Lo que sirve y lo que no de los productos que te echas en la cara

La dermatóloga Gloria Garnacho asegura que cuando hay mucho donde elegir, «la gente se lía más». Esto se debe a que la ciencia y la investigación permiten formular cada vez más productos diferentes con diversas cualidades con principios activos muy interesantes e innovadores (liposomas, nanosomas…) pero eso hace que o bien estés estudiando y leyendo durante todo el día sobre qué ponerte en la cara o acudas a centros y a personas de referencia que te puedan asesorar bien.

Tal como dice la dermatóloga Ana Molina, los dermatólogos siempre defienden que menos es más. «Recomendamos una rutina sencilla, ya que esto facilitará el cumplimiento, así que lo ideal es tener un buen producto de limpieza facial, una crema hidratante rica en antioxidantes, un buen fotoprotector 50+ y, si es posible, un producto de cuidado nocturno de la piel que incluya principios activos que hayan demostrado eficacia frente al envejecimiento », dice.

Aceite facial, sérums de pestañas, contorno de ojos, crema hidratante, maquillaje, fijador para que el maquillaje dure... ¿Cuántos productos somos capaces de echar en nuestro rostro antes de salir de casa? La lista es tan larga que los dermatólogos consideran muchos productos como «puro márketing».Vamos a analizar uno por uno algunos de los productos cosméticos más consolidados en las rutinas cosméticas de la gente y razonar si realmente son o no tan imprescindibles como pensamos.

«En la cara hay tres zonas de piel que son un poco más sensibles y que los dermatólogos siempre protegemos a la hora de hacer peeling o algún tratamiento porque se irritan fácilmente: la zona periocular, la zona perioral y la piel adyacente a las alas de la nariz», avisa la dermatóloga Ana Molina. Hay que tener en cuenta que si nos centramos en la zona del ojo , mucha gente confunde la zona del párpado y la zona periocular: «Una cosa son los párpados como tal, que tienen la piel más fina del cuerpo y donde no debemos aplicar cosméticos porque podrían entrar al ojo, y otra la piel que rodea a los párpados, la transición con la piel de la mejilla». Esta zona de piel es bastante pequeña y se corresponde prácticamente con la piel de la ojera y las patas de gallo . Para Ana Molina lo fundamental es saber que en ella podemos aplicar los mismos productos que en el resto de la cara, siempre que no sean excesivamente exfoliantes (retinoides, hidroxiácidos...).

«Cuando uno analiza dos cremas de una misma marc a y una es para la cara y otra para el contorno, los ingredientes son idénticos generalmente, a excepción de los perfumes, pero para eso podemos usar el producto sin perfumes en toda la cara y ya está. Otras veces argumentan que la textura es distinta, pero nadie se pone de acuerdo en qué es mejor, si usar texturas más grasas, o más ligeras en esa zona, cada uno defiende una postura en función del producto que haya desarrollado. Si lo pensáis bien, cuando usamos base de maquillaje la aplicamos en toda la cara sin problema, o cuando usamos fotoprotectores, no existen los fotoprotectores de contorno ocular por lo que, tal como dice Ana Molina, hay gente que defiende que como ya se han puesto el contorno debajo del fotoprotector, han protegido esa piel, pero lo cierto es que «la piel es porosa y no funciona por capas».

Además, dice la experta, es muy difícil que la crema que aplicamos en el resto de la cara no llegue al contorno de ojos, aunque «pueden ser útiles en algunas opciones, como para despigmentar una ojera oscura si no tenemos manchas en el resto de la cara, etc.».

Por otro lado se encontrarían los aceites esenciales y los sérums de pestañas que, al parecer, las mantienen más fuertes y evitan su caída... Aunque, ¿qué hay de cierto en todo esto? «Las pestañas no hay que hidratarlas porque ellas tienen sus propias glándulas sebáceas (glándulas de Meibomio), por lo que la mayoría de aceites que prometen hacer crecer las pestañas, como el de ricino, no solo no son efectivos, sino que pueden obstruir estas glándulas y provocar orzuelos», advierte Ana Molina.

Los productos que realmente hacen crecer las pestañas de forma eficaz, como las prostaglandinas, precisan receta y supervisión médica. Además, no están exentos de efectos secundarios, si se usan durante largos periodos «pueden provocar picor y enrojecimiento del ojo, oscurecimiento de la piel del párpado y, lo que es mucho peor, oscurecimiento de los ojos claros». Además, las pestañas no crecen de forma uniforme, algunas pueden crecer más que otras y en direcciones diferentes lo que puede no resultar muy favorecedor. Para Ana Molina , de momento, solo están recomendados en pacientes con alopecia de cejas y pestañas, en periodos de tiempo cortos y advirtiendo de los posibles efectos secundarios.

El uso diario de los aceites que son para la cara hará que la piel se sensibilice, especialmente las que ya lo son o son atópicas, y debe consultarse con un profesional. « La piel de la cara es muy rica en glándulas sebáceas y los productos de uso facial suelen estar formulados para que no sean comedogénicos (que produce imperfecciones). Muchos de estos aceites pueden favorecer la oclusión del poro y provocar brotes de acné en pacientes predispuestos. La moda de aplicar aceite esencial de árbol de té en pacientes con acné nos ha dado muchos disgustos en consulta.