Rape

De carne firme y jugosa, soporta infinidad de preparaciones y tanto su piel como sus huesos son ideales para preparar deliciosos caldos o fumet de pescado ricos en colágeno . Su precio hace que no sea especialmente accesible por lo que debe aprovecharse cada una de sus partes. De hecho, la piel puede cocinarse en trozos al estilo de las cocochas. Puede adquirirse entero o por partes, en rodajas o los lomos, los cachetes, incluso los huesos.

Su versatilidad de da un gran prestigio en la cocina y permite cocinarlo sencillamente a la plancha o a la barbacoa , así como en calderetas y guisos, bien sea con patatas, arroces y verduras o en salsa verde, americana, marinera…. Una de sus preparaciones más conocidas es alangostado quedando de textura similar a este crustáceo.

Tiene solo 82 caloría por cada 100 gramos y es muy bajo en grasa y rico en proteínas de alto valor biológico, con 18,7 gramos por cada 100. Destaca su contenido en potasio y en fósforo, a los que hay que sumar una significativa cantidad de magnesio. Entre sus vitaminas, están las del grupo B: B1, B3 y B9, aunque esta última es la única presente en cantidad reseñable. Todo esto lo convierten en uno de los mejores aliados para las personas que siguen dietas de adelgazamiento.

El hígado del rape es conocido como el foie marino. Puede encontrarse en conserva o fresco, aunque este último es más difícil ya que es muy delicado y se echa a perder rápidamente. Si vas a comprar rape fresco y quieres el hígado, lo mejor es avisar previamente al pescadero.

De sabor potente y textura suave, puede someterse a infinidad de cocinados, desde la sencilla plancha o frito, hasta escabechado o en recetas de arroz