Premio rey jaime I de investigación médica
Guillermina López-Bendito, neurocientífica: «Hemos logrado generar nuevas neuronas y ahora el reto es que funcionen»
La investigadora ha recibido el Premio Rey Jaime I de Investigación Médica por sus estudios sobre el 'cableado' de los sentidos
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La neurocientífica Guillermina López Bendito (República Dominicana, 1975) ha sido reconocida con el premio Rey Jaime I de Investigación Médica 2023 por sus estudios sobre el desarrollo de los sentidos. «Estoy abrumada, un poco en shock y extremadamente feliz, es un gran reconocimiento», confiesa ... esta investigadora del Instituto de Neurociencias de Alicante (IN), centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández (UMH), horas después de hacerse público el fallo. Ha demostrado junto con su equipo que los circuitos del tacto y de la vista no son independientes en el embrión, sino que están entremezclados, y solo se separan poco después de nacer. El trabajo fue publicado en la revista 'Science'.
—Dice que nacemos con los circuitos de los sentidos enmarañados.
—Efectivamente. Cuando en el laboratorio tocamos el hocico del embrión de un ratón, que podría equivaler a la mano de un humano, se activa la corteza táctil, pero también la visual. Ocurre porque los circuitos se generan sin especificarse. Creemos que en los humanos funciona así o muy parecido.
—¿Cómo hacen para saber cuál es su camino?
—Hemos descubierto que el colículo superior, una estructura cerebral evolutivamente muy antigua y que recibe información de todos los sentidos sensoriales, tiene una función muy importante en esa sepración. Ahora estamos estudiando en el laboratorio exactamente qué neuronas están implicadas. Imagínate que estás en una carretera y tienes que pasar por varios túneles para llegar a otra ciudad. Pues el colículo es el primer túnel por el que pasarías para salir de casa, la primera estructura con la que se encuentran los sentidos en la conexión hacia el cerebro. Para que uno vaya hacia la derecha y el otro hacia la izquierda en ese túnel hace falta una actividad espontánea especial.
—¿Y qué pasa si se coge la carretera equivocada?
—Que los sentidos se quedan entremezclados. Por ejemplo, un fallo puede ser que el sentido de la vista no llegue el ojo y ocupe una corteza que ya no es de su territorio. Esta podría ser la base de la plasticidad que se ve en los ciegos congénitos. El sentido que permanece es el que más protagonismo tiene.
Autismo y epilepsia
—¿Estos fallos pueden provocar problemas de neurodesarrollo?
—Podrían tener que ver con la dislexia, que es una dificultad en el habla y en la escritura. Formamos un consorcio europeo que trabaja en dislexia en niños y en adultos y creemos que tiene que ver justamente con la conexión entre el tálamo y la corteza, que el siguiente túnel en la carretera de la que hablábamos. Esa conexión tálamo-cortical no está bien formada en esos niños. También hay otras patologías del neurodesarrollo, como el autismo o la epilepsia, en las que sabemos que hay alteraciones en la conectividad. Creemos que nuestros estudios van a ayudar a entender esos trastornos.
—¿Podrían incluso revertirse?
—Quizás se puedan revertir de alguna forma algunos de estos problemas. La intención es saber qué pasa cuando algo sale mal para poder intervenir cuanto antes. Estamos probando una técnica de reprogramación de células en un cerebro que está privado de información sensorial, que no es sano del todo. Podría ser útil para los ciegos congénitos. Lo hemos visto en ratones. Hemos conseguido generar neuronas nuevas y ahora el reto está en lograr que esas neuronas sean funcionales, que se integren en el cerebro.
—¿Qué nos falta para entender cómo funciona el sistema de los sentidos?
—Creo que se ha avanzado mucho en el sistema de los sentidos a nivel de Fisiología: sabemos cómo funciona un ojo, una cóclea, un oído... Pero lo que no sabemos tanto es cómo se han generado esas neuronas. El conocimiento básico de la generación de los circuitos sensoriales todavía no lo conocemos. De hecho, nuestro artículo del año pasado lo pone de manifiesto. Encontramos algo totalmente inesperado y básico, que es cómo se generan esos circuitos.
—Recibió una ayuda de excelencia Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC) [2,5 millones de euros] para su proyecto, ¿se siente una privilegiada frente a otros investigadores españoles?
—Desde que hice la tesis doctoral España ha avanzado mucho. Se ha apostado más por la ciencia, hay una nueva visión de que hay que incorporar la ciencia para la vida y la sociedad. Hay programas nuevos de integración de científicos que estaban fuera... Pero es cierto que nuestro grupo ha sido muy exitoso en recabar financiación. Vivimos en otra dimensión. Aunque también es verdad que somos un grupo muy grande, somos una veintena. De todas formas, creo que todavía queda mucho por hacer. Todavía hay que invertir mucho más en ciencia y que se visibilice más nuestro trabajo.
—¿Por mucho que sepamos del cerebro, será siempre el gran desconocido?
—No. Creo que llegará un momento en el que entenderemos muchísimo. Quizás no haga falta que lo entendamos todo. Quizás con entender muchos de los principios básicos de su formación, desarrollo y función, podamos entender el cerebro patológico lo suficiente.
MÁS INFORMACIÓN
—¿Los sentidos varían de uno a otro individuo? ¿Todos vemos, tocamos y oímos el mismo mundo?
—Los principios básicos de conexiones y de formación de conexiones son generales para todos. Lo que pasa es que luego cada uno tenemos una experiencia en la vida, un estado de ánimo... que influyen en lo que percibimos.
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