Encuentran los restos de la basílica imperial germánica que la Reforma borró del mapa

Pertenecía al palacio imperial del emperador Otto, Otón I, y «es una iglesia espléndida y excepcionalmente grande, lo que demuestra el rango de este lugar en el período«, explica el director del proyecto y arqueólogo Felix Biermann , que señala que «el emperador hizo construir allí una catedral en miniatura«. Tras la muerte de Enrique I, el 2 de julio de 936, los duques alemanes eligieron rey ese mismo mes a Otón, que se hizo coronar en Aquisgrán, en el palacio de Carlomagno, con el título de Rex et sacerdos (rey y sacerdote), con la intención de restaurar el imperio carolingio y como primer representante del Sacro Imperio Romano Germánico.

Ayudándose de la jerarquía eclesiástica, en manos de socios y familiares, y de los duques de Franconia, Suabia, Lorena y Baviera, derrotó a los señores alemanes y logró la hegemonía sobre el territorio. Otón I inauguró la iglesia antes de 968, como lo demuestran los documentos de la época. Helfta jugaba en el siglo X un papel importante para el emperador y fue mencionada como 'Helpide' y 'Helphideburg' en el Directorio de Diezmos de Hersfeld, una lista de impuestos de la Abadía Imperial, según consta en la Oficina Estatal de Protección de Monumentos en Sajonia-Anhalt. La presencia de los gobernantes otones demuestra la función del lugar como corte real y palacio real. Hay constancia también de dos estancias del emperador Otón el Grande y su hijo, Otón II.

Durante la Reforma, la iglesia fue demolida y se perdió junto a palacio imperial. En 2009 se encontraron gracias a investigaciones geofísicas los primeros indicios en un discreto campo de maíz, en el área de la actual diócesis de Madgeburg cerca de Helfta / Eisleben, por lo que el Palatinado no estaba ubicado directamente en Helfta, sino en una colina cercana llamada 'Little Klaus'.

Las excavaciones se han llevado a cabo desde el pasado mes de mayo y la investigación de la Oficina Estatal de Protección de Monumentos está sacando a la luz numerosas tumbas en el área de la iglesia, en las que los huesos aún están sorprendentemente bien conservados. Las familias nobles de la zona probablemente fueron enterradas aquí.

Han aparecido además restos del antiguo mobiliario de la iglesia, que subrayan su importancia: un crucifijo de bronce románico con esmaltes, que se realizó en Limoges, en Nueva Aquitania (Francia), en el siglo XIII, y un gran fragmento de una campana de iglesia, además de monedas, broches, piezas de máscaras, documentos de peregrinos, fragmentos de cerámica y muchos otros elementos todavía por clasificar que muestran la vida religiosa ligada a la iglesia imperial a través de los siglos.

Consagrada a Santa Radegunda , princesa franca durante el siglo VI y fundadora de la Abadía de la Santa Cruz en Poitiers, en Francia, fue un importante lugar de culto y base de apoyo al imperio. La importancia de la basílica, de tres naves y en forma de cruz con crucero, disminuyó con el tiempo y es muy posible que los dos últimos siglos antes de su demolición fuese una iglesia de peregrinación. «Con la identificación de la ubicación se cierra una importante brecha histórica regional», ha celebrado el presidente regional de Sajonia-Anhalt, Reiner Haseloff, entusiasmado por los nuevos hallazgos que completan un panorama de conjunto.

Muy cerca se encuentra el monasterio cisterciense de Santa María, del siglo XIII, que a diferencia de la iglesia imperial fue repoblado tras la reunificación. Las monjas que viven allí hoy han podido echar un primer vistazo a las excavaciones, que se intensificarán en las próximas semanas y que deberían durar al menos hasta septiembre, a la espera del proyecto de continuidad para los próximos años sobre el que trabaja ya el equipo arqueológico, junto con las autoridades de la zona, visto el éxito de la excavación.