Achero Mañas le pide a Teddy Bautista que dimita de la SGAE

Con esta misiva, que reproducimos a continuación, Mañas también quiere dar un toque de atención a lo que se va a producir el próximo martes: la constitución de la nueva Junta Directiva , realizada en unas elecciones cuya transparencia está bajo sospecha según el propio auto del juez. Junta que a su vez elegirá el Consejo Rector que debe ponerse al frente de la SGAE , punto que no deja de ser paradójico pues la nueva Junta está integrada por los candidatos afines a la gestión de Bautista.

CARTA A EDUARDO BAUTISTA , REMITIDA POR ACHERO MAÑAS:

«Querido Teddy,

Hace unos días, justo después de dirigir un correo electrónico a los socios en donde se negaba que se fuera a producir ninguna investigación en la Sociedad General de Autores, entró, ante la sorpresa de todos nosotros, la guardia civil en la sede principal de la entidad por orden judicial. Tras el auto del juez que le imputaba los graves delitos de malversación de fondos, apropiación indebida además de manipular el proceso electoral, todos esperábamos que, por el bien de la sociedad, usted presentara su inmediata dimisión . Pero, desgraciadamente, no estuvo a la altura de las circunstancias y no lo hizo demostrando, una vez más, que su interés personal está muy por encima del interés general de la Sociedad General de Autores.

Pero la cosa no se queda ahí, en este mismo momento, hay una supuesta junta directiva sin orden ni concierto, no constituida y con su legitimidad puesta claramente en entredicho , lo que nos deja a todos los asociados con una terrible sensación de incertidumbre. Y la pregunta que se hace todo el mundo es inevitable. ¿Por qué no presenta usted la dimisión? Si usted, como algunos piensan, fuera inocente, sería un gesto honorable, honesto que demostraría su integridad y, sobretodo, su interés en la sociedad por encima del suyo propio. Una sentencia absolutoria en un futuro transcendería y la SGAE sabría recompensarle enormemente por su indudable gesto de lealtad. Si, por el contrario, es consciente de haber cometido los delitos que se le imputan, su actitud se hace cada vez más difícil de entender, ya que pronto saldrán a la luz y su imagen y la imagen de la sociedad empeorarían considerablemente si se mantiene en el poder.

Otra posibilidad que se me ocurre es la posible negociación de un contrato blindado (corre ese rumor) para aclarar el futuro de alguien que, según muchos, ha ejercido durante muchos años una gran labor en la entidad. Pero, sinceramente, no creo que ese sea el problema. Parece demasiado mezquino para una persona de su categoría, ¿no cree? Pero entonces, ¿qué es lo que realmente no le permite abandonar el puesto de presidente del consejo? ¿Es acaso el sentimiento de injusticia que esta situación le produce, después de tantos y tantos años de trabajo y de esfuerzo dejados en la entidad? ¿Es el orgullo por la sensación de traición de alguno de sus compañeros en estos momentos difíciles? ¿Quizás la arrogancia del político que piensa que el barco sin su presencia podría hundirse? ¿Una mezcla de todos tal vez? No creo que sea ninguna de estas razones. Lo que le hace no quererse levantar de la poltrona es el sentimiento, profundamente humano, de temporalidad señor Bautista. Usted, como le ocurre a muchos otros políticos, tiene miedo a morirse y quiere eternizarse en el puesto.

El poder, acumulado en el tiempo, como bien sabe usted, tiene la particularidad de crear la ficción de la apropiación de lo publico en el individuo. Y, consecuentemente, la sensación de dominio del espacio común. Y eso, me temo, es lo que le pasa a usted y lo que, en realidad, lo esta complicando todo. Usted se cree que la entidad es de su propiedad, que es suya. Y la razón a mi entender es que no ha sabido modernizarse. Es usted, permítame que se lo diga, un antiguo. No ha desarrollado eso que explica tan bien «J.M. Mc Kenny» cuando decía que el poder moderno ya no es la apropiación de un lugar determinado, del dominio de un cierto espacio común. El poder, ahora esta simbolizado en La poltrona, porque lo lleva en si misma independientemente del lugar en que se encuentre uno sentado. Y esto, que tan bien han sabido entender algunos políticos, a usted le ha llegado demasiado tarde.

Con usted no cabe la posibilidad del engaño, buscándole otra pequeño asiento en otro lugar. Esto es imposible y usted ve que está muerto y, como la posibilidad de quedarse es imposible, solo tiene dos salidas. Llevarse y arrastrar el barco hasta que se hunda con usted, con todo lo que ello significa, o tratar de agarrarse a La Poltrona como única alternativa que le permita seguir sintiendo esa sensación de vivir el, terrible y despiadado, sueño de lo eterno. Pero su contrato, señor Bautista, se ha acabado en la SGAE no era, como se pensaba, para toda la eternidad».