Sin tetas no hay Paleolítico

Un equipo alemán de arqueología, que trabaja regularmente en el entorno de la prodigiosa caverna rocosa, cerca de Scheklingen, en el suroeste de Alemania, dio el pasado septiembre con la más antigua estatuilla humana conocida, a sólo veinte metros de la boca, según reveló ayer el responsable de las excavaciones. En Hohle Fels han aparecido desde hace un siglo una veintena de tallas de animales en marfil, así como la flauta considerada como el instrumento musical más antiguo del mundo.

Pero esta venus revela por primera vez que el hombre paleolítico tallaba ya entonces también figuras humanas, además de conocer la música, y el jefe del equipo dice no descartar que en la región de las fuentes del Danubio viviera entonces el primer grupo humano con una cultura y una expresión propia. Pese a su tamaño, estaba rota al menos en seis pedazos, pues aún faltan por hallar el brazo y el hombro izquierdos; pero lo que el profesor Nicholas Conard no se esperaba era el resultado, una vez pegados los trozos con resina sintética y restaurada. El director del Instituto de Prehistoria de la Universidad de Tubinga reconoce que «la claridad de los atributos sexuales» del exvoto les dejó «sin habla al verla».

Vista ayer por primera vez, tras meses de restauración en secreto, la preponderancia de los senos, trasero y labios vaginales no pasa desapercibida. Que es «una pieza llena de energía y muy expresiva», como calificó ayer Conard la talla en marfil de mamut, es probablemente una definición contenida.

Expuesta hasta septiembre

Su compañero Paul Mellars adelanta en el nuevo número de «Nature» que esta beldad prehistórica, que viene a desplazar a la Venus de Dolní Vestonice (Moravia), la pieza arqueológica de cerámica más antigua conocida, sería casi pornográfica aun asumiendo los valores estéticos y morales de la sociedad actual.

La nueva venus, tallada con un visible detalle, será expuesta al público desde septiembre en el Kunstgebäude de Stuttgart y pertenece a la cultura auriñaciense, situada en la transición de la musteriense, del paleolítico medio al superior, y que los expertos ven como importada desde el Este.

El sumo detalle en la talla de su vulva y pecho contrasta con una menor en el resto de los miembros y cabeza, en la que un agujero hace suponer que fuera un colgante. Su peso es de 33 gramos. Conard reconoció su notoria pretensión fertilizante, si bien reconoció que él no vivió «hace 40.000 años, por lo que desconozco su auténtica utilidad». La prueba del Carbono 14 le ha conferido una edad de entre 30.000 y 36.000 años.