Recuento de calorías: ¿Obsesión o necesidad?
Las calorías importan por mucho ejercicio que hagamos, pero la clave es determinar cuánto pueden afectar a nuestros objetivos
También puede interesarte: Te han dicho que puedes eliminar la celulitis y esta es la verdad

Eso de los resultados garantizados es una gran mentira publicitaria. Nada por si solo es garantía de alcanzar una meta, y si así fuera probablemente hablamos de algo ilegal o con serios riesgos para nuestra salud. Contar escrupulosamente las calorías que tomas a diario tampoco garantiza resultados porque sí. Es cierto que adecuar las calorías de tu dieta a tus objetivos deportivos es muy importante. A partir de ciertos niveles, entrando ya en el terreno profesional, el ajuste perfecto de nuestra nutrición pasa a ser clave, aunque no siempre se interpreta este hecho de una manera correcta. En este asunto de las calorías hay dos grupos enfrentados:
Defensores a ultranza del control calórico
Seguir a rajatabla un plan de restricción calórica, te hará perder peso. Si quieres adelgazar a toda costa esto es una apuesta casi segura. Establecemos un número de calorías que nunca se deben sobrepasar es simple, pero tiene algunos riesgos, sobre todo si no está supervisado por un nutricionista o un médico. El principal problema es que no sobrepasar unas calorías al día te garantiza perder peso, pero no necesariamente comer sano. Si solo piensas en sumar y restar tu mundo acabará reducido a la cantidad, olvidando el equilibrio, la variedad y la calidad. También tiene ciertas complicaciones sociales, ya que hacer un cálculo de calorías exacto en un restaurante es imposible, y son pocos los sitios que ofrecen ese dato en la carta. Por último y no menos importante, hay algunos trastornos alimenticios que pueden potenciarse con la obsesión por no superar un número de calorías.
El otro bando: Las calorías no importan
Ante la tiranía de las calorías hay quien pone toda su atención en que los alimentos sean saludables, sin que importe el cómputo calórico, o que se cumplan determinados porcentajes en los 'macros' de la dieta. La intención es buena, pero llevarla al extremo acaba en errores que también tienen sus inconvenientes. Las propiedades de los frutos secos y el aceite de oliva están más que demostradas y nadie las pone en duda, eso no significa que sea recomendable tomarte un kilo de pistachos viendo una peli, o que bañes tu ensalada en aceite. Llevado al absurdo, no vamos a ponerle ni un pero a la sandía, pero no creo que nadie recomiende ingestas de cinco kilos en cinco kilos.
Poniendo las calorías en su sitio
Todos, por el simple hecho de ser seres vivos tenemos un gasto calórico base. Es el llamado NEAT (Non-Exercise Activity Thermogenesis), que no es más que el gasto calórico que tiene tu cuerpo sin estar durmiendo, comiendo o haciendo ejercicio. Para calcular este gasto necesitas conocer tu composición corporal, que es un dato mucho más relevante que el famoso IMC. A partir de este gasto base, todo suma. Y ahora llega la primera relación directa con el resultado de tus entrenamientos. Creo que todos podemos entender que con un mismo gasto calórico base, el consumo total de alguien que va a salir a montar en bicicleta tres horas, no es el mismo que el de alguien que se va a leer al banco de un parque. Quizás es un ejemplo muy estereotipado, pero ayuda a exponer en sencillos puntos la importancia de las calorías en el deporte:
• Es poco probable que las dos personas anteriormente descritas tengan un mismo gasto calórico base. El músculo tiene un consumo de calorías superior a la grasa. El ejercicio frecuente, por su capacidad de estimular la masa muscular, produce un aumento del gasto calórico base, al que sumaríamos el extra que demanda el ejercicio. Conclusión: la diferencia es cada vez mayor. La persona más activa puede ir comiendo más (posiblemente mejor) poco a poco, y la persona sedentaria, con la pérdida progresiva de su masa muscular, cada vez tiene un superávit mayor comiendo lo mismo.
• Si hay déficit calórico se adelgaza. Si hay superávit se engorda… o se gana volumen, que puede no ser lo mismo. Aquí hay otra relación directa con los objetivos deportivos. Si tu objetivo es ser campeón olímpico de halterofilia, puede que necesites ganar volumen para conseguir tu récord. Esos dos o tres kilos que necesita ese deportista de fuerza, son los que condenarían a un ciclista en el Tour de Francia. Al margen de la calidad y/o tipos de alimentos, un atleta necesita ganar peso, otro perderlo, otro mantenerlo cambiando su composición corporal. Hay que ajustar las calorías a cada objetivo.
• Los estados de forma varían, no es lo mismo una pretemporada que la semana previa a una competición. Tu dieta debería ajustarse a ese calendario.
• Un déficit calórico excesivo puede contribuir a una falta de energía para poder seguir entrenando, incluso tener relación con algunas lesiones.
• Un exceso de calorías puede que te impida llegar a ese % graso que necesitas para rendir al máximo en una disciplina deportiva en concreta.
Las calorías no son el principio o el fin, pero si quieres tomártelo en serio tendrás que valorarlas y medir la cantidades de comida que necesitas para obtenerlas, sin pasarnos ni quedarnos cortos. También intenta cuidar la calidad e idoneidad de lo que comes. Un buen nutricionista es mucho más que un listado de alimentos para cada comida. Añade a la ecuación ejercicio y descanso y tus mejoras serán tremendas sin lugar a dudas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete