Guisantes

Existe gran variedad de guisantes, desde el Garden Pea en el que se consumen solo las semillas, desechando las vainas, hasta los Tirabeques, de vaina plana y semilla diminuta que se consumen enteros, como las judías verdes. Uno de los guisantes que más fama ha adquirido en los últimos años es el Lágrima . Una variedad tan delicada y exquisita que solo se puede disfrutar tres semanas al año, tan codiciado que se conoce como el caviar verde. Se cultiva en la costa vasca y su precio llega a los 350 euros el kilo.

Sin embargo, en general, el guisante es un alimento asequible y muy accesible ya que, además de fresco, se puede encontrar congelado o en lata a un precio razonable. Una de sus principales ventajas es la cantidad de fibras solubles que contiene, favoreciendo la salud de la flora intestinal. De hecho, son un auténtico tesoro nutricional ya que con una aporte bajo de calorías (81 por cada 100 gramos) son una fuente vegetal de proteínas que combinados con cereales como el arroz o la quinoa logran un plato compelto nutricionalmente.

Además, al ser ricos en almidones (hidratos de carbono complejos) proporcionan energía que se de forma estable y duradera, evitando subidas rápidas de glucosa en sangre y manteniendo la sensación de saciedad. Esto los convierte en un alimento recomendado en caso de diabetes. Todo esto queda completado con un buen contenido en calcio, hierro, magnesio, potasio y fósforo .

Entre otras, los guisantes tienen vitamina C, vitamina K y vitaminas del grupo B. Su combinación de vitaminas favorece la creación de células sanguíneas y aportan ácido fólico, indicado durante el embarazo para evitar malformaciones fetales.

Los guisantes están relacionados con el nacimiento de la ciencia genética. Gregor Mendel expresó sus leyes mediante la observación de diferentes variedades de plantas de guisantes y de sus cruces uniendo esta legumbre a uno de los hitos más importantes de la historia de la ciencia y sentando las bases de la genética.