a sus propietarios. Los museos de Estados Unidos, dice Bergareche, las han cedido gratuitamente; el Prado , sin embargo, ha cobrado por ellas. De España también han colaborado con el Lázaro Galdiano, el Museo Goya de Zaragoza y el marqués de la Romana , que atesora una gran colección de Goya. El proyecto arrancó en Granada en 2020 en plena pandemia (hubo 25.000 visitantes, se preveía el triple). Tras su paso por Madrid, itinerará por otras ciudades españolas de más de 500.000 habitantes. Y hay conversaciones para que vaya al extranjero. «Queremos que el público aprenda sobre Goya, respetando su mirada. Goya es muy moderno . Le gustarían las nuevas tecnologías y esta exposición. Hay una parte didáctica muy trabajada y otra emocional. No sustituye a la experiencia de ver su obra, pero te ayuda a conocerlo antes de ir a un museo. Es complementario». ¿No son estos proyectos como parques de atracciones? «No hay proyecciones en el suelo ni en el techo, ni alardes tecnológicos; no hay realidad aumentada, ni videomapping... No jugueteamos con sus obras. Hay Berlanga y los culebrones. Queremos ser Berlanga ».

La Fundación Gala Salvador Dalí inició en 2020 una nueva línea expositiva con un proyecto inmersivo, ‘Dalí. El enigma sin fin’ , que se inauguró en Baux-de-Provence y que ahora puede visitarse en el Atelier des Lumières de París. Desde el pasado día 15 se lleva a cabo un segundo proyecto de este tipo. ‘Inside Dalí’ , La exposición, producida por Crossmedia, se halla, hasta el 16 de enero, en la Cattedrale dell’Immagine de Florencia y después viajará a Amberes. Juan Manuel Sevillano, gerente de la fundación , explica a ABC por qué han entrado en el mundo de las experiencias inmersivas y aclara que «no es un espectáculo»: «Venimos estudiándolo desde hace ocho años. No estábamos preparados y entramos en 2020. Pensamos qué socios necesitábamos, qué perfil de producción, qué objetivos. La tecnología es una herramienta que nos ha permitido divulgar en todo el mundo la obra de Dalí , llegar a lugares a los que nunca llegaríamos con la colección, conectar con un público más joven , que es difícil atraer a los museos, con su lenguaje». Barajan producir proyectos en España, pero quieren estudiarlo para que no haya una saturación, como ocurre con Van Gogh.

Cree que hay que « coger el toro por los cuernos y afrontar este asunto con coraje. Es una herramienta con una potencia tr emend a, una gran oportunidad de divulgación y educación. Eso sí, hay una explosión de experiencias inmersivas y hay que diferenciar la paja del heno . Debemos buscar la excelencia». El contrato de licencias, comenta Sevillano, es muy complejo:la empresa escogida paga un porcentaje a la fundación por el uso de los derechos. «Como tenemos el control de los derechos de Dalí, imponemos unas normas de calidad ». No esconde que «es una forma más de conseguir recursos económicos , como ocurre con las publicaciones o los documentales, para crecer de forma sostenible. Hay que buscar fórmulas que permitan la supervivencia. Es un mundo nuevo y las reglas se están escribiendo, pero no debemos ignorar esta realidad. Hay que abrir un debate. Nosotros mantenemos un programa muy ambicioso de exposiciones internacionales. De aquí a fin de año inauguramos dos. Solo se puede conectar con el alma del artista ante la obra original».

El Prado hace exposiciones fuera de su sede, con reproducciones fotográficas de sus obras maestras (‘El Prado en las calles’ ), siempre con un carácter didáctico. «Quizás acabe siendo un formato obsoleto y haya que dar un paso más allá. En el futuro podría hacerse un proyecto de arte inmersivo. Pero dentro del Prado no tiene sentido hacerlo, cuando tenemos los originales. No sé cuánta vida tendrán estas experiencias inmersivas. Creo que la gente acabará un poco harta», explica su director, Miguel Falomir . Además, son muy caras. «Era más barato ver en la Galería de la Academia de Venecia ‘Las bodas de Caná’, de Veronés, que el ‘facsímil’ del cuadro creado por Factum Arte para la Fundación Cini», cuenta Falomir.

Las experiencias inmersivas, por muy espectaculares y fotogénicas que sean, nunca podrán sustituir la emoción de estar frente a una obra de arte .