La serie de «Hernán» desde la historia: leyenda negra de pasión

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La trama transcurre, de manera algo confusa seguramente para el desconocedor de la historia de la llamada Conquista de México, durante el tiempo de la estancia de Hernán Cortés en la capital mexica. Pero con un esquema que dota a cada episodio de personalidad propia, quedando dedicados, por así decir, en los protagonistas de aquel hecho histórico. Por este orden, del 1 al 8, serán Marina, Olid, Xicotencatl, Bernal, Moctezuma, Alvarado, Sandoval, y Hernán . El problema añadido es que el sistema de analepsis repetitiva de cada episodio, hace que la línea temporal argumental sea compleja de seguir si queremos entender bien los acontecimientos históricos.

Ahora bien. ¿Son hechos históricos? ¿Estamos ante Herodoto o ante Frank Miller? Esto es, ¿estamos ante un documental sobre las Termópilas narrado por el padre de la Historia o un cómic de fantasía llamado «300» lleno de licencias artísticas? Pues algo de todo. Y eso es la pena, pues Hernán no es una mala serie , al margen del vestuario de los conquistadores, armas incluidas, o de un peor o mejor elenco de personajes. Eso ya va hasta en gustos si me apuran. Y es una serie, creemos, que de entretenimiento. No un biopic al uso. Pero siempre el temor a los tintes negrolegendarios aparecen en el espectador de películas históricas . No hace falta mencionar «Aguirre o la cólera de Dios», o la reciente «Oro» de Díaz Yanes, tan criticadas por esos aspectos.

La serie está muy bien documentada en muchos aspectos. Las capacidades técnicas cierto es que, por falta de presupuesto de lo que requiere una macroproducción como la figura de Cortés necesita, pueden fallar en la batalla de Tlaxcala . O en lo que fue la matanza de Cholula. Pero, ¿por qué, ya que no se quiere aparentemente caer en maniqueísmos, aparecen y desaparecen los aliados de Cortés y de los castellanos, los totonacas y tlaxcaltecas, según interese o no, y precisamente en las partes más sangrientas? ¿Qué necesidad hay de insistir en aspectos menores como el presunto desaliño y aseo de los soldados españoles ? ¿Era necesario una matanza de prisioneros y violaciones antes de la huida de Tenochtitlán? ¿A santo de qué hay que viajar en el tiempo a España, con un jovencísimo Cortés, para montar una extraña trama con conversos de por medio, para ver (¡cómo no!) a la Inquisición quemando herejes ?

Una pena. Porque la serie no es mala. Pero no es redonda. Y ojo. Seguramente a muchos mexicanos tampoco les va a convencer . Pero estamos en el camino. Porque la historia de Cortés, de la Nueva España, de México y de los novohispanos merece más series. Y películas. Y una segunda temporada. No nos puede dejar justo tras la Noche Triste. ¡Venga esa temporada segunda! Malinche lo merece. Ambos dos.