Caqui

Los primeros cultivos del caqui datan de Asia, en concreto China y Japón, en el siglo VIII. Pero no fue hasta la época del descubrimiento de América y el avance de las comunicaciones con los países bañados por el Océano Pacífico cuando se introduce en Estados Unidos. A Europa tardó algo más en llegar. Fue en el siglo XIX cuando llegó a los países de Francia, Italia y España.

Los distintos tipos de caquis se pueden clasificar en otras dos categorías generales. Unos son los que dan frutos astringentes y otros los que no.

- Caquis astringentes

Estas frutas maduran de forma completa en el árbol y, tras su cosecha, es necesario algún tipo de tratamiento para eliminar la astringencia. Algunas de sus variedades son Eureka, Hachiya, Rojo Brillante y el más utilizado para secar: Koushu-Hyakume.

- Caquis no astringentes

Se pueden consumir una vez recogidos, ya que no precisan de ningún tratamiento posterior. Se recolectan a finales de otoño y durante el invierno. Su sabor es más dulce que los anteriores. Entre sus variedades están: Fuyu, Honan Red, Jiro y Sharon.

Su consumo es muy favorable para la salud, ya que aporta nutrientes como fibra dietética, magnesio, hierro, zinc o vitaminas C y A.

Este fruto aporta hidratos de carbono, principalmente fructosa y glucosa, lo cual lo convierten en un alimento nutritivo y energético.

Sus fibras solubles regulan el tránsito intestinal y alivian las gastritis, pero cuando los caquis son verdes resultan astringentes.

Además cuida la vista, pues contiene ceaxantina, un carotenoide que protege especialmente los ojos y previene la degeneración macular.

Puede comerse a mordiscos, con piel, como si se tratara de una manzana. También podemos combinarlo con quesos , yogures y frutos secos, o convertirlo en mermelada.

Otra forma de cocinarlo es caramelizarlo con cebolla y utilizarlo para acompañar carnes o saltearlo con cuscús, quinoa o arroz. Aporta el toque exótico a tus platos.