Inma Borrego, experta en salud digestiva: «Comer siempre lo mismo, aunque sea sano, es un pecado para la microbiota»
La especialista conocida en Instagram como @inmabosaluddigestiva aporta en 'Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita' una guía que explica la relación entre las emociones y la comida
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Iniciar sesión¿Tienes molestias digestivas pero tus analíticas «salen bien»? Cada vez más personas conviven con hinchazón, gases, digestiones pesadas o dolor abdominal sin que aparezca una causa clara pues muchas veces lo que no se ve en un análisis se queda en el cuerpo.
En su libro 'Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita' (Zenith) Inma Borrego, conocida como @inmabosaluddigestiva, explica cómo influyen en el aparato digestivo los nervios, el estrés acumulado, las emociones reprimidas e incluso las experiencias de la infancia . A lo largo de sus páginas revela por qué los síntomas persisten incluso cuando se come sano.
Libros que ayudan
Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita
Autor: Inma Borrego. Editado por Zenith, 2025. Páginas: 288 páginas. Precio: 19,95 euros
Abordamos con ella cómo funciona la conexión entre la digestión y las emociones, el papel de la microbiota y sus implicaciones sobre el sistema nervioso y el impacto de ciertos patrones familiares.
En su obra alerta sobre esa tendencia a ver las analíticas de sangre como una sentencia o algo infalible, ¿por qué?
Esto viene de una visión de la salud anticuada y lo cierto es que no hace muchos años que se ha comenzado a visibilizar una visión de la salud más amplia e integrativa. Antes el médico veía en un papel una analítica o el resultado de una prueba y a partir de ahí daba el diagnóstico y el tratamiento. Pero ahora se ven las cosas con más perspectiva y contexto. Se está aprendiendo que lo psicológico y lo físico no solo no son dos cosas diferentes sino que se influyen mutuamente. Nos encontramos ante un cambio de paradigma que da más responsabilidad o incluso más poder a los pacientes.
¿Cómo se puede saber si el estrés que vivimos nos puede llegar a enfermar?
Tener un día intenso de forma puntual no es lo que nos enferma. El problema es vivir constantemente con un ritmo imparable, con una preocupación constante y con una sensación de que no se llega y de que uno nunca es suficiente. Son mensajes que, sin darnos cuenta, forman parte del diálogo interno y van minando a esa persona poco a poco. Y a esto se suma esa necesidad de estar conectado permanentemente. De hecho, algunas personas son incapaces de estar sin ver las redes sociales o sin tener la televisión como ruido de fondo. Esto se explica porque en cuanto quitamos ese ruido nos vemos obligados a escucharnos y conectar con nuestro interior. Y algunas personas no soportan lo que sienten dentro.
¿Y qué se puede hacer en este sentido?
Algo que me ayudó profundamente fue aprender a ver las situaciones no como «blancas o negras», sino a aceptar que la vida, en realidad, es una gama de grises. Esto significa mirar las cosas de una forma más relativa, con compasión y entendimiento. Por ejemplo, tener un familiar en el hospital es muy estresante, pero si lo vemos como algo temporal, podemos gestionarlo mejor. Pero si el estrés viene de algo que no es temporal, como un trabajo en el que estamos a disgusto, no basta con mirarlo con compasión. En ese caso, la compasión debe dirigirse a uno mismo. Hay que entender que el cuerpo nos enviará señales cada vez más grandes de que esa situación no es sostenible, y que es momento de tomar decisiones responsables para tomar el control de la situación.
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Es probable que se haya encontrado con muchas personas así, atrapadas en un contexto laboral o familiar duro. ¿Es posible reenfocarse para que el contexto no nos afecte tanto?
Sí, es posible. En esos casos en los que no es tan fácil dar carpetazo a esa situación el primer paso es aceptarlo, asumir lo que hay y dejar de luchar contra ello. Se trata entonces de entender que en ese contexto, en ese tiempo y con el margen de maniobra que se tiene hay que intentar vivir con la máxima tranquilidad posible la mayor cantidad de tiempo. Pero lo cierto es que la mayoría de las personas se enfocan en resistirse y victimizarse. El cambio pasa por mirar con perspectiva e incluso desde fuera para entender que durante un tiempo esa situación será así y que resistirnos a ella es lo que realmente nos está haciendo sufrir.
