«Odio la Navidad»: ¿por qué me veo obligado a parecer feliz?
La presión social para mostrarse necesariamente alegre y festivo en esta época del año puede convertirse en una carga emocional abrumadora con repercusiones en la salud mental, así como en el entorno personal y laboral
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Iniciar sesiónRechazo, tristeza, ira, rabia o incluso odio... Algunas personas pueden asociar la Navidad con experiencias negativas y desagradables del pasado como las pérdidas familiares, los duelos recientes o incluso con determinados problemas emocionales no resueltos que acaban removiéndoles y generándoles desazón, angustia ... o desasosiego. Sin embargo, tal como precisa Rebeca Gómez, psicóloga en el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP) este tipo de emociones desagradables, al igual que el resto de las emociones, surgen o están ahí por algún motivo, pues desempeñan un papel crucial en la vida.
La tristeza, por ejemplo, funciona como un mecanismo de adaptación que, según explica Gómez, permite a las personas procesar y gestionar situaciones difíciles pues promueve el autocuidado y la autorreflexión. «Aparece y nos invade en momentos de pérdida o de ausencias, pero al mismo apoyo nos movilizar para obtener apoyo pues fomenta la empatía, fortalece las conexiones y facilita la búsqueda de consuelo en otras personas», argumenta.
Pero lo cierto es que no siempre se apoya y se comprende a las personas que viven con angustia la llegada de la Navidad y esa presión social para ser feliz justamente en estas fechas puede agravar los sentimientos de soledad o alienación (se sienten «fuera de lugar») en aquellos que no experimentan esta etapa de una manera positiva.
Por eso lo que propone la psicóloga del IEPP es que esas personas se muestren naturales y actúen con la familia y con los amigos según sus valores, sus ideales, sus necesidades y sus deseos pues, aunque es cierto que en ocasiones uno se puede amoldar, ser más flexible y ceder, eso no significa que esa persona deba aparentar lo que no sienta ni sentirse obligado a mostrarse de una determinada manera. «Unas buenas habilidades sociales y una comunicación asertiva es fundamental a la hora de mostrarse tal cual somos y expresar lo que pensamos de manera correcta y sin ofender», explica.
La clave para ello, según plantea, es la autoconciencia y el autoconocimiento. Por eso propone tomarse un momento para reflexionar sobre lo que se siente realmente, practicando la atención plena y el mindfullness. «Una vez que reconozcas tus emociones (alegría, tristeza, miedo...) intenta aceptarlas y acogerlas, pues cada una de ellas está ahí por algo. Cumplen su función, por lo que reprimirlas o intentar minimizarlas no es aconsejable», plantea.
¿Y si me insisten en que la Navidad es maravillosa?
Si esa persona siente que sus familiares y amigos no le comprenden o insisten en que actúe de una manera que no siente, la psicóloga y cofundadora de Serena Psicología, Lorena González, recomienda que se permita pasar tiempo en soledad o realizando las actividades que más le apetezca y que se comunique con sus allegados con frases generales como «Lo siento, pero no tengo ganas de celebraciones este año» o «Lo siento, pero no me siento muy bien». «No es necesario entrar a explicar los motivos y las razones concretas, pero creo que sí que es importante comunicarlo en un momento dado para que los demás nos puedan comprender mejor y respetar nuestros espacios y tiempos», aclara.
Pero además la psicóloga lanza un mensaje precisamente para aquellos que ejercen ese tipo de presión social sobre los que odian la Navidad pues, en su opinión, no conviene forzarles a participar en los festejos y las celebraciones si no lo desean; sino que lo más aconsejable es respetar sus tiempos, sus espacios y acompañarles cuando lo necesiten. «A veces la ayuda más importante no es tanto lo que se dice sino saber esperar en silencio a que esa persona cuente lo que quiera. Lo más importante es saber escuchar y esperar, acompañando cuando nos requieran», argumenta.
Eso sí, tal como matiza González, al igual que es importante saber respetar a quien no disfruta la Navidad, también lo es respetar a quienes sí que las disfrutan. Y para ello la clave está en no buscar la confrontación, es decir, que si una persona disfruta de la Navidad, lo aconsejable es evitar hablar y discutir sobre ese tema concreto con aquellas personas que no coinciden con su opinión. «Si alguien te hace algún comentario negativo sobre la Navidad y tú sí que la disfrutas, no entres en un debate sobre esa cuestión. Aprovecha para disfrutar de los festejos en familia, celebra con los amigos y céntrate en lo que te guste de estas fechas pero invierte el mínimo tiempo posible con personas que odian la Navidad», aconseja la cofundadora de Serena Psicología.
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¿Cómo afecta en el trabajo?
Ese estrés emocional, sensación de aislamiento y presión adicional que viven aquellas personas que no se sienten conectadas con el espíritu festivo pueden influir especialmente en el entorno laboral. «Muchas empresas experimentan un aumento de los niveles de estrés de los empleados durante la etapa navideña. Las expectativas de cumplir con los plazos antes de las vacaciones, la organización de eventos festivos y la necesidad de mantener una productividad constante pueden aumentar la presión sobre los integrantes de un equipo», revela Ana Hernández (@anahernandez.me), experta en programas de reducción del estrés. No en vano la experta opina que esta presión de cumplir con las expectativas sociales y familiares puede contribuir a aumentar el estrés mental y emocional y eso a su vez puede afectar potencialmente a la dinámica de la empresa.
Para regular ese estado de estrés emocional y mental la experta propone unas técnicas que inciden en el autocuidado:
1. Respiración consciente. Dedica unos minutos al día para fijar tu atención sobre tu respiración, siempre diafragmática y a través de la nariz. Si te sientes con mucha presión, realiza respiraciones profundas y lentas para centrarte en el momento presente.
2. Disfruta conscientemente de tus comidas. Observa los sabores, olores y texturas de la comida. Come lentamente y presta atención a cómo te sientes física y emocionalmente de modo que comas realmente lo que necesites.
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3. Sal a dar un paseo y presta atención a tu entorno. Intenta que ese paseo sea en zonas donde abunde la naturaleza, evitando las calles concurridas que están con el momento compras navideñas. Observa los detalles a tu alrededor, siente el aire en tu piel y escucha los sonidos a tu alrededor.
3. Acepta las situaciones y las emociones. Aceptar lo que está fuera de tu control puede ayudarte a reducir la tensión emocional. Recuerda el dicho…Si puedes hacer algo por cambiarlo, ¿de qué te preocupas? ¡Hazlo! Y si no puedes hacer nada para cambiarlo, ¿de qué te preocupas? ¡No depende de ti!
4. Reduce el tiempo en dispositivos electrónicos. Establece límites para las notificaciones y dedica tiempo a las actividades offline que te relajen. Un buen libro siempre es una herramienta útil para esa desconexión.
5. Priorízate. Haz una lista de las actividades más importantes y prioriza aquellas que realmente disfrutas. No te sientas con la obligación de participar en todo y de quedar con todos. Hazlo siempre con personas que te transmitan energía bonita y positiva y déjate contagiar.
6. Practica la gratitud a diario y si puede ser nada más levantarte y antes de irte a dormir, mejor. Tómate un momento cada día para reflexionar sobre las cosas positivas en tu vida, incluso las pequeñas.
7. Establece límites: Aprende a decir no de manera positiva y establece límites saludables. No te sientas obligado a aceptar todas las invitaciones o asumir todas las responsabilidades.
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