Es algo que también me ha pasado, así que lo entiendo perfectamente. También he tenido que aceptar cosas que no podía cambiar y me costó la misma vida. Pero cuando se acepta, uno se da cuenta de que ha estado sufriendo sin necesidad.
¿Qué recursos pueden facilitarnos la vida en este sentido?
El orden es un recurso maravilloso. Y en este sentido la alimentación hace las veces de chivato. Recuerdo el caso de una persona cercana cuya vida es caótica pues va corriendo a todas partes, apenas se dedica tiempo a sí misma y parece que siempre le falta tiempo para todo. ¿Te imaginas qué lugar ocupa la comida en su vida? Un lugar que podría definirse con la frase «como cuando puedo y como puedo». Y el problema es que casi nunca puede comer bien. Entonces, ¿tendría sentido que en ese caso mostrásemos a esa persona cómo puede comer de forma saludable? Pues seguramente al principio no porque eso podría crearle incluso más ansiedad.
Lo primero que habría que hacer es ayudarle a poner orden en su vida, bajar las revoluciones y ver exactamente qué es lo que no le deja respirar ni tener tiempo. En ese tipo de casos urge ordenar y ayudar a esa persona a que gane tiempo y energía. Y cuando uno consigue tener algo de orden y recupera la energía es cuando ya se pueden empezar a hacer otros cambios. Pero si no hay energía y solamente hay caos, eso se reflejará en su forma de vida.
Cuando alguien nos pregunta cómo estamos decimos cosas como: estoy cansada, voy tirando... ¿Pero qué pasa cuando uno se lo pregunta a sí mismo?
Precisamente este es un ejercicio que hago a menudo en las redes sociales: preguntar a las personas cómo están. Y las respuestas son brutales pues muchos se da cuenta de que llevaban mucho tiempo sin preguntárselo a sí mismos. Y eso tiene que ser doloroso. De hecho, creo que nos pasamos la vida buscando respuestas y que siempre las buscamos fuera de nosotros. Por eso lo que planteo en este libro es la importancia de hacerse preguntas y de ser capaz de contestarlas. Es algo que trabajo también con mis pacientes cuando comienzo a trabajar con ellos, pues les hago tantas preguntas que se convierte casi en una investigación clínica. Pero esas preguntas son valiosas porque abren un montón de puertas. Por eso en el libro también propongo ejercicios prácticos que ayudan precisamente a hacer preguntas para detectar situaciones o cosas que a menudo nos pasan desapercibidas sobre cómo nos sentimos. Y aquí planteo algo que es una clave: una vez que has detectado algo, ya no puedes hacer como que no lo sabes.
«Picar a todas horas puede aumentar el riesgo de enfermar, pues toda la energía se la lleva la digestión»
Inma Borregón
Experta en salud digestiva
Una vez que hemos ordenado la vida y nos hemos escuchado, es el momento de atender a cómo nos afecta lo que comemos... ¿Qué papel juega la microbiota?
La microbiota es la parte más sensible a cualquier cambio en el entorno, por supuesto en todo lo que tenga que ver con la alimentación, pero también le afecta el contacto con los tóxicos, así como los problemas hormonales. Lo que propongo es comenzar los cambios desde la alimentación, que es lo más sencillo pues los cambios de vida globales son mucho más complicados. Y aunque en el libro hago referencia a los distintos alimentos y su efecto sobre la microbiota lo que nos sucede a menudo es que nos dedicamos a demonizar unos y otros en lugar de hablar de algo de fundamental para la microbiota que es la variedad. Puedes estar comiendo sano, con verduras y frutas, pero estar siempre comiendo lo mismo. Comer siempre lo mismo, aunque sea sano, es un pecado para la microbiota. Hay que forzarse y atreverse a probar nuevos alimentos que nunca se han probado. Puede ser un buen recurso guiarse por los alimentos de temporada porque eso permite ir variando mucho. Variedad de vegetales y variedad de alimentos en general.
¿Y si uno interpreta la variedad a su modo y elige lo menos saludable?
Sí, conviene precisar que esa variedad debe centrarse en alimentos saludables como todo tipo de vegetales, carnes magras, huegos, pescados, especias, tubérculos, frutas... En realidad es un abanico muy amplio y no siempre hay que limitarse a los tres o cuatro vegetales de siempre, los que tenemos más trillados. No podemos comer siempre calabacín, calabaza y pimientos. ¿Qué tal si pruebas el colinabo, por ejemplo?
En cuanto a la elección de los alimentos, hay que ser flexible pero lo que más peso tiene es lo que haremos la mayor parte del tiempo, es decir, el modo en el que comes el 80% del tu tiempo es el que marca. Y sobre el 20% restante, ese tiempo en el que no estás siguiendo una pauta saludable hay que tener en cuenta cómo te relacionas con ello. No se trata de relacionarse de una forma patológica ni tampoco desde la culpabilidad. Los extremos no son buenos.
En su libro propone dar descansos al sistema digestivo, ¿por qué?
Lo ideal sería reunir la ingesta diaria en dos o tres comidas, pero si una persona está acostumbrada a picar a menudo le resultará difícil hacer ese cambio, así que tendrá que hacerlo de forma progresiva y procurando ponerlo fácil evitando tener a mano todo el tiempo esos picoteos.
Algo que debemos tener en cuenta es que picar a todas horas puede hacernos enfermar más, pues el cuerpo usa toda la energía para digerir y no para otras funciones. Si el aparato digestivo absorbe toda la energía del cuerpo, ésta no estará en otras funciones que también son importantes como las del sistema inmunitario, por ejemplo. Y tampoco le daremos espacio suficiente al tubo digestivo para regenerarse y limpiarse. Y cuando eso sucede pueden darse síntomas como el SIBO, sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, por ejemplo. Pero en realidad si uno lo piensa el problema no es el SIBO en sí sino nuestra conductas y nuestras dinámicas. Y es ahí donde tenemos que cambiar el paradigma.
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Pero también nos aclara que el ayuno intermitente no es una fórmula apta para todo el mundo.
A veces los mensajes que se dan en las redes sociales tienden a generalizar y a simplificar. Y también puede suceder que algunas personas con una cierta popularidad comparten cómo comen y aseguran que están fenomenal comiendo una vez al día y eso no puede ser un referente.
Es importante que esa persona que habla sobre ello tenga una formación clínica y sanitaria porque si se sigue algo sin tener en cuenta el contexto ni el estado de salud de base podemos crearnos problemas de salud. Lo que siempre digo sobre este tema es que no hay un patrón de comidas al día que sea perfecto ni que haya que seguir a rajatabla sino que eso es algo que hay que adaptar al ritmo de cada persona, pues conviene tener en cuenta desde la actividad física hasta los horarios de trabajo pasando por el descanso nocturno y hasta los gustos personales. Hay que escucharse y tratarse con una mirada compasiva, sin castigarse y comprendiendo cómo va a ser nuestro día a día para nutrirnos de la mejor manera posible.
¿Vivimos desconectados del cuerpo? ¿Qué nos ayuda a calmar el sistema nervioso y ayudar a mejorar la digestión?
Lo primero que hay que hacer es salir a dar un paseo sin música y sin móvil y sin nada que nos pueda distraer y sin plantearse pensar en nada. Eso ayuda a bajar revoluciones y descansar activamente. Y también puede ayudar mucho recordar cómo es tu día a día. Pregúntate cuándo paras y si sientes que te pasas el día haciendo cosas es importante que pautes y marques los descansos y las pausas. Parar dos o tres veces al día 10 minutos simplemente para ser consciente de que estás tranquilo y parado, sin pensar en nada, ayuda mucho a calmar el sistema nervioso. Frenar el ritmo de vida, descansar y parar es una herramienta poderosa. Vivimos con unos niveles de estrés y de exigencia brutales.
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SuscribetePeriodista y Máster en Marketing Digital. Tras dos décadas en diarios, emisoras y revistas, ahora estoy al frente de ABC Bienestar, donde escribo y hablo sobre temas que ayuden a vivir más y mejor.
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